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Especial: Polémica con el PT y la dirección de la LIT

POLÉMICA CON EL PT DE COSTA RICA Y LA DIRECCIÓN DE LA LIT-CI

Sobre feminismo y ecosocialismo

Presentación

 
En el mes de abril del 2011, recién se enteró la dirección del PRT sobre el esfuerzo muy destacado de organización y  lucha que compañeras y compañeros del PT (antiguamente denominado MAS) desarrollaban para enfrentar y desplazar a la tendencia del más connotado y nefasto burócrata sindical de Costa Rica: Albino Vargas Barrantes, al frente del sindicato que dirige, con mano de hierro, desde hace 25 años: La Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP).
 

De inmediato, nos comunicamos con la dirección del MAS (hoy PT) para ponernos a las órdenes en lo que pudiéramos contribuir en ese combate que encabezaban, sin más interés que el de contribuir al fortalecimiento del sindicalismo clasista. Dimos nuestro modesto aporte, sin pedir nada cambio.

 
En ese marco, y poco tiempo después del primer contacto, la dirección  del MAS (hoy PT) nos propuso establecer un Comité de Enlace para sondear la fusión de las dos organizaciones.
 

Rápidamente accedimos a iniciar el proceso a mediados de junio del 2011, y el primer paso fue la firma de un protocolo que fijaba una hoja de ruta para la fusión, que se proyectaba aceleradamente para fines de noviembre de ese año. Como parte de ese protocolo, y a solicitud de las y los compañeros del MAS-PT se abrió de inmediato una discusión teórico-política sobre los cuestionamientos que nos hacían acerca del uso de los términos feminismo socialista y ecosocialismo.
 

El proceso de unificación fracasó abruptamente  al poco tiempo, cuando en una reunión del CEI de la Liga Internacional de las y los Trabajadores (LIT-CI) realizada a principios de noviembre de ese año, se puso freno y se votó rechazar la fusión, por considerarla precipitada (en esas fechas ambas organizaciones de Costa Rica pertenecíamos a la LIT-CI).
 

Posteriormente al descartarse la fusión, el PRT decidió dar una batalla a fondo en defensa de nuestras posiciones, en especial en cuanto a nuestro ideario feminista socialista, en el marco del X Congreso Mundial de la LIT-CI que se realizó a fines de ese mismo año.
 

El presente dossier recoge los documentos de ese debate, ya no solamente con el PT, sino con la dirección  de la LIT-CI. En este Congreso Mundial, a solicitud nuestra, se aprobó democráticamente que la LIT-CI publicara un dossier recogiendo los documentos presentados en ese Congreso. No solo de parte del PRT, sino aportes muy importantes y de calidad de las mujeres del PSTU de Brasil, en torno al embate del machismo y sus derivaciones internas en el Partido y la Internacional y la aguda discusión sobre la validez o no de impulsar el Movimiento Mujeres en Lucha (MML), desde la Central Sindical y Popular CONLUTAS de Brasil.  Hasta la fecha desconocemos si ese dossier fue publicado, pese a nuestra reiterada insistencia de  cumplimiento de dicho acuerdo, al menos cuando pertenecíamos a la LIT-CI.
 

Pues poco más de un año después del X Congreso Mundial, exactamente el 4 de febrero del 2013,  el Secretariado Internacional (SI) nos comunicó nuestra expulsión de la LIT-CI, en apego a una resolución del PT de Costa Rica, cuya dirección vetó nuestra pertenencia a esa corriente internacional, se supone en virtud de tener esa facultad estatutaria por ser la sección oficial. Los argumentos para nuestra expulsión se centran en diputas locales entre el PT y el PRT, pero estamos convencidos que las verdaderas razones obedecen a las profundas diferencias que se desarrollaban en el seno de la LIT-CI en el plano teórico, político y metodológico, debate que en ese espacio quedó truncado con nuestra expulsión.
 

En este folleto decidimos publicar  lo que atañe exclusivamente a nuestra polémica teórico-política con el PT y el SI de la LIT-CI. No se incluyen los materiales sobre la cuestión de la mujer aportados para la discusión del X Congreso de la LIT-CI por las camaradas del PSTU brasileño (mismos que no tenemos en versión digital, solamente en físico y en portugués).

