Ya puede adquirir nuestra edición #113 de Bandera Roja. Abajo encontrará el editorial de este mes de mayo, 2017.
Editorial
¿Ganará Álvarez Desanti en febrero del 2018?
La convención del PLN del domingo 2 de abril, se convirtió en la antesala de las elecciones nacionales de febrero del 2018.
De izquierda a derecha: Rodrigo Arias, Álvarez Desanti y Oscar Arias. Para analizar la fotografía basta el refrán popular: "Dime con quién andas y te diré quién eres". |
Todo parece indicar que no va a haber sorpresas el año
entrante, pues Álvarez Desanti sería “ratificado” en la Presidencia de la
República sin ningún problema, en medio del creciente desinterés de la
población costarricense por “el carnaval electoral” de cada cuatro años.
Hacemos esta afirmación porque es evidente que el PLN logró
recomponerse bajo un perfil más de derecha (aparentemente lograron movilizar
unas 400 000 personas a votar en la convención) y los sectores más fuertes de
la burguesía escogieron a Álvarez Desanti para que gobierne después de Luis
Guillermo Solís (a diferencia de las elecciones anteriores cuando la
candidatura de Araya no les gustaba y le zafaron el bulto) confiando en que es
el que puede impulsar de manera más coherente y firme la agenda neoliberal
pendiente.
Con la petulancia que lo caracteriza, Arias comentó que
él siempre ganaba. No vemos como una señal de gran “clarividencia o audacia”
políticas gastar una millonada en la convención del PLN para hacer ganar a un
candidato, es más bien una operación comercial… y más allá de que Figueres
pueda ser percibido en algunos sectores como un político tradicional más
manchado de corrupción que Álvarez Desanti, lo cierto es que la convención la
perdió porque Álvarez Desanti logró gastar más. Con esto no hacemos referencia
a signos externos, sino a la compra de conciencias, al clientelismo del que
depende la movilización de votantes.
Figueres logró, sin embargo, un porcentaje alto de la
votación, que le garantiza una cuota de poder en las estructuras internas del
PLN y en las candidaturas a diputados. Todo parece indicar que el tono del
enfrentamiento entre Figueres y Álvarez Desanti ya bajó y que van a mantener
una unidad de fachada hacia las elecciones.
Si es así, no vemos por dónde puede aparecerle un
obstáculo serio a Álvarez Desanti en el camino a la Presidencia.
El resto de los partidos burgueses están muy gastados,
sin figuras nuevas y carismáticas, y manchados además por los escándalos de
corrupción que se han hecho cosa de todos los días. Si las elecciones de
febrero del año entrante entran en calor, va a ser en la disputa por las diputaciones más que por la Presidencia.
Que la figura de Luis Guillermo Solís mejore su imagen,
no significa que el PAC recupere credibilidad y brillo. El PAC defraudó las
expectativas de los sectores populares que votaron por él creyendo que no
seguiría la agenda neoliberal que ha venido aplicando desde el gobierno. El
Frente Amplio, por su parte, va a ser doblemente castigado, por actuar como
furgón de cola del PAC y la burguesía costarricense en la Asamblea Legislativa.
Se nos objetará que podría aparecer otra opción para la
burguesía costarricense en la figura de Juan Diego Castro, que podría voltear
el tablero. Más allá de que pudiera lograr alguna fuerza con su discurso
demagógico contra la delincuencia, no vemos que ningún sector significativo de
la burguesía quiera impulsarlo y esto pondría límites a su campaña. Aparte del
hecho de que ya tiene “rabo” que le majen (como testaferro del gobierno de
Figueres) y llegado el caso no faltarían “voluntarios” para sacar a la luz sus
trapillos sucios.
Aunque todavía está por verse si el gobierno de Solís
congela por cálculo electoral la agenda neoliberal que ha venido aplicando en
acuerdo con Álvarez Desanti, es claro que si éste gana las elecciones en
febrero, como prevemos, va a venir con los tacos puestos, a honrar el
compromiso con los Arias, los Liberman y el gran capital.
Del debate interno en el PLN ha quedado claro que va a
impulsar una mayor apertura del sector eléctrico y concesiones para la
explotación gasífera y petrolera (en la que se adivina la mano de los Arias)
con grave detrimento del medio ambiente. El intento descarado de Álvarez
Desanti de apoderarse de tierras indígenas en Panamá nos indica claramente la
clase de bicho que viene para el poder: tiene demandado al Estado panameño por
100 millones de dólares por impedírselo.
El movimiento de masas tiene que prepararse desde ya,
impulsando al frente de las organizaciones sindicales y populares, dirigencias
clasistas y luchadoras, que rompan con la política desmovilizadora de las
dirigencias burocráticas y conciliadoras de clases.
En este camino, aunque las opciones de independencia de
clase son electoralmente débiles (el Partido de los Trabajadores y el Nuevo
Partido Socialista) y sectariamente no promueven un polo unitario de la
izquierda revolucionaria, hay que llamar a votar por las mismas, para que las
trabajadoras(es) más conscientes no den un solo voto a los partidos burgueses y
clericales ni a la izquierda reformista y conciliadora de clases del Frente
Amplio. Hay que dar una batalla por la conciencia de las masas trabajadoras,
contra los políticos burgueses y reformistas, que cada cuatro años ofrecen el
paraíso y después nos sangran sin piedad en la explotación cotidiana de la
sociedad burguesa.
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