La
evidente ruptura del bipartidismo desde hace varios años y el desgaste de los
partidos tradicionales reflejan el conflicto de intereses y fraccionamiento
interno de la burguesía. Partidos que alguna vez contaron con mucho
protagonismo como el PAC y el histórico PUSC, muestran debilidad y se
encuentran muy abajo en el porcentaje de las encuestas burguesas. Sin embargo
hay un gran signo de pregunta sobre el resultado de las próximas elecciones.
Un
gobierno tan impopular como el de Chinchilla, no solamente brinda más razones a
la población costarricense para indignarse, sino que también el malestar se ha
manifestado en movilización constante. Según el último informe del Estado de la
Nación en los pasados 22 meses se contabilizaron 425 protestas y acciones colectivas,
muy por encima del promedio de acciones y movilizaciones en momentos políticos
menos álgidos. Este repunte en las movilizaciones, sostenido durante tanto
tiempo, es un claro reflejo del creciente descontento popular.
A
diferencia de gobiernos anteriores, este ha enfrentado el malestar de diversos
sectores, por razones como el Plan Fiscal, el desmantelamiento de la Caja y las
instituciones públicas, las concesiones, la Reforma Procesal Laboral, etc. Este
abanico de consignas se manifestó en las calles el pasado 11 de noviembre, en
una jornada nacional de lucha que aglutinó una gran cantidad de demandas de gran
cantidad de sectores; justamente en plena campaña, en medio del espectáculo
electorero.
Desde el
PRT compartimos el sentir de la clase trabajadora, la juventud y la mayor parte
del país. La sacrosanta democracia costarricense ha quedado en evidencia,
porque no es ni tan santa ni tan democrática. Exponemos a continuación 5
valoraciones que hacemos sobre las próximas elecciones:
1. Esta campaña electoral
inicia fría y con un desprestigio del carajo.
La clase
trabajadora, la juventud y la mayor parte del país están siendo objeto de un
diluvio publicitario desde los principales medios masivos de comunicación. Sin
embargo, según el último informe del Estado de la Nación, el 47% del electorado
no respalda a ningún partido político. Esta falta de identidad partidaria se
suma a la gran conflictividad social.
2. Johnny Araya tiene muchas posibilidades de
ganar ya que la maquinaria clientelar del PLN sigue intacta
Araya ha
hecho un esfuerzo por diferenciarse del gran desprestigio del gobierno de
Chinchilla. Pero el aspecto clave de la fuerza del PLN está en el andamiaje
clientelar a través de instituciones estatales (IMAS, INVU, Becas Avancemos,
etc.) el cual sigue intacto y le da réditos al PLN. Además, Araya se ha dado
una política para el sector educación. Este candidato reunió en el Centro de
Eventos Pedregal, ubicado en Belén de Heredia donde prometió que “si llega a la
Presidencia hará que el Poder Ejecutivo coordine con la Junta de Pensiones y
Jubilaciones del Magisterio Nacional (Jupema) para que unos 4.000 educadores
que habían pasado al régimen de la Caja Costarricense de Seguro Social en 1995,
puedan volver a Jupema.”
3. La burguesía teme ante el ascenso de la
movilización y no tiene consenso en el tipo de gobierno que necesitan para
proteger sus privilegios.
Un
sector de la burguesía que no comulga con Araya se quedó sin una apuesta clara
con la salida del doctorcito del PUSC. El PUSC era el partido donde se
realineaban importantes sectores de la burguesía. Muy caro les salió la
inseguridad del Dr Hernández, ya que este partido se ahoga en las deudas, a
pesar de las donaciones millonarias que registraban ya “entre abril y junio,
sumando unos ¢140 millones”. Este partido perdió los votos de Hernández, los
cuales se fueron hacia otras tiendas. Según la última encuesta de Unimer “El
21% de los votos del Dr Hernández se fueron con Villalta, un 14% para
Otto Guevara, un 10% para Araya y solamente un 6% para el candidato de
relevo, Piza.”
La
conclusión que podemos sacar sobre este punto es que, de conjunto, la burguesía
no tiene un consenso en el gobierno que necesita para mantener sus negocios. Es
tan así que hay parte del empresariado mirando con buenos ojos un gobierno de
“pacto social” para contrarrestar las presiones del movimiento popular. No nos
sorprende, por tanto, que las encuestadoras de la burguesía pongan en escena a
3 (y solo 3) contendientes en el camino a Zapote, donde lidera, según la
encuesta de UNIMER, con una intención de voto del 22% el candidato José María
Villalta del Frente Amplio. Esto también ha coincidido con un apoyo mediático a
Villalta por parte de casas informativas como canal 7. Esto ha alarmado a la
Unión de Cámaras de la Empresa Privada (UCCAEP) que ya salió a hacer
declaraciones sobre la desconfianza que genera Villalta para la inversión y de
las propuestas del candidato de “renegociar el TLC con Estados Unidos” y que se
reunirá con los principales candidatos.
