lunes, 10 de diciembre de 2012

¿Y después del 15N?

El debate y las tareas del movimiento estudiantil universitario

 
El movimiento estudiantil universitario ha dado un importante salto en su lucha y reorganización, catapultado a partir de la respuesta a la represión del 8N: Esto se ha expresado en las asambleas realizadas en la Plaza 24 de abril de la UCR y la posterior movilización del 15N. Ahora está en el centro de la discusión ¿Cómo organizarse para seguir luchando?
 
Una reorganización estudiantil
 
Desde la lucha el TLC, pasando por las tomas de edificio tras la traición de las rectorías en la lucha por el 13% del FEES y hasta el último periodo, un amplio sector del movimiento estudiantil, detectando la agudización de la lucha social de manera consciente o simplemente rompiendo con la dinámica electoralista y aparatista de las corrientes estudiantiles, ha venido dando un viraje dirigiendo su activismo hacia afuera de la U, acercándose a la lucha de las comunidades.
Este sector ha logrado nuclearse alrededor de colectivos genéricamente conocidos como autonomistas. Esta corriente ha venido creciendo y articulándose estableciendo un trabajo en comunidades, al amparo en buena parte de los mecanismos institucionales de acción social de la UCR, y reproduce la ideología anti-partido de los nuevos movimientos juveniles tan en boga en otros países con ascenso de la lucha social (Indignad@s del Estado Español, Occupy Wall Street de Estados Unidos, #yosoy132 de México, etc.)
 
Un salto en el ascenso estudiantil: El movimiento 8N
 
Tras la represión del 8 de noviembre, la gran mayoría del movimiento estudiantil (incluyendo asociaciones, partidos, colectivos y activistas independientes) se reúne en una multitudinaria asamblea en la 24 de abril con más de 500 asistentes. Durante la semana se realizaron repetidas asambleas, y constantes discusiones. El 15 de Noviembre, esta corriente autonómica e independiente dirige un importante contingente con una ruta que sale desde el Parque de la Mereced por las calles periféricas del centro de San José. Se evidencia así un pujante ascenso del movimiento estudiantil que fue el componente decisivo de la marcha.
Con el interés de articular y darle continuidad y permanencia a esta reorganización, se decide en asamblea constituir el movimiento 8N. Nos parece que esta orientación es muestra del avance en amplios sectores en la comprensión de la necesidad de poner en el centro de la discusión preguntas claves como: ¿Por qué luchamos? ¿Cómo organizarnos para seguir luchando? ¿Cuál es el camino para ganar las luchas?
Antes de entrar en esta discusión, al mismo tiempo debemos enfatizar que junto al ascenso en las luchas, también tenemos una respuesta más represiva del gobierno y sus aparatos represivos.
 
 
El ensayo de la marcha del fotocopiado y la represión del 8N
 
El sesgo crecientemente autoritario y represivo del régimen no es nuevo pero de manera inmediata, el antecedente de la represión del 8N contra las comunidades que protestaban frente a la Caja son los incidentes ocurridos el 9 de octubre en la marcha del fotocopiado.
En esta ocasión el Gobierno ensaya la salida represiva e intentó ganarse “el favor de la opinión pública”, en razón de utilizar mediáticamente las acciones de “un grupo de encapuchados” que trepó de manera aventurera el frontón de la Asamblea Legislativa. Así el Gobierno supuso haber aislado y estigmatizado al movimiento estudiantil.
 
No obstante, el 9 de octubre, un grueso de las y los manifestantes presentes frente a la Asamblea Legislativa, incluso sin conocer de previo y sin aprobar las acciones del grupo de encapuchados, en lugar de replegarse frente a la represión como pedían a través de parlantes las dirigencias, se unificó y respondió solidariamente. Esto sucedió pese a la línea de los aparatos y corrientes estudiantiles denominadas de izquierda, como Progre, Alternativa, Convergencia y Ya Basta, respondiendo a la influencia de los partidos Frente Amplio, PT y PST. Por el contrario, la Juventud Revolucionaria del PRT no se replegó, en actitud de defender la unidad de la movilización y responder a la represión unitariamente. Este posicionamiento de las diversas fuerzas políticas estudiantiles es clave para entender también la reorganización en ciernes del movimiento estudiantil y sus contradicciones.
 
Sin embargo, para el 8 de noviembre a la oligarquía en el poder le salió el tiro por la culata. No midieron que la brutal represión generaría una respuesta callejera el propio 8N y su expresión después en la multitudinaria marcha del 15 de noviembre (15N). Este fiasco se origina, para empezar, en el hecho de que en general el Gobierno y la oligarquía que lo acompaña, en su arrogancia y su demagogia cínica con el cuento de que “estamos en el país más feliz del mundo”, está menospreciando el profundo nivel de descontento que crece en la población.
 
