sábado, 1 de octubre de 2011

Una necesidad impostergable:la unidad de la Izquierda Revolucionaria

Ante la crisis profunda y estructural que azota la economía capitalista mundial, que engendra la ofensiva cada vez más voraz de los grandes pulpos capitalista y sus gobiernos, cuyo objetivo es descargar todo el peso de esa crisis sobre las espaldas de las y los trabajadores y pueblos del mundo, se vuelve imprescindible organizar la resistencia más amplia del movimiento obrero y popular, en todas las latitudes del planeta. El colapso del estado griego y el gran levantamiento de las y los trabajadores y jóvenes, señala la perspectiva que se observa a escala global. Pese a la trillonaria inyección de dólares, con que las grandes potencias pretendieron frenar el curso recesivo de la economía mundial, este curso reaparece y se profundiza, no dejando otro margen a los gobiernos de turno que desatar una despiadada ofensiva por recortar salarios, empleos y derechos sociales de todos los pueblos del mundo. 
Ciertamente se hace más que necesaria una gran unidad del movimiento sindical, campesino, estudiantil, de mujeres, ambientalista, de diversidad sexual, porque además en este contexto, se incrementa la tendencia a recortar derechos y libertades democráticas, se intensifica al máximo el saqueo de los recursos naturales y la destrucción ambiental, cunde la minería a cielo abierto, la explotación petrolera, la disputa por las fuentes de agua, al mismo tiempo que los sectores reaccionarios y oscurantistas levantan

cabeza, se agrava la violencia contra las mujeres y la homofobia.  Pero esta amplia unidad de las filas del pueblo, las y los trabajadores y oprimidas(os), para consolidarse, requiere contar con una motor generador; nos referimos a la imprescindible articulación de la izquierda revolucionaria, rompiendo el asilamiento, superando las barreras gremiales, sectoriales y sectarias, construyendo una organización política unificada y un programa revolucionario consecuente, que evite que la energía, la creatividad y el descontento popular termine traicionado, frenado o desviado (una vez más), por las direcciones burguesas y pequeñoburguesas “progresistas”, que no hacen más que hacer de “pata izquierda” del régimen, aún en su profunda crisis y descomposición. 

El PRT, que se aproxima a la conmemoración de su 35 aniversario en marzo del próximo año, con sus limitaciones y errores, no obstante, ha sido una corriente que de manera coherente y firme ha resistido durante toda sus existencia las presiones del reformismo y la capitulación, plantando la bandera y los principios del marxismo revolucionario, contra viento y marea. Pero creemos que en la nueva etapa que se abre, en la que se multiplican los desafíos y posibilidades, es necesario bregar, sin ninguna mezquindad ni sectarismo, por un reagrupamiento y una síntesis de toda la vanguardia anticapitalista, honesta y consecuente, que enlace una perspectiva obrera clasista, con el feminismo socialista y el ambientalismo radical. Porque el incomparable nivel de destrucción ambiental, social y personal que engendra el capitalismo en decadencia en todo el planeta, requiere de una organización radicalmente anticapitalista. En ese camino hemos procurado y logrado en el último período diálogos, acercamientos y coordinación con otras corrientes revolucionarias, en especial con las y los compañeros del Movimiento al Socialismo

(MAS), firmemente convencidos de que se trata de sembrar pacientemente los cimientos de la unidad revolucionaria que urgentemente la realidad nos demanda construir. La necesidad es impostergable, pero con plena claridad en el objetivo estratégico revolucionario. Tal como reza la consigna, que sintetiza esa necesidad y perspectiva: “El capitalismo mata… matemos al capitalismo”.

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