En todo caso el material que tiene el lector en sus manos  le será muy ilustrativo de las diferencias que existen en estas cuestiones claves. Llamamos a la militancia revolucionaria  a leer, con rigurosidad y mente abierta, este debate, y a formarse su propio criterio.
Comité Ejecutivo PRT, San José, 08 de marzo del 2013

              
I.- Documento presentado por el MAS

 

San José, 12 de junio del 2011

 

Camaradas del PRT:

 

El MAS ha definido como una posibilidad estratégica la unificación con el PRT, en la construcción de un nuevo partido de la izquierda revolucionaria en CR. Sin embargo les reiteramos que nuestra táctica esta aferrada a que este partido sea trotskista ortodoxo.

En ese sentido creemos que es indispensable aclarar las dudas que hoy tenemos sobre la táctica que ustedes están implementando con la consigna: Por una izquierda revolucionaria clasista, feminista, diversa y eco socialista.

Las consignas que nosotros usamos son una expresión del programa que defendemos, por lo que tenemos serias dudas en el plano programático sobre esta consigna y consideramos que lo más responsable es aclarar hasta la última coma  el aspecto programático antes de seguir avanzando en otras tareas de fusión.    

  Uno de los puntos centrales es que debe haber claridad teórico-estratégica en esta fusión,  aunque hemos dicho que no se puede centralizar un partido vía teoría, sino solo sobre la base de una estrategia y una táctica materializadas en un programa y una política. Por eso cuando leemos esta consigna nos surgen serias dudas si no tiene una matriz programática similar a la que combatía Moreno en la actualización del programa de transición, en la tesis 39:

“la dirección del SWP está embarcada en otro ataque a la teoría trotskista de la revolución permanente. Para esta nueva teoría del SWP ya no es imprescindible ni el proletariado ni el trotskismo para un continuo desarrollo de la revolución permanente. A lo sumo es un ingrediente más. La nueva teoría de la revolución permanente de la actual dirección del SWP es la teoría de los movimientos unitarios progresivos de los oprimidos, y no del proletariado y el trotskismo. Todo movimiento de oprimidos —si es unitario y abarca al conjunto de ellos aunque sean de clases distintas— es por sí solo cada vez más permanente y lleva inevitablemente, sin diferenciaciones de clase o políticas, a la revolución socialista nacional e internacional. Esta concepción ha sido expresada particularmente en relación a los movimientos  negro y de la mujer. Todas las mujeres son oprimidas, al igual que todos los negros; si se logra un movimiento del conjunto de estos sectores oprimidos, esta movilización no se detendrá y los llevará a través de diferentes etapas a hacer una revolución socialista.

Para el SWP la revolución socialista es una combinación de distintos movimientos multitudinarios —sin diferencias de clases— de similar importancia: el movimiento negro, femenino, obrero, juvenil, de viejos, que llegan casi pacíficamente al triunfo del socialismo. Si todas las mujeres marchan juntas significan el 50 % del país; si ocurre lo mismo con los jóvenes (70 % en algunos países latinoamericanos más los obreros, negros y campesinos, la combinación de estos movimientos hará que la burguesía quede arrinconada en un pequeño hotel ya que serán los adultos burgueses machos blancos los que se opondrán a la revolución permanente. Es la teoría de Bernstein combinada con la revolución permanente: el movimiento lo es todo y la clase y los partidos no son nada Esta teoría cae rápidamente en un humanismo anticlasista, reivindicador de la praxis como categoría fundamental en contraposición a la lucha de clases como motor de la historia.”

Como les dijimos en la primera carta no vimos un artículo que desarrollara los alcances de esa consigna en aspectos programáticos y organizativos en el periódico de mayo, entonces les reiteramos que por favor nos expliquen por escrito los alcances de esta consigna para poder debatir con mayor claridad.

También queremos aprovechar para avanzar en el tema del eco socialismo como ideología y el debate sobre la mujer.

1-      Algunas ideas para el debate sobre la consigna partido ecosocialista.