Contradicciones internas del movimiento estudiantil
 
Posteriormente, una vez más el temor a aparecer como “ultras” y el aparatismo, hacen que las dos mayores agrupaciones estudiantiles que se denominan de izquierda: el PT y el Frente Amplio, terminen mancomunadas, para primero desconocer la Asamblea que dirigen los colectivos, rompiendo la unidad, y luego para emitir un comunicado conjunto muy grave (previo al 15N), insinuando que ese sector preparaba acciones violentas y demarcándose abiertamente.
Lamentablemente la discusión central, en medio de estas maniobras, giró en torno a si el 15N se debía convocar en La Merced o si desde el pretil de la UCR, siendo que estas cuestiones para nada eran excluyentes, si al final se confluía frente a la Caja. Esta discusión falsa sobre el sitio desde el que arrancaba la marcha, que algunos la han elevado a una cuestión de “principios”, revela la inmadurez y las contradicciones de este nuevo ascenso estudiantil y en realidad oculta el fondo del problema, que no es otro que el muñequeo por la dirección del movimiento.
 
Pero esta cuestión ultratáctica ha servido para plantear artificialmente una división entre los que salieron de la U y los que salieron de la Merced. El PST, por ejemplo, que “olvida” convenientemente su actuación del 9 de octubre junto al FA y al PT, acaba de publicar un documento en el que acusa al PRT y la JR de “centrista” por una cuestión tan menor que se circunscribe al lugar de salida de la marcha.
Desde el PRT y la JR asumimos convocar desde el pretil, por dos razones:
  1. Porque para movilizar a las y los trabajadores universitarios desde el SINDEU (que por lo general no son tomados en cuenta por las diversas corrientes estudiantiles), era fundamental agitar y organizar desde los centros de trabajo, como en efecto hizo el SINDEU y de manera destacada, como se expresó en su columna en la marcha.
  2. Y en segundo lugar, porque lejos de auto-complacernos con la movilización de un sector de vanguardia, la Juventud Revolucionaria apostó a visitar aulas hasta el último día y así contribuyó a incluir en la marcha a un sector más amplio del estudiantado, para lo cual lo más adecuado era salir desde la propia UCR.
Nuestra posición fue muy clara, que se garantice la difusión de los dos puntos de salida, y que la marcha se unifique en la Caja, como en la práctica ocurrió.
 
Es sabido que la profunda división estudiantil se expresó incluso al final de la marcha, cuando a la 1pm el PT y el Frente Amplio se retiran de la Avenida Segunda juntos, de la mano de las autoridades universitarias, mientras el resto del grupo (en el que se mantuvo nuestro Partido, la CGT y el SINDEU), se mantiene hasta las 2pm y luego marcha hacia la UCR, tomando en cuenta el grave antecedente que el ministro de Seguridad Mario Zamora había “sugerido” que la manifestación no podía exceder las tres horas (plazo que justamente se cumplía a la 1pm).
 
Todos estos elementos hacen que esta vanguardia estudiantil, pese a expresar un proceso muy positivo de reorganización, esté mediada por un forcejeo sectario que conspira contra la necesidad urgente de la unidad en la acción de las y los luchadores. Por ejemplo, el sentimiento “anti-partido” creemos que es un elemento progresivo en tanto es una ruptura con los partidos tradicionales, los partidos de los ricos y de la falsa democracia de cada cuatro años. Nos parece también progresivo en tanto es una ruptura con el burocratismo y el reformismo de los partidos de izquierda. Sin embargo nos parece que el antipartidismo se convierte en un componente regresivo cuando las y los activistas niegan en la práctica la necesidad de los sectores populares a una alternativa de organización propia para enfrentar el poder de la burguesía y los terratenientes.
 
La respuesta del gobierno y la tarea de las fuerzas represivas: Quebrar la vanguardia
 
La línea de quebrar a la vanguardia estudiantil, obrera, campesina y popular se ha traducido en ataques físicos, laborales o judiciales contra activistas, restringiendo su campo de acción con procesos penales, despidos, multas, sanciones, golpes y hasta la muerte. Podemos repasar varios ejemplos conocidos: a Luis Salas Sarkis del INS, tras haberse desempeñado como dirigente del sindicato UPINS y de la CGT en la lucha contra el TLC y contra la privatización de los seguros, perseguido y luego despedido en el 2009. La misma suerte corrió nuestro militante David Morera, despedido del Hospital San Juan de Dios en la misma coyuntura de lucha contra el TLC. Orlando Barrantes del Movimiento de Trabajadores y Campesinos (MTC), enjuiciado tras un montaje en el 2001, lo acusaron de secuestro extorsivo y piden 60 años de cárcel. Ya lleva 11 años en un juicio de nunca acabar. Oscar Fallas, María del Mar Cordero, Jaime Bustamante y David Maradiaga, militantes de la Asociación Ecologista Costarricense, asesinados a mediados de los 90.
 
