lunes, 10 de diciembre de 2012

¿Qué pasa en Costa Rica?

Balance de la situación nacional y nuestras tareas hoy tras las protestas del 8 y 15 de noviembre
SE AGRAVA LA CRISIS POLITICA:
 SE HACE NECESARIO POTENCIAR Y UNIFICAR LA LUCHA DEL MOVIMIENTO OBRERO, CAMPESINO  Y POPULAR
8N: Se inicia un viraje en la situación nacional en el marco de un ascenso de la lucha de clases a nivel mundial

Tenemos la hipótesis de que  la represión del 8 de noviembre y la subsiguiente marcha del 15 de noviembre, son las señales de una nueva etapa que se abre de la lucha de clases, que tiende hacia  un salto en el proceso de agudización de la crisis del régimen político. Asimismo, para analizar la situación nacional y desprender de ella nuestras tareas concretas siempre tomamos en consideración el contexto internacional.

En primer lugar, el proceso de lucha en las comunidades por la defensa de los servicios de salud y la seguridad social, así como el ascenso en la proliferación de muchas otras luchas y otros esfuerzos de articulación son el reflejo en la realidad nacional signada por  la creciente agudización del conflicto social que ocurre en todo el mundo. Con diversos ritmos y diferentes variantes, la crisis económica, social y política del sistema capitalista se expresa en el deterioro de las condiciones de vida, en el desmantelamiento de los servicios públicos, en la campaña antisindical y en la creciente respuesta represiva de los estados ante la resistencia obrera y popular en ascenso. Todo esto los vemos en su forma como problemas nacionales pero por su contenido son problemas de carácter internacional. La expresión de vanguardia de este fenómeno mundial en esta coyuntura es la huelga general europea del 14N.

En segundo lugar, partimos de analizar que la represión brutal a la marcha de las comunidades frente a las oficinas centrales de la Caja, ocurrida el 8N, es el intento concreto del Gobierno de golpear al movimiento de masas, intimidándolo con detenciones y garrotazos, para impedir que se generalice la movilización en defensa de los servicios públicos, en virtud de que su desmantelamiento, con el propósito de  acelerar el despliegue del negocio privado en materia de salud y seguros, es pilar fundamental de la ofensiva antiobrera y antipopular del Gobierno y sus socios.
 

Un ascenso que impulsa la acción de las masas… y también la represión

En varias publicaciones en el último año hemos insistido en seguir el ejemplo panameño. En la carta referida a nuestra sección hermana en Panamá: la Liga de Trabajadores-as hacia el Socialismo (LTS),  indicábamos que: “En Panamá asistimos a un impresionante ascenso revolucionario de masas, aunque este no asume aún una escala nacional generalizada, este ascenso ya ha dado como fruto dos grandes combates con elementos insurreccionales, la del pueblo originario Ngöbe-Buglé, contra las hidroeléctricas y la minería el año pasado, y ahora el levantamiento colonense contra la venta de las tierras de la Zona Libre de Colón (ZLC).

La acumulación de la bronca se ha expresado en saltos en la acción de las masas, y así de la misma manera en saltos en la acción de los aparatos represivos del estado. No es casual que los enfrentamientos en Colón se tradujeran en toques de queda, en abierto enfrentamiento armado en las calles de la ciudad y un saldo de 6 muertos. Así se dio en Honduras con el Golpe de Estado, y la aún persistente agresión contra campesinos en el Bajo Aguán. Costa Rica no es ajena a este recrudecimiento de la lucha de clases a escala regional y podemos afirmar que hemos experimentado un salto en las medidas represivas, justamente en cuanto el gobierno ha entrado en una etapa de retroceso político e inestabilidad inédita.
 

La no re-elección del magistrado Cruz en la Sala IV

Este hecho reciente confirma la tendencia a la crisis política y pone en el tapete la agudización de las contradicciones interbuguesas que hemos venido alertando. El arismo y sus socios le pasan la factura al magistrado Cruz por la sentencia en el caso de Crucitas- Industrias Infinito. Pero desde el movimiento obrero, campesino y popular, rechazamos hacer  comparsa de una fracción burguesa hoy enfrentada contra otra. Ante este conflicto el PRT asumió una posición clara de independencia de clase, no para reivindicar a Cruz, sino para reafirmar la necesidad de un cambio profundo de régimen, que incluye evidenciar la forma antidemocrática de elección de los magistrados (es el parlamento quien los designa) y  la denuncia franca del poder judicial y del OIJ (que es parte y cómplice de la represión) y de la propia Sala IV, responsable de abusos tan grandes como la luz verde a la re-elección de Oscar Arias, el fallo declarando constitucional el TLC con EEUU y el ataque a los derechos laborales con los fallos en contra de las convenciones colectivas.
 

