miércoles, 2 de noviembre de 2011

Los trabajadores griegos, una vez más, muestran el camino

Escrito por Marcos Margarido

Una vez más, se realizó una huelga general de 48 horas en Grecia, durante los días 19 y 20 de octubre. La huelga fue convocada por la Confederación General de Trabajadores Griegos (GSEE), que congrega a los trabajadores del sector privado, y por la Confederación de Servidores Públicos (ADEDY). Cerca de medio millón de trabajadores y jóvenes salieron a las calles de Atenas el día 19 y 100 mil el día 20. Por el número de participantes y la extensión de las paralizaciones, esta fue la mayor demostración ocurrida en Grecia desde el fin de la “dictadura de los coroneles” en 1974. Eso muestra que los trabajadores y el pueblo griego continúan resistiendo, con todas sus fuerzas, a esta guerra social promovida por la burguesía griega y el imperialismo, que quieren hacer que el nivel de vida de los pueblos europeos retroceda a niveles anteriores a la segunda guerra mundial.

El motivo de esta huelga fue más un paquete de “salvataje” de Grecia, que sería votado en el parlamento. Es el tercer proyecto de recortes en el presupuesto llevado a efecto por el gobierno social-demócrata de George Papandreou, exigido por la “Troika”1 como contrapartida a otro préstamo del BCE y el FMI. El proyecto prevé, como en los otros, más recortes salariales para los empleados del sector público, mayor carga de impuestos, incluso más recortes en las jubilaciones, despidos en masa de los servidores públicos y la disolución de los contratos colectivos en el sector privado, lo que abriría a las empresas privadas la po­sibilidad de promover una ola gigantesca de despidos. Decenas de miles de trabajadores del sector público tendrán sus contratos “suspendidos”, a lo largo de los próximos meses, con recorte salarial, y podrían perder sus empleos un año después. Y podrían darse más despidos en el 2012 y el 2013, pues la Troika exige la eliminación de 250 mil puestos de trabajo de un total de 650 mil en el sec­tor público.

Este es el “remedio” propuesto por la burguesía y el imperialismo para “sacar” al país de la crisis: fundándolo, incluso, en una recesión sin fin - el PBI cayó a cerca del 15% en tres años - y hacer que el pago de los préstamos hechos por los banqueros, supuestos financieros del desarrollo del país en los tiempos de la expansión económica, sea hecho a costa del empobrecimiento generalizado del pueblo griego, acusado por la Troika de ¡”vivir más allá de sus posibilidades”!

Una huelga general nacional

La huelga general contó con el apoyo abrumador de todos los sectores, públicos y privados. Fue una huelga general nacional, incluyendo a todos los sectores sociales, con la participación de sectores de clase media, como jueces, pequeños comerciantes, taxistas y chóferes de transporte público.

La huelga fue sostenida, principalmente, por sectores que ya estaban en lucha hace algunas semanas. Al inicio de octubre varios ministerios fueron ocupados, incluyéndose a los de Finanzas y de Justicia. Además, la huelga de tres semanas de los recolectores de basura, con la ocupación de rellenos sanitarios, haciendo que toneladas de basura se acumule en las calles de Atenas. El gobierno trató de quebrar el movimiento, con la acción de rompehuelgas, pero no lo consiguió y, ahora, amenaza con la represión militar. ¡Esta es la política del partido “socialista” PASOK! Además de ellos, chóferes de ómnibus, médicos y otros profesionales de la salud, profesores, marineros y muchos otros sectores entraron en huelga a lo largo de las últimas semanas.

El segundo día de la huelga general, cerca de 100 mil personas tomaron las calles y cercaron el parlamento. Pero, incluso así, los recortes fueron aprobados por el parlamento, protegido de la furia de las masas griegas por 15 mil policías. Los recortes fueron aprobados por 153 votos a 144, permitiendo que el gobierno del primer ministro George Papandreou tuviese más algún tiempo de vida.

Las dificultades de la Unión Europea sólo aumentan

A pesar de otro paquete más de recortes y de la liberación del monto de 8 mil millones de euros para impedir que Grecia declarase el impago de deudas en octubre, nada está resuelto. Crece la certeza de que la deuda griega es impagable. El FMI declaró que el país tendrá que recurrir a los rescates, por más de nueve años, para salir de la insolvencia, y los gobiernos de Alemania y Francia presionan a los bancos acreedores a declarar pérdidas de hasta el 50% del valor de la deuda griega. En realidad, los títulos griegos negociados en el mercado de acciones valen, hoy, el 40% de su valor nominal. Pero los bancos quieren la garantía de que el resto sería pagado, lo que es imposible de afirmar, y de que las puertas de la ayuda estatal sean abiertas en caso de falencia griega, lo que los gobiernos tratan de evitar.

