APSE:
Las debilidades de conducción en la pasada huelga
¡Qué mal que la dirigencia no quiera
recibir críticas!
El
acuerdo para levantar la huelga dejó al Magisterio Nacional con un mal sabor.
Hay la sensación de que el gobierno no va a poder pagarle a todos las compañeras
y compañeros afectados, y serias dudas sobre el mecanismo para resolverles la
situación. Al cierre de esta edición, sábado 8 de junio, calculamos que unos
doscientos o trescientos compañeros seguirán en el calvario, si no más. Aunque
el Arzobispo le rece a la Virgencita de los Ángeles no vemos que se les vaya a
resolver la situación rápido.
En la
Comisión de Luchas de la APSE, un órgano asesor de la Directiva Nacional, desde
el inicio del conflicto varios compañeros dimos nuestros puntos de vista y las
más de las veces no se nos hizo mucho caso por la estructura caudillista de la
APSE, donde la Presidenta define todo (con un superasesor) marginando hasta la
Directiva Nacional.
No
decimos, evidentemente, que si se hubiera hecho caso a todo lo que se planteó
en la Comisión de Lucha las cosas hubieran ido mejor. Desde el comienzo mismo
de esta lucha, fue claro que la cúpula de la APSE no la quería y este hecho
marcó el tipo de conducción que se le dio. El peor resultado de esta huelga, es
que la APSE retrocedió en el funcionamiento democrático de sus estructuras.
Ante
el malestar que existe en las bases, nos parece una torpeza de la dirigencia de
la APSE culpar de todos los problemas a las dirigencias del SEC y la ANDE, que
evidentemente estuvieron en una competencia con la APSE, y después querían
entregar la lucha. La dirigencia de la APSE debe analizar en qué falló, y
volcarse a garantizar que hasta al último compañero se le pague.
Las
insinuaciones que se hicieron en el Consejo Nacional de hoy, de juicios
políticos contra activistas que han acusado a la dirigencia de traición, son
una barbaridad estalinista, propia de los peores tiempos del Partido Vanguardia
Popular, a las que todo el activismo de la APSE debe oponerse. Personalmente
siempre hemos denunciado este tipo de críticas sin fundamento, el problema es
que cuando se convierte en crimen criticar a la dirigencia morirá la democracia
sindical y se dará inicio a una APSE no muy diferente de la ANEP de Albino
Vargas.
Algunos problemas en la conducción de la lucha:
Cuando
comenzaron los problemas con el primer pago bajo Integra II, personalmente
planteamos en la Comisión de Luchas, que se tomaran de inmediato medidas de
presión (piquetes frente a Rofas, vigilias en la casa de Garnier, un
emplazamiento a Solís y la futura ministra para que se presentaran al MEP a
presionar por la solución del problema), con el fin de preparar la huelga, si
los problemas no se resolvían en el siguiente pago. La dirigencia de APSE no lo
hizo y sólo cuando ya la huelga era un hecho en muchos colegios, reaccionó y
llamó a la huelga a partir del lunes 5 de mayo. Ana Doris González, la
Presidenta de la APSE, ha dicho varias veces en público, que los que iniciaron
la movilización en Rofas fueron unos “irresponsables”. Terrible actitud, que se
explica porque algunos de estos colegios los dirigen compañeros de la tendencia
opositora. Señalamos esto, porque un problema de la lucha va a ser el intento
reiterado de la dirigencia de la APSE de impedir cualquier voz crítica, lo que
llevó a permitirle al SEC y la ANDE que manejaran las movilizaciones en San
José como quien moviliza ganado, sin permitir que las bases tomaran iniciativas
propias y con una manipulación descarada en las asambleas (como ocurrió en la
huelga del 95). La dirigencia de la APSE terminó siendo víctima de este clima
de irrespeto, pero contribuyó al mismo, con las maniobras antidemocráticas (no
tan evidentes) para frenar la discusión política sobre el curso de la huelga en
las estructuras de la APSE.
A las
bases del Magisterio Nacional no se le puede criticar falta de sacrificio y
disposición para la lucha. Tampoco se puede señalar que el movimiento se iba a
caer en primaria y justificar así una negociación que deja dudas. Si el
movimiento tendía a debilitarse, fue por la propia conducción de la lucha. No
sólo no hubo ninguna claridad sobre cómo podía resolverse el problema del pago.
Además, la huelga se hizo sin ningún plan de lucha para coordinar la
movilización a nivel nacional y no gastar las fuerzas en movilizaciones
regionales aisladas. Cuando en la APSE se hacían observaciones sobre la
necesidad del plan de huelga, la dirigencia pretextaba que existía un Comando
Nacional que era el que decidía. Era evidente, sin embargo, que las
movilizaciones se inventaban de un día para otro, para no permitir que las bases desplegaran
iniciativas propias más creativas. En San José era lo que los
“comandantes” decían y pare de contar.
Con la
empiria que los caracteriza, los “comandantes” no se plantearon el problema
“técnico” que dificultaba la resolución del pago, y con mucha ligereza se le
echó la culpa del problema a Integra II y se agitó como demanda central del
movimiento que se volviera al programa anterior. Es claro que Integra II tiene
anomalías y con el atraso del MEP para procesar la información la situación se
agudizó. Garnier se desentendió de lo que podía pasar con el cambio de
programas para dedicarse a levantar su imagen y el procesamiento de datos en el
MEP fue caótico. Lo que señalamos desde el principio en la Comisión de Luchas
de la APSE, es que de repente deshacerse de Integra II no era tan fácil y que
había que buscar asesoría para caracterizar bien la situación. Aunque al final
se nos hizo caso, fue sólo lentamente y sin explicar al movimiento la verdadera
situación.
