miércoles, 1 de agosto de 2012

Para derrotar al Gobierno hace falta la unidad y lucha de la clase trabajadora

En el supuesto “país más feliz del mundo”, el 25 de julio, nuestra Presidenta fue recibida por la gente “buena” de Nicoya, sobre todo varios grupos de ciudadanas(os) de la tercera edad que acudieron a agradecer algunas dádivas del gobierno. Ante el desaire que le hizo el alcalde de Nicoya, desde días anteriores, anunciando que no asistiría al acto oficial, por el incumplimiento del gobierno con las promesas que hizo a varias comunidades, el gobierno se movilizó como Santa Claus, a repartir “regalos”, para evitar una movilización de la provincia contra doña Laura. La Presidenta pudo hacer tranquila su discurso y agradecer a la gente “buena”.

Doña Laura no tiene nada de ingenua y sí mucho de cínica. Viene en una línea cuidadosamente estudiada, de restarle importancia a todas las críticas de ineficiencia y corrupción contra su gobierno. Cinismo, evidentemente, pero también un desfase de la realidad, una incapacidad para comprender el repudio que se ha ganado esta administración. La lluvia de miles de millones de colones que cae del presupuesto nacional y empapa a la gente “buena” que rodea al gobierno, ciertamente hace que doña Laura perciba mucha felicidad en torno suyo.

Sin embargo, para impedir que el descontento popular se rebalse y provoque un estallido social, el gobierno apuesta a la división que logró introducir en el movimiento de masas, comprometiendo a Albino Vargas y otros burócratas sindicales a aceptar los reajustes salariales misérrimos que ha realizado este año, a abstenerse de luchar contra el plan B y tragarse el salario único después de una farsa de negociación de la Ley de Empleo Público.
La política de estos burócratas traidores se refleja bien en la movilización programada por el FIT-ICE para el 30 de julio. Los jerarcas de la Institución se preparan a hacer miles de despidos (como forma de enfrentar el déficit que tiene el ICE al iniciarse la competencia con las transnacionales que intentan sacarlo del mercado de las telecomunicaciones) y Fabio Chávez, el dirigente de ASDEICE, es reiterativo de que la marcha sólo es para oponerse, junto al sector burgués de las cooperativas, al proyecto de Ley Eléctrica que abre totalmente la generación eléctrica al sector privado. Según alega, los despidos son un asunto interno que pueden arreglar con los jerarcas de la Institución.
Nada más falso. En estos momentos, no hay institución pública donde los jerarcas no estén cuadrados con el gobierno en la línea de imponer el salario único, para eliminar los pluses salariales y ahorrar por esta vía. El gobierno está puliendo el Plan B (el proyecto de ley de Manejo Eficiente de las Finanzas Públicas) y calcula que el trámite del proyecto de Ley de Empleo Público le va a tomar de aquí a diciembre, pero esto no quiere decir que su ofensiva está frenada. Todo lo contrario. En la Caja, engañosamente se responsabiliza a los salarios de las trabajadoras(es) de los problemas financieros que crearon las políticas de los jerarcas. Al mismo tiempo que se reducen los montos de las pensiones y el presupuesto de clínicas y hospitales, en una política de minar la seguridad social y favorecer los procesos de privatización.
No luchar en el ICE contra los despidos, equivale a enterrar la Institución al debilitar el movimiento de las trabajadoras(es).
La movilización del pasado 26 de junio, que contó con una importante participación del sector hospitalario, puso a la orden del día preparar una huelga en defensa de la Caja. En esta dirección, tenemos que converger todos los sectores amenazados por despidos, alzas, recortes de programas sociales, privatización de instituciones como JAPDEVA o aumentos de impuestos como el territorial afectando a las finquitas de los campesinos. Desde la Coordinadora Nacional de Lucha, hay que apoyar cualquier paso hacia la centralización de las luchas. Al mismo tiempo que la APSE, la CGT y los sindicatos más combativos impulsan acciones de conjunto.

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