Un punto álgido que refleja
a un Gobierno tramposo
La Reforma
Procesal Laboral (RPL) se empezó a barajar desde la administración de Miguel
Ángel Rodríguez, para evitar la condena de Costa Rica por la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), en particular por carecer de instrumentos de
negociación colectiva (ante la prohibición de la suscripción de nuevas
convenciones colectivas y laudos arbitrales) y la falta absoluta de libertad sindical
en el sector privado, por la operación de los comités permanentes y los
arreglos directos, instrumentados por el solidarismo, para liquidar a los
sindicatos.
Este es el
origen de la discusión en el país, que durante años conjuntó a las cúpulas sindicales,
particularmente de la ANEP y Rerum Novarum, las cámaras empresariales y los
gobiernos de turno (encerrados en mesas auspiciadas por la OIT y el Ministerio
de Trabajo, sin consulta ni concurso de
las bases sindicales). Al fin, en la administración Chinchilla, estas cúpulas
consensuaron un proyecto de RPL que fue el que se aprobó, con los votos del PLN
y de la mayoría de las fracciones.
Hay consenso entre
todos los sectores de que la RPL moderniza y agiliza los procedimientos del derecho
laboral individual, es decir, el trámite y la tutela de las demandas
laborales a título individual,
incluyendo la defensa pública. Pero en
cuanto al derecho laboral colectivo, que con razón se ha denominado el “alma
del derecho laboral”, opinamos que la
RPL tal y como finalmente se llevó a la Asamblea Legislativa, muy lejos de ser
la gran reforma en beneficio de las y
los trabajadores, cómo demagógicamente se ha dicho, no solo deja intacta la
principal arma de los patronos para liquidar la organización sindical en el
sector privado, es decir, los comités permanentes y los arreglos directos, sino
también, lo que es más grave, contiene
una excesiva regulación del derecho a huelga, que en la práctica llevará a su
mayor limitación.
Al respecto
hacemos nuestras las siguientes palabras de Susan Quirós, secretaria general de
la Unión Nacional de Trabajadores (UNT): “ (…) los avances o aspectos positivos
(de la RPL), además de que quedan a merced de los aplicadores del derecho,
quienes muchas veces incumplen los plazos establecidos en la ley sin asumir
ningún tipo de responsabilidad, se quedan en el ámbito del derecho individual
(…)La negociación colectiva es parte esencial de la libertad sindical, no se
puede hablar de derecho de sindicalización, si no se respeta el derecho a
negociar colectivamente; y la ley de reforma procesal laboral, lejos de
garantizar y promover ese derecho, lo debilita, manteniendo incólumes los
Comités Permanentes y los Arreglos Directos, que son los instrumentos de la
política antisindical en el Sector Privado, que han impedido que nazcan y se
desarrollen los sindicatos en la empresa privada, y que estos puedan negociar
colectivamente para garantizar y ampliar derechos”. (Susan Quirós:
“Levantamiento del Veto a la RPL: ¡¡Yo no celebro!! https://www.facebook.com/susan.quirosdiaz.9/posts/10204067313496948?fref=nf&pnref=story)
En cuanto al
derecho huelga, que es una cuestión de vida o muerte para el movimiento obrero,
los requisitos establecidos por la RPL son
más engorrosos que los que establece el Código de Trabajo actual, que es muy
general y ambiguo al respecto (favoreciendo así que se impongan las huelgas de
facto, como ha ocurrido hasta la fecha). Algunas regulaciones y limitaciones
muy perjudiciales al derecho a huelga en lo que se denominan servicios públicos
esenciales, son por ejemplo la obligación de los sindicatos de comunicar la
huelga con una anticipación de un mes al patrono y un plan en la que se
compromete a no entorpecer la prestación de los servicios esenciales (lo que es
obvio que le posibilita a la patronal desplegar todas las maniobras de que
dispone para desmontar el movimiento de antemano). Asimismo, en esos casos la huelga no debe durar más de treinta días, pues vencido este plazo
debe someterse a un arbitraje judicial
cuyo fallo es obligatorio (y sin lugar a dudas beneficiaría a la
patronal). Además esto abre el portillo
para establecer sanciones contra los dirigentes y los activistas que promuevan
huelgas ilegales o acciones de fuerza.
EL VETO DE
CHINCHILLA
Pero, a pesar de la aprobación de los diputados del
PLN en la administración pasada y de que la propia Ministra de Trabajo, Sandra
Pizk, hoy diputada del PLN, fue una de las promotoras de la RPL y en su momento
la catalogó, al igual que lo hace hoy el Frente Amplio y Albino Vargas, como
una reforma histórica; días después de su aprobación, intempestivamente, la ex
presidenta Laura Chinchilla vetó específicamente una serie de artículos.
¿Por qué? Pues
porque los sectores más conservadores y reaccionarios del empresariado presionan
específicamente sobre cuatro aspectos puntuales de la RPL. Analicemos cada uno
de ellos:
1) La Huelga en
servicios esenciales. A pesar de la excesiva regulación, y a pesar de que son
los Tribunales de Trabajo quienes califican la legalidad de una huelga, los que
invariablemente fallan en contra del movimiento obrero; no obstante, la RPL
abre la “posibilidad” de hacer huelgas legales, no su garantía. Esto es muy
importante remarcarlo. Que se tenga la expectativa de huelgas legales en salud, la policía y los
muelles, no significa que así se pronuncien los Tribunales, copados por jueces
reaccionarios y antiobreros. Pero, sin embargo,
a nuestro modo de ver, en virtud de la importancia mayúscula que le
otorga la gran oligarquía, y sobre todo la fracción exportadora financiera, al
descabezamiento de SINTRAJAP y la entrega de los muelles a APM Terminales, este
punto (así sea únicamente una expectativa), los ha llevado a cerrar filas en
respaldo del Veto de Laura Chinchilla.
