lunes, 9 de diciembre de 2013

La indignación a las urnas

La evidente ruptura del bipartidismo desde hace varios años y el desgaste de los partidos tradicionales reflejan el conflicto de intereses y fraccionamiento interno de la burguesía. Partidos que alguna vez contaron con mucho protagonismo como el PAC y el histórico PUSC, muestran debilidad y se encuentran muy abajo en el porcentaje de las encuestas burguesas. Sin embargo hay un gran signo de pregunta sobre el resultado de las próximas elecciones.
Un gobierno tan impopular como el de Chinchilla, no solamente brinda más razones a la población costarricense para indignarse, sino que también el malestar se ha manifestado en movilización constante. Según el último informe del Estado de la Nación en los pasados 22 meses se contabilizaron 425 protestas y acciones colectivas, muy por encima del promedio de acciones y movilizaciones en momentos políticos menos álgidos. Este repunte en las movilizaciones, sostenido durante tanto tiempo, es un claro reflejo del creciente descontento popular.
A diferencia de gobiernos anteriores, este ha enfrentado el malestar de diversos sectores, por razones como el Plan Fiscal, el desmantelamiento de la Caja y las instituciones públicas, las concesiones, la Reforma Procesal Laboral, etc. Este abanico de consignas se manifestó en las calles el pasado 11 de noviembre, en una jornada nacional de lucha que aglutinó una gran cantidad de demandas de gran cantidad de sectores; justamente en plena campaña, en medio del espectáculo electorero.
Desde el PRT compartimos el sentir de la clase trabajadora, la juventud y la mayor parte del país. La sacrosanta democracia costarricense ha quedado en evidencia, porque no es ni tan santa ni tan democrática. Exponemos a continuación 5 valoraciones que hacemos sobre las próximas elecciones:
1. Esta campaña electoral inicia fría y con un desprestigio del carajo.
La clase trabajadora, la juventud y la mayor parte del país están siendo objeto de un diluvio publicitario desde los principales medios masivos de comunicación. Sin embargo, según el último informe del Estado de la Nación, el 47% del electorado no respalda a ningún partido político. Esta falta de identidad partidaria se suma a la gran conflictividad social.
2. Johnny Araya tiene muchas posibilidades de ganar ya que la maquinaria clientelar del PLN sigue intacta
Araya ha hecho un esfuerzo por diferenciarse del gran desprestigio del gobierno de Chinchilla. Pero el aspecto clave de la fuerza del PLN está en el andamiaje clientelar a través de instituciones estatales (IMAS, INVU, Becas Avancemos, etc.) el cual sigue intacto y le da réditos al PLN. Además, Araya se ha dado una política para el sector educación. Este candidato reunió en el Centro de Eventos Pedregal, ubicado en Belén de Heredia donde prometió que “si llega a la Presidencia hará que el Poder Ejecutivo coordine con la Junta de Pensiones y Jubilaciones del Magisterio Nacional (Jupema) para que unos 4.000 educadores que habían pasado al régimen de la Caja Costarricense de Seguro Social en 1995, puedan volver a Jupema.”
3. La burguesía teme ante el ascenso de la movilización y no tiene consenso en el tipo de gobierno que necesitan para proteger sus privilegios.
Un sector de la burguesía que no comulga con Araya se quedó sin una apuesta clara con la salida del doctorcito del PUSC. El PUSC era el partido donde se realineaban importantes sectores de la burguesía. Muy caro les salió la inseguridad del Dr Hernández, ya que este partido se ahoga en las deudas, a pesar de las donaciones millonarias que registraban ya “entre abril y junio, sumando unos ¢140 millones”. Este partido perdió los votos de Hernández, los cuales se fueron hacia otras tiendas. Según la última encuesta de Unimer “El 21% de los votos  del Dr Hernández se fueron con Villalta, un 14% para Otto Guevara, un 10% para Araya y solamente un 6% para el candidato de relevo, Piza.”
La conclusión que podemos sacar sobre este punto es que, de conjunto, la burguesía no tiene un consenso en el gobierno que necesita para mantener sus negocios. Es tan así que hay parte del empresariado mirando con buenos ojos un gobierno de “pacto social” para contrarrestar las presiones del movimiento popular. No nos sorprende, por tanto, que las encuestadoras de la burguesía pongan en escena a 3 (y solo 3) contendientes en el camino a Zapote, donde lidera, según la encuesta de UNIMER, con una intención de voto del 22% el candidato José María Villalta del Frente Amplio. Esto también ha coincidido con un apoyo mediático a Villalta por parte de casas informativas como canal 7. Esto ha alarmado a la Unión de Cámaras de la Empresa Privada (UCCAEP) que ya salió a hacer declaraciones sobre la desconfianza que genera Villalta para la inversión y de las propuestas del candidato de “renegociar el TLC con Estados Unidos” y que se reunirá con los principales candidatos.
