martes, 10 de junio de 2014

¿Qué pasó con la Huelga de Magisterio?

APSE: Las debilidades de conducción en la pasada huelga

¡Qué mal que la dirigencia no quiera recibir críticas!
El acuerdo para levantar la huelga dejó al Magisterio Nacional con un mal sabor. Hay la sensación de que el gobierno no va a poder pagarle a todos las compañeras y compañeros afectados, y serias dudas sobre el mecanismo para resolverles la situación. Al cierre de esta edición, sábado 8 de junio, calculamos que unos doscientos o trescientos compañeros seguirán en el calvario, si no más. Aunque el Arzobispo le rece a la Virgencita de los Ángeles no vemos que se les vaya a resolver la situación rápido.
En la Comisión de Luchas de la APSE, un órgano asesor de la Directiva Nacional, desde el inicio del conflicto varios compañeros dimos nuestros puntos de vista y las más de las veces no se nos hizo mucho caso por la estructura caudillista de la APSE, donde la Presidenta define todo (con un superasesor) marginando hasta la Directiva Nacional.
No decimos, evidentemente, que si se hubiera hecho caso a todo lo que se planteó en la Comisión de Lucha las cosas hubieran ido mejor. Desde el comienzo mismo de esta lucha, fue claro que la cúpula de la APSE no la quería y este hecho marcó el tipo de conducción que se le dio. El peor resultado de esta huelga, es que la APSE retrocedió en el funcionamiento democrático de sus estructuras.
Ante el malestar que existe en las bases, nos parece una torpeza de la dirigencia de la APSE culpar de todos los problemas a las dirigencias del SEC y la ANDE, que evidentemente estuvieron en una competencia con la APSE, y después querían entregar la lucha. La dirigencia de la APSE debe analizar en qué falló, y volcarse a garantizar que hasta al último compañero se le pague.
Las insinuaciones que se hicieron en el Consejo Nacional de hoy, de juicios políticos contra activistas que han acusado a la dirigencia de traición, son una barbaridad estalinista, propia de los peores tiempos del Partido Vanguardia Popular, a las que todo el activismo de la APSE debe oponerse. Personalmente siempre hemos denunciado este tipo de críticas sin fundamento, el problema es que cuando se convierte en crimen criticar a la dirigencia morirá la democracia sindical y se dará inicio a una APSE no muy diferente de la ANEP de Albino Vargas.
Algunos problemas en la conducción de la lucha:
Cuando comenzaron los problemas con el primer pago bajo Integra II, personalmente planteamos en la Comisión de Luchas, que se tomaran de inmediato medidas de presión (piquetes frente a Rofas, vigilias en la casa de Garnier, un emplazamiento a Solís y la futura ministra para que se presentaran al MEP a presionar por la solución del problema), con el fin de preparar la huelga, si los problemas no se resolvían en el siguiente pago. La dirigencia de APSE no lo hizo y sólo cuando ya la huelga era un hecho en muchos colegios, reaccionó y llamó a la huelga a partir del lunes 5 de mayo. Ana Doris González, la Presidenta de la APSE, ha dicho varias veces en público, que los que iniciaron la movilización en Rofas fueron unos “irresponsables”. Terrible actitud, que se explica porque algunos de estos colegios los dirigen compañeros de la tendencia opositora. Señalamos esto, porque un problema de la lucha va a ser el intento reiterado de la dirigencia de la APSE de impedir cualquier voz crítica, lo que llevó a permitirle al SEC y la ANDE que manejaran las movilizaciones en San José como quien moviliza ganado, sin permitir que las bases tomaran iniciativas propias y con una manipulación descarada en las asambleas (como ocurrió en la huelga del 95). La dirigencia de la APSE terminó siendo víctima de este clima de irrespeto, pero contribuyó al mismo, con las maniobras antidemocráticas (no tan evidentes) para frenar la discusión política sobre el curso de la huelga en las estructuras de la APSE.   
A las bases del Magisterio Nacional no se le puede criticar falta de sacrificio y disposición para la lucha. Tampoco se puede señalar que el movimiento se iba a caer en primaria y justificar así una negociación que deja dudas. Si el movimiento tendía a debilitarse, fue por la propia conducción de la lucha. No sólo no hubo ninguna claridad sobre cómo podía resolverse el problema del pago. Además, la huelga se hizo sin ningún plan de lucha para coordinar la movilización a nivel nacional y no gastar las fuerzas en movilizaciones regionales aisladas. Cuando en la APSE se hacían observaciones sobre la necesidad del plan de huelga, la dirigencia pretextaba que existía un Comando Nacional que era el que decidía. Era evidente, sin embargo, que las movilizaciones se inventaban de un día para otro, para no  permitir que las bases desplegaran iniciativas propias más creativas. En San José era lo que los “comandantes”  decían y pare de contar.
Con la empiria que los caracteriza, los “comandantes” no se plantearon el problema “técnico” que dificultaba la resolución del pago, y con mucha ligereza se le echó la culpa del problema a Integra II y se agitó como demanda central del movimiento que se volviera al programa anterior. Es claro que Integra II tiene anomalías y con el atraso del MEP para procesar la información la situación se agudizó. Garnier se desentendió de lo que podía pasar con el cambio de programas para dedicarse a levantar su imagen y el procesamiento de datos en el MEP fue caótico. Lo que señalamos desde el principio en la Comisión de Luchas de la APSE, es que de repente deshacerse de Integra II no era tan fácil y que había que buscar asesoría para caracterizar bien la situación. Aunque al final se nos hizo caso, fue sólo lentamente y sin explicar al movimiento la verdadera situación.