2) En caso de
ser declarada legal la huelga, en el
artículo 394 se impide la contratación de esquiroles o rompehuelgas. Pero al mismo tiempo se obliga a que la
huelga no suspenda los servicios esenciales. En el caso de la reciente huelga
de SINTRAJAP, fue esencial para su derrota que el Gobierno de Solís contratará
rompehuelgas colombianos para quebrar la huelga; por lo que este es un asunto
vital para los grandes exportadores e importadores, que está en el tapete.
3) Una vez
declarada la huelga ilegal se
conmina a las y los trabajadores, bajo
pena de despido, a reincorporarse al
trabajo en 48 horas, lo que es considerado un plazo muy amplio por la mayoría
de las cámaras empresariales; consideramos que esto es en realidad un asunto de
menor importancia para los sectores patronales.
4) Se permite la
“posibilidad” de declaratoria de huelga legal en el sector privado en dónde no
existen sindicatos, mediante la votación secreta de la mayoría de los presentes
en asamblea, lo que en gran medida se
convierte “en letra muerta”, mientras persistan los comités permanentes y los
arreglos directos amparados en el solidarismo.
LAS PIRUETAS DE
SOLÍS Y SU MINISTRO DE TRABAJO
Con el propósito
de mantener su alianza con el Frente Amplio para continuar presidiendo el
directorio legislativo, al filo del plazo de su expiración legislativa, Solís
levanta el veto de Chinchilla a la RPL, pero de una manera muy tramposa.
En primer lugar
levanta el veto a la RPL, pero establece
en el acto que su vigencia inicia hasta dentro de 18 meses y a la vez anuncia
un decreto ejecutivo que prohíbe tajantemente las huelgas en servicios
esenciales. De esa manera le tira la pelota de nuevo a la Asamblea Legislativa, donde una mayoría reaccionaria se apresta a liquidar
los tímidos aspectos progresivos que mantenía la ley, y que fueron precisamente
objeto del veto de Chinchilla. De esa manera la jefa de fracción del PAC,
Emilia Molina, anuncia que impulsarán un proyecto de ley presentado por el PUSC
que regula en esa dirección la prohibición de la huelga en servicios esenciales
(la Nación, 13-12-14, p. 7A).
De manera que el gesto de condescendencia de
Solís con sus aliados del FA, es eso, nada más que un gesto vacío, porque a la
larga en estos meses venideros apuesta a modificar la RPL en todo lo que impone
la agenda del gran empresariado, puesto que el veto no rige sino hasta dentro
de 18 meses, tiempo suficiente para procurar ajustarse a las exigencias del
empresariado, mientras redobla el paso para desarticular las convenciones
colectivas, como ya lo está haciendo en RECOPE, el IDA, JAPDEVA, y se alista
para derrotar en toda la plana a los sindicatos del sector público, imponiendo
el salario único y la ley de empleo público, el próximo paso en la ruta
antiobrera y antipopular de este Gobierno que aparenta ser progresista,
pero que no depara más que demagogia para el movimiento popular y
servilismo al gran capital y al imperialismo.
Sobre las objeciones de un sector del empresariado,
El Ministro de Trabajo devela sin ambages la estrategia tramposa del Gobierno,
al señalar, que “ahora queda el proyecto 19.306 para hacer los ajustes que
quieran” (La Nación, 14-12-14, p. 6A). Y
ante la pregunta directa sobre qué debe modificarse de la RPL, el Ministro
indica claramente: “(…) el porcentaje para la huelga en empresas sin sindicatos”. Y más adelante agrega: “Estoy de acuerdo en
reducir el plazo de 48 horas a 24, conservando la posibilidad de retornar a su
trabajo cuando la huelga se declare ilegal (…) y creo que debería andar entre
el 30 % y el 50 % el mínimo de trabajadores requerido para hacer la
declaratoria de huelga”. Finalmente
sentencia: “Pero esa discusión se debe dar en la Asamblea Legislativa”.
NINGUNA
CONFIANZA EN EL GOBIERNO: POR UN FRENTE DE IZQUIERDA Y LAS Y LOS TRABAJADORES
En
síntesis, cuál equilibrista en la cuerda
floja, el Gobierno de Solís apuesta a aparentar que honra sus acuerdos con el
Frente Amplio, haciéndole un guiño a la burocracia sindical estilo Albino
Vargas, y a la vez abre el espacio para que se limen los pocos aspectos
positivos de la RPL, congraciándose a la larga con el empresariado y sus
partidos más recalcitrantes.
Aunque proyecta
el espejismo de que el PAC afianza sus compromisos con el FA, en realidad lo
que hace es “cambiar algo para que todo siga igual… o peor”.
La renegociación
para la puesta en marcha de la megarrefinería y la ampliación de la ruta 32 en
manos de capital chino, parece indiciar que este podría ser un punto más que
alienta la alianza con el Frente Amplio, que acaricia la esperanza de que Solís
vuelva sus ojos hacia Petrocaribe y el Mercosur.
En el PRT, por
nuestra parte, llamamos a romper todos los espejismos que monta el Gobierno
tramposo del PAC. Llamamos una vez más a conformar un bloque clasista de la
Izquierda y las y los Trabajadores, en especial llamamos al Frente Amplio a
romper sus ilusiones vanas con el PAC, y que nos aprestemos a preparar juntos
el combate frontal y en las calles por recuperar nuestra soberanía portuaria,
contra la imposición de la ley de empleo público y el salario único y en
defensa del derecho a las convenciones colectivas.
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