jueves, 24 de noviembre de 2011

¡HAY QUE PARAR EL PLAN FISCAL!

Al cierre de esta edición, el plan fiscal está listo para conocerse en el plenario legislativo. Con los votos de diputados del PAC, del PASE y de Restauración Nacional, el PLN logró terminar el proceso de comisión. De camino quedan 4500 mociones tramitadas “de forma expedita”, gracias a la vía rápida del artículo 208 bis del Reglamento Legislativo, que limita el tiempo de las intervenciones y habilita un mes de sesiones mañana, tarde y noche.

Esta forma de legislar es una “payasada”, que deja en claro que la voluntad del gobierno y de los partidos de “oposición” que le han servido de comparsa (encabezados por el PAC) es castigar con más impuestos a los sectores populares.

La lluvia de mociones que se dio al final, pretendió poner algunos parches, a un proyecto de consecuencias brutales al encarecer el costo de la vida y afectar la pequeña producción destinada al mercado interno.

Al aumentar el IVA del 13 al 14% y extender su cobertura, así como la del impuesto sobre la renta, a multitud de servicios y actividades que no estaban gravados anteriormente, se van a encarecer precios y tarifas, y el funcionamiento de todo tipo de pequeñas empresas, así como de la producción campesina.

Tal y como lo reconoce el mismo gobierno, de los 300 o 400 mil millones que se obtendrían con la reforma, un 92% proviene de estos dos impuestos: un 69% del IVA y un 23% de la renta.

Es claro por eso que se trata de una ofensiva brutal contra el nivel de vida de los asalariados, los campesinos, los pobres y los sectores medios. Aunque el periódico El Financiero ha calculado en 1 100 000 millones de colones (1,1 billones) lo que el Estado está perdiendo por evasiones, fraude y exoneraciones, la “reforma tributaria” no contempla ninguna medida para corregir esta situación, de la que se benefician fundamentalmente los grandes capitalistas nacionales y extranjeros.

La canasta básica que se establece, de unos 300 productos exonerados, es totalmente insuficiente y se va a encoger o agrandar a criterio del gobierno. Mientras tanto, muchas instituciones públicas van a tener que pagar el IVA por cualquier compra que realicen. Un verdadero absurdo: que el estado se cobre a sí mismo, despropósito que va a sabotear el funcionamiento de las instituciones públicas con nuevos trámites engorrosos, y va a dificultar la renovación de equipos

médicos en la CCSS, o el mejoramiento de la infraestructura portuaria de JAPDEVA, para citar sólo dos ejemplos. Pareciera, sin embargo, que detrás de este desatino, hay un propósito: como los presupuestos se van a mantener congelados, se va a estrangular aún más a las instituciones públicas, para favorecer los procesos de privatización de moda.

La metodología para extender los impuestos es la misma del TLC: todo lo que no se mencione expresamente en el proyecto (y hay una amnesia casi total) va a quedar sin exoneración, y las leyes que establezcan exoneraciones, derogadas. Lo que va a pasar, se ha puesto en evidencia a propósito del pan: le dieron exención a la harina, pero no al grano de trigo, y al final el pan y las pastas van a terminar subiendo de precio. (Dicho de paso, no sabemos si con alguna moción se corrigió el “desafuero”).

Ottón Solís condicionó el apoyo del PAC a que se gravara a las empresas que se establecieran en las zonas francas a partir del 2015 con un 15% de impuesto sobre el reparto de dividendos y el pago de los impuestos municipales. Es una cortina de humo bastante cínica, porque a partir del 2015, conforme a lo dispuesto por la Organización Mundial del Comercio para eliminar subsidios, se tendrían que acabar las exenciones. Aunque el impacto de estos impuestos es mínimo, hemos visto una fuerte presión de algunos sectores de la burguesía y hasta un frente de las principales transnacionales, para que no se les ponga ningún impuesto más.

En diversos artículos, hemos señalado que el déficit no es inmanejable. Que los bonos que coloca el gobierno costarricense para cubrirlo, se pueden seguir vendiendo sin mayores problemas mientras no reviente la crisis económica que se encuba a nivel internacional. La pretensión de reducir el déficit con impuestos a los sectores populares, es parte de las modas de “austeridad” que vienen de Estados Unidos y Europa. Llama la atención, que el gobierno comenzó hablando de un déficit de un 5 o 5,5% del PIB al final de año, y ahora resulta que está hablando de un 3,2% (670 000 millones de colones).

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