Peor aún, no se hizo mayor presión sobre la Fiscalía del Estado, la Contraloría y otras instituciones que tendrían que investigar el chorizo de Integra II y la responsabilidad de Garnier en el desastre que sufrimos, permitiendo una ofensiva de La Nación para salvarle la cara y denunciar que se nos habían pagado 29 000 millones de más y que Integra II venía a poner orden.
La negociación con el gobierno se asumió, dejando de lado lo que desde la Comisión de Lucha se había señalado como prioritario: que el gobierno declarara emergencia nacional el pago de nuestro salario. Seguimos creyendo que este es un aspecto importante para que haya mayor garantía de que va a pagar rápidamente a las y los compañeros que sigan afectados, aparte de que le daba al gobierno una armazón legal para implementar cualquier medida y a nosotros nos fortalecía en cualquier demanda posterior. Mocioné en este sentido en la asamblea de San José del lunes 1, y sin ninguna protesta de Ana Doris González, el Presidente de la ANDE maniobró vulgarmente para que no se discutiera.
¿Quién negoció con el gobierno? 
Aunque ahora se diga que las dirigencias de la ANDE y el SEC querían tirar la toalla y la APSE no, lo cierto es que la cúpula de la APSE mantuvo contactos con el gobierno, a través de Pablo Zúñiga, principal asesor de la Ministra. La propuesta de acuerdo final emanó de la dirigencia de la APSE.
Esto en sí no es un crimen ni una traición. Lo que nos dejó preocupados, es el retroceso antidemocrático en la discusión de las propuestas y el proceso de la lucha. Veamos algunos hechos:
1.- En la Asamblea de Presidentes de Base del martes 6 de junio, no se votaron mociones. La dirigencia dejó que se prolongaran las intervenciones, y finalmente dio una salida pasándoselas a la Comisión de Luchas, incluso algunas en el sentido de que se nombrara un comité de huelga. Votamos por la medida de suspender la votación de las mociones porque en algunas se planteaba como salida al pago dejar de aplicar Integra II, y nos parecía que no se podía definirlo sin una consulta técnica. (Este problema no lo señaló la dirigencia). En realidad, muchas mociones pudieron haber sido votadas casi de consenso o desechadas por incoherentes si la Mesa hubiera querido orientar la votación. En la Comisión de Lucha se revisaron, pero la dirigencia no informó de la suerte de todas y es un mecanismo que si sienta precedente anula el carácter decisorio de la Asamblea de Presidentes de Base.
2.- Reforzando esta tendencia a hacer un órgano de puro “berreo” a la Asamblea de Presidentes de Base, el sábado 31 de mayo no se puso en discusión la propuesta de negociación. El problema es, repetimos, que si la Asamblea de Presidentes de Base no puede discutir y votar sobre los aspectos políticos centrales de la huelga, entonces el órgano murió como expresión de democracia sindical.
3.- Ya había ocurrido lo mismo en el Consejo General del viernes 23 de mayo.  Esta instancia política de la APSE se reunía en el 2º piso de JUPEMA y Ana Doris González informó que la Ministra iba a llegar al 5º piso y tenía que irse a negociar, pero no advirtió que había una propuesta de las organizaciones y no se la dio a conocer al Consejo General. Peor aún: Fue horrible que el domingo convocaran a la gente de San José al Parque Central para llevar la propuesta al Rofas, y en la mañana del lunes decidieran convocar a la ADEP para hacer consulta a las bases. ¿A quién se le había olvidado este detalle de la consulta?
¿Qué perspectivas para el Magisterio Nacional?
Una lucha que se prolonga tanto, provoca desgaste en los contendientes, si ninguno obtiene un triunfo contundente. El Gobierno de Luis Guillermo Solís se ha mostrado incapaz y represivo, al extremo de que amenaza con la intención de prohibir totalmente las huelgas en el sector público. Se ha hecho evidente que hay una continuidad con el gobierno de Chinchilla.
Para el Magisterio Nacional, la lucha deja cansancio y una agenda de otros problemas que la dirigencia dejó expresamente de lado pretextando que debía centrarse en la negociación del pago, fundamentalmente, la pelea por recuperar el salario con el reajuste salarial por la inflación acumulada que el gobierno debe hacer para el II semestre y la defensa de nuestros regímenes de pensiones.
Esta visión estrecha le ha dejado a la ANDE apropiarse del triunfo colateral que tuvo la lucha cuando  el Consejo Superior de Educación anuló las reformas a los programas de Estudios Sociales que había promovido Garnier contra el parecer de los docentes de esta materia. Es un triunfo importante, porque es la primera vez (hasta donde tenemos memoria) que las “vacas sagradas” de este órgano echan atrás con una decisión que tomaron. La APSE tiene la oportunidad de articular ahora una lucha, para que se revisen las otras reformas que impulsó Garnier, como la de los programas de Matemática. Reformas desastrosas, porque eliminan contenidos, en función de “alivianar” la formación de las y los jóvenes de los sectores populares, destinados en la óptica neoliberal a ser mano de obra barata y por tanto sin necesidad de mucha formación teórica y conocimientos científicos.
Después de la huelga, el activamiento del Magisterio Nacional pasa por revivir la democracia en las estructuras de la APSE para hacer balance de la huelga sin ninguna mordaza y tomar pequeñas medidas de movilización que arranquen las luchas que hay que dar.
La diferenciación política de la APSE en la pasada huelga, con relación a la ANDE y el SEC, que demostraron que tienen al frente burócratas no muy sanos, era convertirse en la campeona de la democracia participativa. Hay que recuperar ese método, o la decepción se apoderará de muchas bases.


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