lunes, 17 de septiembre de 2012

LA CGT ANTE LA REFORMA PROCESAL LABORAL:


SIN LIBERTAD SINDICAL, LOS DERECHOS LABORALES SON LETRA MUERTA

Carlos José Cabezas Mora, secretario general
Central General de las y los Trabajadores (CGT)

En la década de los cuarenta, con la bandera de lucha por el Código de Trabajo y las Garantías Sociales y la pelea en las calles de las y los trabajadores, reprimidos por la policía y luego enfrentados con las armas al ejército golpista, encabezado por José Figueres Ferrer, se obtuvo el derecho a la huelga y a las convenciones colectivas, cesantía, vacaciones pagadas, tribunales de trabajo, seguridad social y ocupacional, multas, la inspección laboral, entre otros. 

Con los años los patronos han agrietado la mayor parte de esos derechos, buscando portillos jurídicos y con la más descara actitud de evadir las leyes laborales. Los tribunales han hecho su parte para que casi no se den huelgas legales y los procesos duren hasta una década, convirtiendo las normas laborales en leyes de  segunda categoría. 

Tanto el Ministerio de Trabajo como los tribunales han sido durante estos setenta años totalmente insuficientes para proteger al sindicalismo de la empresa privada, actuando como cómplices de su destrucción, promovida por los patronos, primero de la mano del movimiento solidarista y luego con los comités permanentes, cuando a esos primeros se les prohibió el arreglo directo. 

En síntesis, hemos apreciado como todos los gobiernos y empresarios han atacado con saña al movimiento sindical, con el fin de desaparecernos de la “democracia” costarricense, como si fuésemos un tumor maligno.

Calificar la reforma procesal laboral como el “mayor logro desde la reforma social” cuando  se dejan intacta los mecanismos y la estrategia enemiga de desaparecer a los sindicatos, es un disparate, máxime si añadimos que en este preciso momento se pretende “cocina” el famoso anteproyecto de ordenamientos de los devengados en el sector público. Semejante ocurrencia nos recuerda a cierto dirigente sindical que en su momento también calificó de mayor  conquista social la infame Ley de Protección al Trabajador, que lo que generó fue un gran negocio para el sector financiero al manejar las pensiones, sin importarle que esos dineros hubiesen servido más en la Caja Costarricense del Seguro Social.

La Central General de Trabajadores rechazó el camino de ponerle parches a  la ley procesal laboral por considerarla completamente insuficiente para la libertad sindical entre otros aspectos, tema que otras centrales han planteado en el ámbito de la OIT. Con la aprobación de esta ley se encubre en realidad la violenta represión y persecución sindical que campea en el sector privado, y que ha quedado impune con esta ley, y les aseguramos que no habrá manera de convencer en el foro de la OIT de que en Costa Rica se violan tan elementales derechos, con lo que se le hace al favor al Gobierno lavándole la cara su imagen represora. Eses es el verdadero propósito con la aprobación de esta ley. 

Ahora podremos decir con certeza que el país tiene la gran capacidad de generar leyes en apariencia “positivas”, pero que de poco o nada sirven –cualquier ciudadano puede corroborarlo-, si se mantienen intactos los comités permanentes y arreglos directos, arma antisindical privilegiada usada por los patrones para liquidar el derecho a la organización sindical. 

No parece casualidad que al sector sindical que pactó con los empresarios reimpulsar esta ley tuviera que cederles en el tema de eliminar los Comités Permanentes. 

La CGT no se suma al coro de quienes han presentado esta reforma como un logro social histórico, la CGT no se presta a semejante espectáculo, al que lamentablemente se han prestado algunos dirigentes sindicales, reconocidos por su actitud de ceder a las pretensiones patronales. Denunciamos claramente la hipocresía de esta “reforma” procesal laboral y llamamos a reconquistar con la lucha el derecho a la libertad y organización sindical, para aquellos trabajadores que sufren del desprecio y explotación diaria, ahí en las plantaciones agrícolas, en las fábricas y en general, en el sector privado.

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