En
el supuesto “país más feliz del mundo”, el 25 de julio, nuestra Presidenta fue
recibida por la gente “buena” de Nicoya, sobre todo varios grupos de
ciudadanas(os) de la tercera edad que acudieron a agradecer algunas dádivas del
gobierno. Ante el desaire que le hizo el alcalde de Nicoya, desde días
anteriores, anunciando que no asistiría al acto oficial, por el incumplimiento
del gobierno con las promesas que hizo a varias comunidades, el gobierno se
movilizó como Santa Claus, a repartir “regalos”, para evitar una movilización
de la provincia contra doña Laura. La Presidenta pudo hacer tranquila su
discurso y agradecer a la gente “buena”.
Doña
Laura no tiene nada de ingenua y sí mucho de cínica. Viene en una línea
cuidadosamente estudiada, de restarle importancia a todas las críticas de
ineficiencia y corrupción contra su gobierno. Cinismo, evidentemente, pero
también un desfase de la realidad, una incapacidad para comprender el repudio
que se ha ganado esta administración. La lluvia de miles de millones de colones
que cae del presupuesto nacional y empapa a la gente “buena” que rodea al
gobierno, ciertamente hace que doña Laura perciba mucha felicidad en torno suyo.
Sin
embargo, para impedir que el descontento popular se rebalse y provoque un
estallido social, el gobierno apuesta a la división que logró introducir en el
movimiento de masas, comprometiendo a Albino Vargas y otros burócratas
sindicales a aceptar los reajustes salariales misérrimos que ha realizado este
año, a abstenerse de luchar contra el plan B y tragarse el salario único
después de una farsa de negociación de la Ley de Empleo Público.
La
política de estos burócratas traidores se refleja bien en la movilización
programada por el FIT-ICE para el 30 de julio. Los jerarcas de la Institución
se preparan a hacer miles de despidos (como forma de enfrentar el déficit que
tiene el ICE al iniciarse la competencia con las transnacionales que intentan
sacarlo del mercado de las telecomunicaciones) y Fabio Chávez, el dirigente de
ASDEICE, es reiterativo de que la marcha sólo es para oponerse, junto al sector
burgués de las cooperativas, al proyecto de Ley Eléctrica que abre totalmente
la generación eléctrica al sector privado. Según alega, los despidos son un
asunto interno que pueden arreglar con los jerarcas de la Institución.
Nada
más falso. En estos momentos, no hay institución pública donde los jerarcas no
estén cuadrados con el gobierno en la línea de imponer el salario único, para
eliminar los pluses salariales y ahorrar por esta vía. El gobierno está
puliendo el Plan B (el proyecto de ley de Manejo Eficiente de las Finanzas
Públicas) y calcula que el trámite del proyecto de Ley de Empleo Público le va
a tomar de aquí a diciembre, pero esto no quiere decir que su ofensiva está
frenada. Todo lo contrario. En la Caja, engañosamente se responsabiliza a los salarios
de las trabajadoras(es) de los problemas financieros que crearon las políticas
de los jerarcas. Al mismo tiempo que se reducen los montos de las pensiones y
el presupuesto de clínicas y hospitales, en una política de minar la seguridad
social y favorecer los procesos de privatización.
No
luchar en el ICE contra los despidos, equivale a enterrar la Institución al
debilitar el movimiento de las trabajadoras(es).
La
movilización del pasado 26 de junio, que contó con una importante participación
del sector hospitalario, puso a la orden del día preparar una huelga en defensa
de la Caja. En esta dirección, tenemos que converger todos los sectores
amenazados por despidos, alzas, recortes de programas sociales, privatización
de instituciones como JAPDEVA o aumentos de impuestos como el territorial
afectando a las finquitas de los campesinos. Desde la Coordinadora Nacional de
Lucha, hay que apoyar cualquier paso hacia la centralización de las luchas. Al
mismo tiempo que la APSE, la CGT y los sindicatos más combativos impulsan
acciones de conjunto.
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