EN LA SEGUNDA RONDA
NO HAY POR QUIÉN VOTAR
Estas elecciones, al igual que hace
cuatro años, no definieron un ganador en la primera ronda. Es llamativo el
creciente fraccionamiento del electorado, lo cual caracterizamos como el
deterioro de la legitimidad de los partidos políticos y esta democracia
burguesa. Por ejemplo, en el 2014, los dos primeros lugares de las elecciones,
el PAC y PLN, alcanzaron 629 866 y 610 634 votos respectivamente.
En estas elecciones del 2018, los dos
primeros lugares, RN y PAC, agrupan un menor número de votos: 505 214 y 439 388
votos respectivamente.
A nuestro análisis debemos sumar el
factor abstencionismo: Se mantiene alto, ya que pasó del 31,2% en 2014 al
34,34% en 2018, lo que significa en ambos casos más de un millón de votantes
que no participan en las elecciones. Como hace cuatro años, cuando sólo
participó apenas un 56,63% del padrón, es probable que el 1ero de abril
constatemos una baja participación en la segunda ronda.
Una campaña electoral que comenzó en
frío, debido a los escándalos de corrupción como el Cementazo, auguraba una
baja considerable en la participación electoral. Pero sorpresivamente, en enero
el pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) colocó
en el centro de la campaña electoral costarricense el matrimonio igualitario.
Así se polarizó la contienda
electoral, y una importante franja del electorado que se opone al
reconocimiento de derechos a la comunidad LGBTIQ expresó su malestar votando
por Renovación Nacional (RN - un partido cristiano-liberal) y su candidato
presidencial, Fabricio Alvarado (ex-periodista, cantante y predicador). El
porcentaje de votos para presidente (24,91%) coloca a RN en primer lugar. Uno
de los elementos que más llama la atención es el incremento meteórico en su
representación legislativa (pasa de 1 diputación a 14) ya que arrasó en los
bastiones de partidos tradicionales (PLN-PUSC en las costas) y del partido
oficialista PAC (en los centros de votación más grandes de la Gran Área
Metropolitana).
El partido de gobierno, Partido Acción
Ciudadana (PAC) logró superar con un 21,66% a los viejos partidos del
bipartidismo: el Partido Liberación Nacional (PLN) alcanzó un 18,62% y la
Unidad Social-Cristiana (PUSC) obtuvo un 16,02%. Sin embargo, es considerable
la baja votación del PAC si se le compara con el 2014 (-190 mil votos). En
aquella ocasión el PAC aglutinó un voto anti-PLN que venía de dos gobiernos
consecutivos. Esto se puede explicar, entre otras razones, porque esta vez el
PAC era el partido de gobierno y, tras haber dirigido Casa Presidencial,
resultó una desilusión para las y los electores que confiaron en el “gobierno
del cambio”.
Debemos poner mucha atención a lo que
suceda en esta segunda ronda. La polarización de la discusión sobre el
matrimonio igualitario corrió a la derecha todo el espectro político. Muchos
militantes y activistas que vienen de la izquierda reformista (Frente Amplio)
se están yendo al “centro” (PAC) para "defender" en el terreno
electoral la agenda de derechos humanos. Esta presión hacia la derecha se
comienza a expresar en el posicionamiento pro-PAC de todo tipo de activistas:
autonomistas, anarquistas, frenteamplistas y hasta socialistas. Aunque
terminemos nadando contra corriente, debemos dar una pelea para impulsar una
agenda de lucha con perspectiva de independencia de clase en todos los espacios
donde podamos participar (ambientalistas, feministas, sindicales…).
Por lo anterior creemos que debemos
tomar la iniciativa y acordar con las organizaciones que coincidan en la
unificación de las luchas gremiales hacia una perspectiva más política, iniciar
desde ya las discusiones para formar en Costa Rica un Frente de Izquierda. Un
Frente de izquierda donde todos sus componentes tengan autonomía pero que con
el interés de buscar la unidad de la clase trabajadora sirva para potenciar las
luchas que se avecinan, así como un sello electoral conjunto para no perder
espacio en el debate político nacional.
¡Ni Carlos ni Fabricio, yo lucho y me organizo!
¡Unidad de los trabajadores, contra los patrones!
En medio de
la polarización electoral,
la izquierda tuvo una bajísima votación
la izquierda tuvo una bajísima votación
Jhon Vega (PT) con candidaturas a nivel nacional y Victor Artavia (NPS) con una candidatura legislativa en San José, se presentaron por separado en las elecciones 2018. |
En estas elecciones el balance es
negativo para las opciones de izquierda, debido a que las candidaturas del
PT-LITci (a nivel nacional) y del NPS-SoB (en la provincia de San José) no sólo
siguen en la marginalidad que protagonizaron en el 2014, sino que retroceden
cuantitativamente. En aquella ocasión, la nómina presidencial el PT alcanzó 4
897 votos (0,24%) y en esta elección 2018 acumularon apenas 4060 votos (0,20%).
Aunque era un resultado esperable, el mismo Jhon Vega decía en los debates y
entrevistas que “no iba a ganar”, estos números son preocupantes por el
desgaste que significó la inscripción y la campaña nacional. Sobre el NPS, los
datos son signo de marginalidad: 727 votos (0,11%) en su candidatura
provincial.
Estos números se explican en parte por
la poca exposición de estas candidaturas independientes de la burguesía. La
falsa democracia costarricense que se opone a la igualdad de oportunidades de
participación en radio, televisión y otros medios publicitarios.
También se explica por la
autoproclamación y el sectarismo. Estos dos elementos, entre otros que
necesitamos reflexionar, impiden la efectiva unidad electoral de las
organizaciones que se reclaman de la izquierda revolucionaria. Es vergonzosa la
actitud del PT que ni siquiera se dignó a responder varias propuestas de
nuestra parte de apoyo logístico y económico a su campaña, por el terror que
tienen de darnos espacio. En otras circunstancias, con un frente unitario y
ofensiva principista en los frentes de masas, la izquierda trotskista podría
convertirse en un referente de la articulación de luchas y la batalla por las
ideas socialistas. Como se ha hecho en Argentina con el FIT.
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