miércoles, 10 de octubre de 2012

Movimiento Sindical en la encrucijada: la Lucha de Vida o muerte en defensa del salario y los derechos laborales


Hay que reconocerlo: con el tecnicismo propio de los burócratas de los organismos financieros internacionales, el ministro Ayales “precisó” la redacción del plan B y del proyecto de Ley de Empleo Público, y se apresta a la batalla para reducir el déficit fiscal, imponiendo el control dictatorial de Hacienda sobre el gasto público gracias al primer proyecto y eliminando convenciones y pluses salariales con el segundo.

En una campaña bien orquestada con los medios, se pretende hacer creer a la opinión pública, que los “excesos” salariales y en el pago de la cesantía, comprometen la sostenibilidad financiera del estado.

La evasión fiscal, la sangría multimillonaria de las asesorías y el despilfarro en que incurren los jerarcas no cuentan. Son los “privilegios” de las trabajadoras(es) los que nos llevan al precipicio –repiten sin inmutarse.

No negamos que las jefaturas y los altos puestos de las instituciones públicas gozan de verdaderos privilegios en materia salarial y de otros beneficios. La austeridad que pregona Ayales no va dirigida, sin embargo, contra ellos. Si los proyectos pasan, las víctimas van a ser otras. Nada tan aleccionador como el reajuste por costo de la vida de este semestre: a las capas profesionales de la administración pública se les aumentó un 2,66 general y un 1% extra para compensar los 5000 colones del primer semestre, y a guardas, conserjes y demás administrativos sólo se les dio el 2,66% (bien por debajo de la inflación real) porque los 5 000 colones fueron demasiado para ellos en el primer semestre.

Vergüenza que Albino Vargas de la ANEP, los burócratas de la Rerum Novarum y otros que ahora proclaman la guerra a los proyectos de Ayales, hayan aceptado este reajuste salarial en el acuerdo que firmaron en marzo en Casa Presidencial.

Es urgente salirle al paso al gobierno, conformando un gran frente de lucha contra los proyectos. APSE, la CGT, UNDECA y el FIT-CAJA, los sindicatos municipales, deben asumir de forma democrática y amplia esta convocatoria.

Sin embargo, no podemos reconocerle ninguna representación a gente como Albino Vargas, que la prensa ya comenzó a levantar, con el propósito de que encabecen el proceso de negociación del proyecto de Ley de empleo público (ahora llamado “Anteproyecto de ley para el ordenamiento de las retribuciones adicionales al salario base del sector público”), negociación que se pactó, a seis meses plazo, en el acuerdo de marzo.

La maniobra del gobierno es clara: aparentar una negociación del proyecto, para desarmar la oposición sindical al mismo, y dejar que corra el año, mientras logra un consenso para pasarlos rápidamente en la Asamblea Legislativa… a más tardar en diciembre o enero, cuando la movilización se vuelve difícil por las actividades distractoras del fin de año.

No somos derrotistas. Los proyectos pueden ser frenados, aunque todas las fracciones de los partidos burgueses están dispuestas a aprobarlos: los diputados del PLN para que siga la robadera y la oposición para proteger a los evasores del fisco. Sin embargo, para pararlos es necesario dar una lucha frontal desde ya,  comenzando por alertar y organizar a las trabajadoras(es) en sus centros de trabajo, para ir en octubre a las primeras medidas de movilización: que proponemos arranquen con una huelga de 48 horas, con piquetes y marchas. Si no golpeamos rápido y contundentemente, el bloque burgués que le prometió a Ayales apoyar los proyectos (PLN-PAC-PUSC-PASE-evangélicos) no se va a resquebrajar.

Es necesario por eso, responder políticamente a la ofensiva del gobierno, que pretende responsabilizar a los salarios de las trabajadoras(es) de la crisis. Hay que ir a la negociación, pero sin perder de vista que es una trampa: hay que ir a exigir que se ponga fin al fraude y la evasión fiscal, a plantear que se acaben las asesorías y se castigue a ministros corruptos como Garnier, a denunciar los privilegios de los jerarcas del gobierno y exigir que cese el despilfarro y la robadera. Estamos seguros que, si ponemos el dedo en la llaga, el gobierno no va a aguantar esta “negociación” y va a terminar con la farsa.

Al mismo tiempo, para ampliar la lucha y ganar el apoyo de otros sectores populares, el movimiento sindical combativo debe promover el apoyo a las reivindicaciones populares, en particular la lucha en defensa de la CCSS y contra las alzas de tarifas en los servicios públicos.

¡Hay que desenmascarar  la negociación tramposa del  gobierno!
 

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