En este escenario, la situación, en el conjunto de la zona euro, sólo tiende a empeorar. La decisión de aumentar el fondo de rescate de la Comisión Europea en más 600 mil millones de euros venía siendo mantenida a baño maría, pues necesitaba de la aprobación de los 17 países miembros y el parlamento de Eslovaquia (el menor y más pobre de los países de la zona del euro) votó contra la medida.

Sin esperar por la decisión, el gobierno francés anunció que los principales bancos del país, BNP Paribas, Crédit Agricole y Société Générale, profundamente expuestos a la posibilidad de impago de la deuda griega, aumentaron sus reservas de capital para hacer frente a las dificultades futuras, inicialmente apenas a través de sus propias recetas o de la captación en el mercado. Según el ministro de Relaciones Exteriores, Alan Juppé, “el dinero del gobierno solamente sería utilizado como último recurso”.

Algunos días después, sin embargo, y mostrando que el “último recurso” tiene el significado contrario para la burguesía, los gobiernos francés y belga salieron a socorrer al banco Dexia, que ya había sido “rescatado” en el 2008. El alcance de esta quiebra puede ir más allá de los países europeos, pues el banco Dexia tiene obligaciones con dos gigantes norteamericanos, los bancos Morgan Stanley y Goldman Sachs. Este hecho llevó a la aprobación inmediata del aumento del plan de rescate, en más 130 mil millones de euros, y dejó la certeza de que la situación europea está sufriendo un rápido deterioro, mucho mayor que la velocidad con que los gobiernos y bancos pilotean la economía para tratar de impedir que la ola de quiebras alcance a países “pesos pesados”, como España e Italia.

Con todo eso, resta al pueblo griego una lucha férrea para evitar el derrumbe total de su nivel de vida. La llamada “terapia de choque” del gobierno sólo hace que la recesión se profundice, pero la Troika exige que ésta continúe siendo aplicada para que, según ella, los primeros resultados surjan en el 2014. La meta de reducción del déficit del presupuesto para el 2011, de 7,6% del PBI, no será alcanzada, debiendo ser de 8,5% y se exigen más medidas, con el centro en más recortes de costos del sector público.

Y la situación ya es insostenible. La tasa oficial de desempleo, según el OAED (la agencia del gobierno), es estimado en 16,5% en octubre, pero todos saben que el nivel de desempleo real ya traspasa el 25%. Hasta el 60% de jóvenes trabajadores desempleados rechazan registrarse ¡porque no ven cuál es el motivo para hacerlo! Además, la tasa oficial no toma en cuenta el subempleo, trabajos eventuales, los empleos parciales y precarizados. Las personas enfermas, sin posibilidad de recurrir al servicio público de salud debido a los recortes efectuados -¡cerca del 50% de las camas hospitalarias cerraron!-, aumentan sin parar y la pobreza ya alcanza niveles del “tercer mundo”, siendo reportado, por el sindicato de profesores, la existencia de niños que padecen hambre en las aulas, algo sólo imaginable en países latinoamericanos o africanos.

La necesidad de la verdadera Unión Europea, la de la lucha de los trabajadores

Incontables huelgas generales en Grecia, días de huelga en España, en Italia, en Inglaterra y en Portugal, todas para enfrentar el mismo problema, pero sin unidad. Las burocracias sindicales abordan los ataques causados por la crisis económica de forma aislada, como si existiesen solamente en su propio país. Huye, como de la muerte, de una unificación europea de las luchas y tratan, a todo costo, preservar a los gobiernos que apoyan, o llevar a aquellos a los cuales se oponen a derrotas electorales, para canalizar el descontento popular hacia las urnas.

Incluso en Grecia, donde el grado de radicalización de las masas indica una situación revolucionaria que puede desembocar en el derrocamiento del actual gobierno por la vía directa o a una derrota histórica de la clase obrera y de los trabajadores, las centrales sindicales utilizan las huelgas generales sólo como forma de presión al parlamento.

El día 19, los líderes sindicales podrían haber llamado a los 100 mil trabajadores reunidos en la plaza Syntagma para ocupar el parlamento y derrocar al gobierno, como única forma de poner fin a los ataques a los trabajadores. Sin embargo, después de algunas horas, las ciento de miles de personas que se manifestaron en las calles de Atenas, regresaron a sus casas sin ninguna consigna efectiva en dirección al poder. Esta situación, como siempre, fue aprovechada por la policía, para reprimir la manifestación con bastonazos y lanzamiento de bombas lacrimógenas sobre los manifestantes. El resultado fue la muerte de un dirigente sindical de 53 años y que 16 personas quedaran heridas, 3 en estado grave.

Es necesario que la demostración victoriosa del 15 de octubre, con manifestaciones importantes en varias ciudades de todo el mundo, tenga continuidad con la acción coordinada de los sindicatos combativos de Europa y la exigencia a las centrales sindicales de convocar a una huelga general europea. Contra la Comunidad Europea de los ricos, los trabajadores tienen que imponer su propia comunidad, la de la lucha conjunta contra el enemigo de clase: el imperialismo y sus acólitos en cada país.

Tomado del Site de la LIT

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