Un creciente autoritarismo y militarismo en Costa Rica

En el último periodo hemos podido reconocer como las luchas indígenas, campesinas y por la tierra han estado signadas por una brutal represión, con cuerpos policiales más profesionales y militarizados. En Salitre, zona sur, hay constantes choques entre indígenas y usurpadores interesados en apropiarse violentamente de fincas en los territorios; está también el caso de Medio Queso y el compadrazgo evidente de la Fuerza Pública con el terrateniente y su seguridad privada armada, que no ha titubeado en disparar a los campesinos. El 23 de noviembre se destapa el carácter siniestro de la represión en Medio Queso, dónde a raíz de un nuevo desalojo militar contra las familias campesinas, se demuestra mediante una grabación de audio que el subteniente a cargo del operativo designa como “terroristas” a las y los campesinos y recomienda al contingente policial  tirar a matar. Este último es un caso representativo del clima represivo que tantas otras comunidades enfrentan en estos momentos.

El gobierno de Laura Chinchilla no ha tenido pocos gestos represivos y autoritarios en su gestión como se evidenció desde un principio en el traspaso de poderes en 2010, con el ingreso del OIJ a la UCR el 12 de abril del 2010, la toma de los muelles de Limón en la huelga de este año, la ley mordaza, la garroteada a manifestantes y diputados frente a la CCSS y hasta la injerencia de su Ministro de la Presidencia en la torcedura de brazos a la Sala Constitucional con la ofensiva en curso contra el magistrado Cruz. Con esta lectura parece que hay suficiente bronca acumulada para un estallido popular. Sin embargo aquí entra en juego la trampa de canalizar todo el descontento hacia el callejón sin salida electoral, en reforzamiento del régimen farsante de democracia burguesa.
 

Ya inició el año preelectoral

En este marco opinamos que el movimiento obrero, campesino  y popular debe preparar también una repuesta, previendo que  el próximo será un año de mucha agitación social, mediado por el escenario electoral cargado de promesas y expectativas electorales, que por otro lado y contradictoriamente, harán emerger más demandas sociales y podría ser un elemento de impulso de la movilización. De modo, que lejos de una postura abstencionista a ultranza, lejos de negar el hecho de  que el grueso de las masas abrirán sus ojos y oídos y tendrán expectativas en el campo electoral, nuestra apuesta es intervenir en ese fenómeno contradictorio, levantando una alternativa clasista consecuente, para procurar disputar una franja de las masas a los partidos burgueses y al reformismo. En tal sentido, cobra importancia preparar nuestra intervención en ese terreno electoral, sin olvidar que no es nuestro terreno, que nuestro terreno privilegiado es el de la lucha de clases, pero sabiendo aprovechar ese espacio para levantar una tribuna obrera, socialista, feminista y ambientalista. En ese marco, procurando superar las prácticas sectarias y oportunistas que carcomen a la izquierda,  creemos que hay que volver a insistir con nuestra propuesta unitaria de construir un Frente Único de la Izquierda y las y los Trabajadores, convocando a toda la izquierda y al movimiento obrero, campesino y popular, con 5 requisitos muy claros y esenciales: un programa clasista, ninguna alianza con sectores burgueses (aunque se disfracen de “progres”), el respeto a la independencia de cada componente y organización de dicho Frente y la democracia interna más amplia para tomar acuerdos.
 

Unificar y potenciar la lucha del movimiento obrero, campesino y popular

En esta coyuntura nacional, y ubicados en el contexto internacional mencionado, se empiezan a dar los elementos que señalaba Lenin en su definición del lo que constituyen los gérmenes de una situación revolucionaria: “cuando los de arriba ya no pueden gobernar como antes, y los de abajo ya no quieren seguir gobernados como antes”.

De tal manera  es vital para potenciar la iniciativa y la movilización de “los de abajo”,  unificar la resistencia desde una perspectiva clasista. En ese sentido es necesario apoyar los esfuerzos de la CGT para unificar orgánicamente  la lucha de los sindicatos del sector público hoy en la picota, con las nuevas formas de organización de las y los campesinos y trabajadores del sector privado. Asimismo es necesario retomar, sin ningún sectarismo,  la necesidad imperiosa  de articular un frente político unitario de la Izquierda y las y los Trabajadores. Por último es preciso participar a fondo en la reorganización estudiantil, pero no para acomodarse acríticamente, sino para intentar establecer con este sector fuertes lazos comunicantes y orgánicos con el movimiento obrero, campesino  y popular clasista.
 

Comité Ejecutivo Partido Revolucionario de las y los Trabajadores (PRT)

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