Los procesos penales abiertos contra el compañero Giancarlo Espinoza de la UNA tras la protesta pro-fotocopiado y contra el compañero Rolando Fernández de la Juventud del Frente Amplio en el marco de la represión del 8N, indican la perspectiva del aparato represivo-judicial de romper a la vanguardia, al activismo que ha dado el paso al frente de las luchas. Estos dos últimos procesos judiciales contra activistas estudiantiles, culminaron con una victoria judicial, en la que es probable que influyera el conflicto entre el poder judicial y el ejecutivo, detonado a partir de la no re-elección del magistrado Cruz. Pero no hay que bajar la guardia. Muy probablemente en próximas protestas podremos identificar que efectivamente esta vanguardia, de la cuál formamos parte, podría ser objeto de una ofensiva de criminalización de la protesta social. Por ello es clave que levantemos con fuerza la defensa de las libertades democráticas y contra la militarización, como parte sustantiva de nuestra lucha política en este período.
 
La evidencia de amenazas de muerte y el brutal desalojo en Medio Queso ocurrida en la madrugada del 23 de noviembre pone en el tapete la necesidad urgente de retomar las consignas ¡ABAJO Sanabria! ¡ABAJO Rivera! ¡ABAJO Zamora! ¡Fuera todos los aprendices de MILITARES que reprimen al pueblo!
 
O nos articulamos con las luchas que iniciaron las comunidades, o nos dispersaremos.
 
La mejor manera de organizarnos y luchar contra la criminalización de las luchas del pueblo, es integrándose de manera activa en los procesos organizativos y de lucha iniciado por las comunidades. Lamentablemente, de parte del conjunto de este movimiento 8N y sus asambleas, no se ha podido concretar una orientación en la que parece hay acuerdo: ir a las comunidades. Sin embargo, se han colocado en el centro otras discusiones sobre “el carácter del espacio” y “los principios políticos, éticos…”. ¿Realmente así podremos dar un salto hacia las comunidades?
A pesar del gran esfuerzo de asamblea tras asamblea, queda el sin sabor entre muchos activistas por:
  1. la dispersión en las discusiones de la asamblea, con una agenda muy amplia,
  2. la falta de precisión para tomar acuerdos y definir tareas concretas al final de cada reunión.
  3. el aislamiento de las asambleas del resto del movimiento estudiantil con asambleas cada vez menos concurridas.
Todos estos problemas ponen en el centro la evidencia de que el movimiento pierde la fuerza con la que inició. Por ello es incorrecto el método de creer que las cosas se resuelven por consenso, porque en la asamblea debemos hacer votaciones claras, a favor, en contra y abstenciones con responsabilidades y tareas concretas para luego evaluar y dar seguimiento a los acuerdos. Además debe haber amplias garantías democráticas para que todos los sectores y corrientes presenten sus opiniones y propuestas, para lo cuál es necesaria la rotación de funciones en la toma de actas, logística del sonido y el control sobre el uso de la palabra.
 
 
Asambleas para la acción: El método y la política se construyen de la mano
 
Ciertamente, de manera muy progresiva los sectores independientes del movimiento estudiantil han tratado de hacer frente a un problema de método sobre la toma de decisiones: La asamblea abierta y democrática contra el funcionamiento burocrático de los aparatos formales y los partidos tradicionales.
En la tradición de la clase obrera y sus luchas, el método asambleario se ha caracterizado por cuestionar de fondo la lógica de separación de poderes del estado burgués. Una asamblea se convierte en espacio donde se discute, pero también un espacio donde se vota y se aplica. La discusión asamblearia no es un fin en si mismo sino que es un medio para la acción, no puede girar en torno a discusiones “eternas” sin resolución.
Sin embargo, la puesta en marcha de las asambleas del movimiento 8N antes y después de la gran marcha del 15N ha sido todo un reto.
 
“…PUEBLO, PUEBLO, PUEBLO”
 
Aquel viernes 9 de noviembre, a la hora de la votación de la marcha del 15N, se coreaba con alegría “Pueblo, pueblo…”. Había sido el pueblo, con la conformación de comités de defensa de la CCSS en diversas comunidades la que hizo posible la marcha del 8N. En ese sentido está planteada la tarea. Urge oxigenar con más gente, con solidaridad, con arte y con más lucha el proceso de organización abierto por las comunidades de Occidente por la defensa de la Caja, así como estrechar lazos de solidaridad con las causas campesinas que más lo necesitan en esta coyuntura. Desde la Juventud Revolucionaria y desde el PRT hemos asumido la tarea. El pasado 28 de noviembre asistimos al 3er Consejo Nacional de la Central General de Trabajadores (CGT) donde distintas organizaciones se sentaron en la misma mesa a discutir y preparar acciones conjuntas. Entre estas organizaciones encontramos al Movimiento de la Reforma Agraria de Liberia, a la Asociación de Lucha Campesina por Nuestras Tierras del Sur de Osa, al Movimiento de Trabajadores-as y Campesinos (MTC), a la Federación del Caribe de Lucha por Vivienda (FECAVI), a la Federación de Trabajadores de Puntarenas (FTP), entre otras.
En ese sentido hacemos un llamado a sumarse a las próximas actividades impulsadas por CGT para la solidaridad y unidad con estas comunidades y sus luchas.
 
Coordinación de la Juventud Revolucionaria - PRT

No hay comentarios:

Publicar un comentario