4. El Frente Amplio se derechiza para captar un electorado mayor
Todo nos indica que el FA va a ser (con sus planteamientos reformistas más adaptados al atraso de la conciencia de las masas) la estación electoral de paso para los sectores que se alejen del PAC. El PAC nació en el 2000 con una preocupación por sostener el régimen democrático-burgués, frente al proceso de erosión del bipartidismo PUSC-PLN.  Con la bancarrota del PAC, el Frente Amplio se perfila ahora como una ficha de relevo.
Las presiones electoralistas y la afluencia de emigrantes del PAC da elementos claros de derechización del FA. Por ejemplo las declaraciones diplomáticas de Villalta al diario digital CRhoy.com donde dice que Laura Chinchilla no es corrupta, sino que “ella no se ha sabido rodear de gente eficiente y capaz”. Así mismo, el candidato se ha mostrado muy dubitativo ante preguntas como “¿Expropiaría empresas?” evadiendo los señalamientos de un programa coherente de estatización de la infraestructura vial y contra las concesiones. Villalta ha tratado de calmar a los empresarios, diciendo que apoya la producción nacional, que no promoverá ningún nacionalización, y que lo que si garantiza es que va a frenar las privatizaciones. Pero examinemos esto:  el “caballo de Troya” del TLC con los Estados Unidos sigue intacto, ¿sobre eso guarda silencio Villalta? , o por otro lado: ¿Por qué Villalta no se plantea hacer algo que hasta Figueres se atrevió a hacer: la nacionalización bancaria?; para así garantizar crédito barato para los sectores populares, atacando al mismo tiempo el corazón de esa hiedra venenosa que es la mafiocracia fianciera-exportadora.
En cuanto al movimiento social el mismo escándalo con Jorge Arguedas, a quién le retiraron la credencial de candidato a diputado, es el resultado de una política de adaptación a la burocracia sindical. Así ha sido en el último periodo con su apoyo vergonzante a la burocracia sindical de Albino Vargas (ANEP) y Fabio Chávez (ICE), o como sucedió con la contra-reforma procesal laboral (que reglamenta y hasta imposibilita el derecho a huelga en “sectores esenciales”) nos confirma que su apuesta no es con la clase trabajadora ni promoverá tampoco la democracia en las bases de las organizaciones obreras y populares.
5. Debemos levantar el apoyo por las candidaturas clasistas con la perspectiva de unir esfuerzos más allá de las elecciones
Presagiamos que el espectro clasista alrededor de sellos electorales como el Partido de los Trabajadores (PT) a nivel nacional, y el Nuevo Partido Socialista (NPS) a nivel de la provincia de Heredia, tendrá muy poco espacio, ante el ascenso del FA.
Durante este año, desde el PRT chocamos así con el sectarismo de estos y otros grupos, que descartan cualquier tipo de alianza y que rehúyen la unidad porque quieren levantar a como haya lugar sus propias candidaturas. Lamentablemente, y por una política autoproclamatoria y autosuficiente, estas son candidaturas clasistas, sin una base social concreta, sin movimiento popular vivo.
Pero a pesar de todo, estos son los únicos partidos con agendas y candidaturas independientes. Es por estas razones que hacemos, desde hace ya varios meses, un llamado de apoyo crítico a las candidaturas del PT y NPS.
Ante el vendaval electoral, sin ilusiones ni engaños, defendemos ante el movimiento de masas la política más correcta que es la unificación de esfuerzos y la expresión del descontento popular en las urnas. Así mismo, creemos necesaria la conformación de un Frente Unitario de Izquierda y de las y los Trabajadores que vaya más allá de las elecciones. Seguir el ejemplo argentino, combinando la solidaridad, la lucha y un frente electoral como el FIT, el cual alcanzó más de un millón de votos y 3 diputaciones.
Si sabemos hacerlo, pueden abrirse posibilidades insospechadas para incidir sobre algunos sectores populares que sí luchan. Ante la arremetida brutal contra la clase trabajadora, hoy más que nunca es momento de articular una campaña al servicio de las luchas populares.

Sólo hay algo más grande que los chorizos del gobierno ¡La voluntad del pueblo!

¡Si los de abajo nos movemos, los de arriba se caen!

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