Sobre la consigna eco socialista que levantan opinamos lo siguiente:

a-      Si para ustedes eco socialismo significa que hay que tener política y programa de acción para las luchas “ambientales” en curso, consideramos que  no vale la pena poner la etiqueta ecosocialista, porque eso ya lo hacemos y no es necesario poner ninguna categoría o calificativo extra a nuestro partido. Nosotros intervenimos como socialistas en las lucha ambientales, para ganar a los mejores elementos de estas luchas al socialismo y para que estas luchas se desarrollen en unidad con las otra luchas populares, pero sobretodo pugnamos por que el Movimiento obrero tome como propias estas demandas campesinas, comunitarias, antiimperialistas y se postule como caudillo de todos los oprimidos de la nación.

b-     El eco socialismo en sentido estricto del término, es una corriente especial de la izquierda europea, cuyos representantes políticos principales son Michael Lowy y Esther Vivas, ambos del SU y otros intelectuales (Kavel, O` connor, etc.).

La corriente ecosocialista tiene como definición teórica que el marxismo es productivista, que el socialismo burocrático del siglo XX también fue productivista, que la revolución debe ser entendida no como la locomotora de la historia, sino como la mano que detiene a la locomotora desenfrenada del progreso, es decir el socialismo sin desarrollo de fuerzas productivas, sino como una reconciliación con la naturaleza.  Su origen político está en Wolfgang Harich y Rudolf Bahro intelectuales comunistas disidentes de la RDA. Wolfgang Harich escribió en 1978, un libro ¿comunismo sin crecimiento? Que se considera el texto fundador de esta tradición intelectual.

Políticamente plantean la fusión de los marxistas y los ecologistas (del Norte y del Sur), los cuales defenderían cosas estratégicamente similares: la primacía de valores de uso, sobre los valores de cambio, de valores cualitativos, frente a la cuantificación, el productivismo y la racionalidad tecno científica (es decir son expresiones de las formas románticas de oposición a la civilización tecnocientífica-occidental-capitalista)  

 Desde  nuestro parecer en el marco de nuestra corriente tenemos las siguientes diferencias: El programa de Gotha, el Programa de Transición y la Actualización reivindican la idea - que el capitalismo ha dejado de hacer crecer las fuerzas productivas, que el socialismo implica un desarrollo mayor de las fuerzas productivas[1].

1)      Los ecosocialistas no ven que el problema del socialismo del siglo XX no es que sea productivista, sino que fue burocrático, no fue que creció mucho en producción sino todo lo contario que creció muy poco, al enchalecar la revolución  en los estados nacionales de los países periféricos[2].

2)      Los ecosocialistas apelan a la tradición romántica y utópica como antecesora del marxismo (Fourier, Benjamín, la “economía moral”) cuando está muy claro que el marxismo es heredero de la tradición ilustrada y se ve como valor el control que el hombre tiene sobre la naturaleza, la naturaleza no es un lugar armonioso, ni sensualmente hermoso, sino un lugar agreste, hostil y caótico[3].

3)      Lenin fue muy contundente en que la dictadura del proletariado debe incorporar los métodos de organización y racionalización del capitalismo y su tecnología, como base primera de desarrollo del socialismo (Ver la defensa de  Lenin del taylorismo)[4].

4)      Como buenos mandelistas niegan la dictadura del proletariado, la defensa de la industria pesada y de la industrialización por Lenin y Trotsky también tiene un sentido estratégico militar, la industria pesada se transforma rápidamente en industria de guerra, para la defensa nacional contra un ataque del imperialismo. ¿Cómo se puede defender un país con industrias de bicicletas y paneles solares en vez de industrias de metal y electricidad para el armamento? Esto también es un dilema más delicado en relación con la energía nuclear y la capacidad  de disuasión que esta tiene (ver Irán y Brasil). ¿Debe un dictadura revolucionaria del proletariado en Irán o en la India, desmontar sus programas nucleares mientras exista el imperialismo europeo y estadounidense? ¿Podría el PSTU en el poder revalorar la construcción de empresas de energía nuclear, como un mecanismo de defensa frente los ataques del imperialismo gringo? Creemos que esto es un problema delicado que deberíamos pensar.

5)      La hostilidad a la industrialización es consustancial al eurocomunismo, a la deriva social demócrata del comunismo, expresa sectores de la pequeña burguesía. Quien defendía la economía campesina y el socialismo “a paso de tortuga” (que llega en bicicleta como dice Riechmann) fue Bujarin, entre 1923 y 1930, esta era  el ala derecha de los comunistas, Trotsky defendía la industrialización acelerada de la ciudad y una industrialización/nacionalización moderada y pedagógica del campo. ¿Se equivoco Trotsky? ¿Nos equivocamos en esa tesis, tenía razón estratégica Bujarin? Es un error sostener con Lenin que el socialismo es: “electrificación más democracia obrera”, es decir la incorporación de los últimos avances de la técnica y de la ciencia más dictadura revolucionaria con planificación democrática de la producción.