Peor
aún, no se hizo mayor presión sobre la Fiscalía del Estado, la Contraloría y
otras instituciones que tendrían que investigar el chorizo de Integra II y la
responsabilidad de Garnier en el desastre que sufrimos, permitiendo una
ofensiva de La Nación para salvarle la cara y denunciar que se nos habían
pagado 29 000 millones de más y que Integra II venía a poner orden.
La
negociación con el gobierno se asumió, dejando de lado lo que desde la Comisión
de Lucha se había señalado como prioritario: que el gobierno declarara
emergencia nacional el pago de nuestro salario. Seguimos creyendo que este es
un aspecto importante para que haya mayor garantía de que va a pagar
rápidamente a las y los compañeros que sigan afectados, aparte de que le daba al
gobierno una armazón legal para implementar cualquier medida y a nosotros nos
fortalecía en cualquier demanda posterior. Mocioné en este sentido en la
asamblea de San José del lunes 1, y sin ninguna protesta de Ana Doris González,
el Presidente de la ANDE maniobró vulgarmente para que no se discutiera.
¿Quién negoció con el gobierno?
Aunque
ahora se diga que las dirigencias de la ANDE y el SEC querían tirar la toalla y
la APSE no, lo cierto es que la cúpula de la APSE mantuvo contactos con el
gobierno, a través de Pablo Zúñiga, principal asesor de la Ministra. La
propuesta de acuerdo final emanó de la dirigencia de la APSE.
Esto
en sí no es un crimen ni una traición. Lo que nos dejó preocupados, es el
retroceso antidemocrático en la discusión de las propuestas y el proceso de la
lucha. Veamos algunos hechos:
1.- En
la Asamblea de Presidentes de Base del martes 6 de junio, no se votaron
mociones. La dirigencia dejó que se prolongaran las intervenciones, y
finalmente dio una salida pasándoselas a la Comisión de Luchas, incluso algunas
en el sentido de que se nombrara un comité de huelga. Votamos por la medida de
suspender la votación de las mociones porque en algunas se planteaba como
salida al pago dejar de aplicar Integra II, y nos parecía que no se podía definirlo
sin una consulta técnica. (Este problema no lo señaló la dirigencia). En
realidad, muchas mociones pudieron haber sido votadas casi de consenso o
desechadas por incoherentes si la Mesa hubiera querido orientar la votación. En
la Comisión de Lucha se revisaron, pero la dirigencia no informó de la suerte
de todas y es un mecanismo que si sienta precedente anula el carácter decisorio
de la Asamblea de Presidentes de Base.
2.-
Reforzando esta tendencia a hacer un órgano de puro “berreo” a la Asamblea de
Presidentes de Base, el sábado 31 de mayo no se puso en discusión la propuesta
de negociación. El problema es, repetimos, que si la Asamblea de Presidentes de
Base no puede discutir y votar sobre los aspectos políticos centrales de la
huelga, entonces el órgano murió como expresión de democracia sindical.
3.- Ya
había ocurrido lo mismo en el Consejo General del viernes 23 de mayo. Esta instancia política de la APSE se reunía
en el 2º piso de JUPEMA y Ana Doris González informó que la Ministra iba a
llegar al 5º piso y tenía que irse a negociar, pero no advirtió que había una
propuesta de las organizaciones y no se la dio a conocer al Consejo General.
Peor aún: Fue horrible que el domingo convocaran a la gente de San José al
Parque Central para llevar la propuesta al Rofas, y en la mañana del lunes
decidieran convocar a la ADEP para hacer consulta a las bases. ¿A quién se le
había olvidado este detalle de la consulta?
¿Qué perspectivas para el Magisterio Nacional?
Una
lucha que se prolonga tanto, provoca desgaste en los contendientes, si ninguno
obtiene un triunfo contundente. El Gobierno de Luis Guillermo Solís se ha
mostrado incapaz y represivo, al extremo de que amenaza con la intención de
prohibir totalmente las huelgas en el sector público. Se ha hecho evidente que
hay una continuidad con el gobierno de Chinchilla.
Para
el Magisterio Nacional, la lucha deja cansancio y una agenda de otros problemas
que la dirigencia dejó expresamente de lado pretextando que debía centrarse en
la negociación del pago, fundamentalmente, la pelea por recuperar el salario
con el reajuste salarial por la inflación acumulada que el gobierno debe hacer
para el II semestre y la defensa de nuestros regímenes de pensiones.
Esta
visión estrecha le ha dejado a la ANDE apropiarse del triunfo colateral que
tuvo la lucha cuando el Consejo Superior
de Educación anuló las reformas a los programas de Estudios Sociales que había
promovido Garnier contra el parecer de los docentes de esta materia. Es un
triunfo importante, porque es la primera vez (hasta donde tenemos memoria) que
las “vacas sagradas” de este órgano echan atrás con una decisión que tomaron.
La APSE tiene la oportunidad de articular ahora una lucha, para que se revisen
las otras reformas que impulsó Garnier, como la de los programas de Matemática.
Reformas desastrosas, porque eliminan contenidos, en función de “alivianar” la
formación de las y los jóvenes de los sectores populares, destinados en la
óptica neoliberal a ser mano de obra barata y por tanto sin necesidad de mucha
formación teórica y conocimientos científicos.
Después
de la huelga, el activamiento del Magisterio Nacional pasa por revivir la
democracia en las estructuras de la APSE para hacer balance de la huelga sin
ninguna mordaza y tomar pequeñas medidas de movilización que arranquen las
luchas que hay que dar.
La
diferenciación política de la APSE en la pasada huelga, con relación a la ANDE
y el SEC, que demostraron que tienen al frente burócratas no muy sanos, era
convertirse en la campeona de la democracia participativa. Hay que recuperar
ese método, o la decepción se apoderará de muchas bases.
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