El viernes dos de junio, la dirigencia de la APSE convocó
a una Asamblea de Presidentes de Base, para definir un día de huelga:
“Los motivos para esta convocatoria a un día de protesta son:
1. Denunciar la política de sobrecarga laboral impuesta por
el MEP debido al excesivo papeleo. Los
trabajadores docentes han sido claros en que desean trabajar y brindar su
máximo aporte en aspectos educativos, pero el excesivo papeleo y les impide
desempeñarse de lleno a la enseñanza y los obliga a dedicar tiempo a la
burocracia.
2. Exigir el derecho a la negociación colectiva y denunciar
la política anti-sindical del MEP contra la APSE.
3. En contra del aumento de la cuota obrera al régimen de
pensiones del IVM.
4. Por la aprobación del proyecto 17.561 que busca que los
trabajadores de la educación que están en el régimen de pensiones de la CCSS sean trasladados al régimen de JUPEMA.
5. Por la lucha de un aumento salarial digno para el segundo
semestre 2017.
6. Pago y puntual de la Zona de Menor Desarrollo.
7. Exigir al MEP la
restitución de oficio de los montos rebajados a los salarios de quienes se
sumaron a la huelga del 1 de setiembre de 2015, en consonancia con la sentencia
del Tribunal de Trabajo de Menor Cuantía. (Comunicado pág. WEB)
La
dirigencia de la APSE ha tenido algunos reveses muy serios en el último mes y
el 20 de julio hay elecciones nacionales para renovar la Junta Directiva. Por no haber apelado a la movilización de las
bases para impulsar la negociación de una nueva convención y tratar de hacer
equipo en este sentido con las dirigencias de la ANDE y del SEC, el MEP prorrogó la convención del SEC (muy limitada
en sus alcances y costo económico) y con la complicidad de las dirigencias del
SEC y la ANDE no pudieron ser firmantes y por tanto quedaron excluidos de cualquier negociación sobre aspectos de la
misma, como el pago de la zona de menor desarrollo.
Peor
aún, para agravar las cosas, el jueves 1º terminaron casi a golpes con Pablo
Zúñiga, Asesor Legal de la Ministra, que les había abierto las puertas del MEP
por tener amistad con algunos dirigentes de la APSE cuando eran militantes de
Vanguardia Popular.
En este
marco, el llamado a un día de huelga es una medida limitada y sin continuidad
por la salida a vacaciones de quince días, medida que más que el inicio de una
lucha efectiva por las reivindicaciones que se levantan, pareciera estar
destinada a recordarle a los jerarcas del MEP que no pueden dejar de contar con
ellos y dar la impresión a las bases de la APSE de que el Movimiento Honestidad
continúa siendo una dirigencia de lucha.
Una
lucha seria por el reajuste salarial del segundo semestre (la reivindicación
más importante entre las que se levantan para el movimiento) no se puede
encarar sin ninguna política para sumar a otros sectores del movimiento
sindical, por la resistencia que va a hacer el gobierno a cualquier reajuste
salarial que se acerque a la inflación real. Tampoco, sin precisar cuál es el
monto del reajuste por el que se va a luchar.
La
dirigencia de la APSE le pagó casi 7 millones de colones al señor Mario Vindas,
ex-asesor de Garnier cuando presidía el MEP, por elaborar una propuesta
salarial que finalmente terminó siendo la fórmula con la que se le paga al
sector privado: la inflación proyectada en el siguiente semestre con base en el
Índice de Precios al Consumidor más un % por el crecimiento del PIB.
Categóricamente afirmamos que mientras esta sea la política salarial de la
APSE, no se va a contener la erosión de nuestro salario. A nadie se le escapa
que los porcentajes del reajuste semestral por inflación en el sector privado
no están muy lejos de los porcentajes rondando el 0% a que nos han acostumbrado
en el sector público. El IPC es manipulado para reconocer un porcentaje de
inflación dos o tres puntos por debajo de la inflación real.
Urge
que se defina con técnicos no neoliberales, el porcentaje de inflación real y
el deterioro acumulado de nuestro salario. Si realmente se quiere dar la lucha
salarial, esto es un prerrequisito.
Así
como buscar la unidad de acción con otros sectores del movimiento sindical.
Lamentablemente, por la prepotencia que los caracteriza, los dirigentes de la
APSE han creado fricciones y rivalidades burocráticas con todas las cúpulas
sindicales.
Si la
dirigencia de la APSE tiene voluntad de luchar, debería trasladar la
movilización para el 29, para coincidir con el BUSSCO y multiplicar la fuerza
de la movilización. El expediente de fragmentar las luchas sólo le sirve al
gobierno. Hay que movilizarse a la huelga y exigir eso sí que se le dé
continuidad a la lucha, para que el día de huelga no se convierta en un
episodio efímero, en función de los intereses electorales del grupo en el poder
en la APSE.
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