4. El Frente Amplio se derechiza para captar un
electorado mayor
Todo nos
indica que el FA va a ser (con sus planteamientos reformistas más adaptados al
atraso de la conciencia de las masas) la estación electoral de paso para los
sectores que se alejen del PAC. El PAC nació en el 2000 con una preocupación
por sostener el régimen democrático-burgués, frente al proceso de erosión del
bipartidismo PUSC-PLN. Con la bancarrota
del PAC, el Frente Amplio se perfila ahora como una ficha de relevo.
Las
presiones electoralistas y la afluencia de emigrantes del PAC da elementos claros
de derechización del FA. Por ejemplo las declaraciones diplomáticas de Villalta
al diario digital CRhoy.com donde dice que Laura Chinchilla no es corrupta,
sino que “ella no se ha sabido rodear de gente eficiente y capaz”. Así mismo,
el candidato se ha mostrado muy dubitativo ante preguntas como “¿Expropiaría
empresas?” evadiendo los señalamientos de un programa coherente de estatización
de la infraestructura vial y contra las concesiones. Villalta ha tratado de
calmar a los empresarios, diciendo que apoya la producción nacional, que no
promoverá ningún nacionalización, y que lo que si garantiza es que va a frenar
las privatizaciones. Pero examinemos esto:
el “caballo de Troya” del TLC con los Estados Unidos sigue intacto,
¿sobre eso guarda silencio Villalta? , o por otro lado: ¿Por qué Villalta no se
plantea hacer algo que hasta Figueres se atrevió a hacer: la nacionalización
bancaria?; para así garantizar crédito barato para los sectores populares,
atacando al mismo tiempo el corazón de esa hiedra venenosa que es la mafiocracia
fianciera-exportadora.
En
cuanto al movimiento social el mismo escándalo con Jorge Arguedas, a quién le
retiraron la credencial de candidato a diputado, es el resultado de una
política de adaptación a la burocracia sindical. Así ha sido en el último
periodo con su apoyo vergonzante a la burocracia sindical de Albino Vargas
(ANEP) y Fabio Chávez (ICE), o como sucedió con la contra-reforma procesal
laboral (que reglamenta y hasta imposibilita el derecho a huelga en “sectores
esenciales”) nos confirma que su apuesta no es con la clase trabajadora ni promoverá
tampoco la democracia en las bases de las organizaciones obreras y populares.
5. Debemos levantar el apoyo por las
candidaturas clasistas con la perspectiva de unir esfuerzos más allá de las
elecciones
Presagiamos
que el espectro clasista alrededor de sellos electorales como el Partido de los
Trabajadores (PT) a nivel nacional, y el Nuevo Partido Socialista (NPS) a nivel
de la provincia de Heredia, tendrá muy poco espacio, ante el ascenso del FA.
Durante
este año, desde el PRT chocamos así con el sectarismo de estos y otros grupos,
que descartan cualquier tipo de alianza y que rehúyen la unidad porque quieren
levantar a como haya lugar sus propias candidaturas. Lamentablemente, y por una
política autoproclamatoria y autosuficiente, estas son candidaturas clasistas,
sin una base social concreta, sin movimiento popular vivo.
Pero a
pesar de todo, estos son los únicos
partidos con agendas y candidaturas independientes. Es por estas razones
que hacemos, desde hace ya varios meses, un llamado de apoyo crítico a las
candidaturas del PT y NPS.
Ante el
vendaval electoral, sin ilusiones ni engaños, defendemos ante el movimiento de
masas la política más correcta que es la unificación de esfuerzos y la
expresión del descontento popular en las urnas. Así mismo, creemos necesaria la
conformación de un Frente Unitario de Izquierda y de las y los Trabajadores que
vaya más allá de las elecciones. Seguir el ejemplo argentino, combinando la
solidaridad, la lucha y un frente electoral como el FIT, el cual alcanzó más de
un millón de votos y 3 diputaciones.
Si
sabemos hacerlo, pueden abrirse posibilidades insospechadas para incidir sobre
algunos sectores populares que sí luchan. Ante la arremetida brutal contra la
clase trabajadora, hoy más que nunca es momento de articular una campaña al
servicio de las luchas populares.
Sólo hay algo más grande que los chorizos del
gobierno ¡La voluntad del pueblo!
¡Si los de abajo nos movemos, los de arriba
se caen!
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