6)      Es importante recalcar que en 1956 después del XX congreso del PCUS, el inicio de la desestalinización controlada y las revueltas en Hungría y Polonia, un sector del estalinismo defiende la “democratización” y el “ desarme nuclear”, “la coexistencia pacífica de los dos sistemas” este sector son Malenkov y Mikoyan, y ellos son derrotados por la linea dura militar de la burocracia, quienes estaban  asustados por que “liberalismo social democrático” de Malenkov y Mikoyan estaba incentivando las revueltas populares que exigían democracia y auto determinación nacional en la glacis. Wolfgang Harich es parte de esta generación de burócratas y funcionarios del partido, el intenta organizar un grupo que siga el ejemplo de Hungría y Polonia y logre un “socialismo con rostro humano” en Alemania Oriental, no lo logra y cae en desgracia. Un tema interesante de estudio es la  conexión entre el ala derecha bujarinista, la democratización socialdemócrata de Malenkov, el eurocomunismo y  la perestroika (No olvidar que Gorbachov, termina dando charlas sobre ecología).

7)      Creemos que otro punto de reflexión práctico es Cuba: ¿Cuba es sobre industrialista y productivista o todo lo contrario, la burocracia trabo el desarrollo de las fuerzas productivas? Creemos que la opción 2, Guevara originalmente quería industrializar, luego los soviéticos lo obligan a mantener el monocultivo de caña, en 1972 se intenta la zafra de los 10 000 000, se fracasa en la zafra (¿por sobre industrialismo?) luego más bien el retorno a la economía agrícola ecológica, es un producto del fracaso de la economía planificada y ha venido acompañando la restauración del capitalismo en el campo cubano.

8)      Creemos que hay que recordar también que fue la revolución cultural maoísta, la primera que llevo adelante la divisa de la lucha contra el automóvil, esta tendencia ultra y romántica campesinista (neo narodniki) fue la antesala del giro a la derecha. 

9)      Que sean los mandelistas los que más han tomado este tema, es parte de su adaptación al eurocomunismo y su estrategia de partido amplios anticapitalistas, a veces anarquistas románticos, a veces reformistas, pero en lo esencial negadores de la necesidad de la revolución socialista y de la dictadura del proletariado.

10)  Actualmente se reivindican ecosocialistas: los mandelistas, izquierda unida (estado español), Iniciativa Verde por Cataluña, el Partido de la Izquierda Europea y la constitución boliviana recién lo incorporó como un principio constitucional.

        Estas son las objeciones que tenemos al Eco Socialismo como corriente política la cual a nuestro modo de ver es claramente revisionista y no vemos posibilidad de integrarla al programa que los marxistas llevamos construyendo en más de 150 años. Sin embargo queremos que ustedes nos expliquen los alcances de su consigna. 

2-   Sobre las diferencias ante el problema de la mujer

Sobre este tema si tenemos textos elaborados por ustedes y nos parecen que las diferencias si son más claras, y la verdad nos preocupan mucho ya que si bien reiteramos que no existe en nuestra tradición la centralización en el plano teórico, debemos recordar que un milímetro en la teoría pueden llevar a kilómetros en las diferencias programáticas y políticas.

Por eso queremos dejar sentado que el comunicado POR EL TRIUNFO Y LA PROFUNDIZACIÓN DE LA REVOLUCIÓN PANÁRABE, fechada el 04 de febrero del 2011 donde la consigna de gobierno que ustedes colocan dice: ¡POR UN GOBIERNO DE LAS ORGANIZACIONES POPULARES Y DE MUJERES QUE ESTAN COMBATIENDO EN LAS CALLES!

Para nosotros sin ninguna duda esta consigna es policlasista y es una seria ruptura con el programa del trotskismo ortodoxo, y nos parece que tiene una clara matriz en la ambigüedad con la que ustedes definen la relación entre las reivindicaciones de la mujer y la independencia de clase, donde en sus documentos no son categóricos en ubicar como estratégico el tema de clase por encima de la reivindicación de género.      

Por otra parte, ustedes dicen:    

  Desde esa perspectiva,   el movimiento de las mujeres, particularmente de las mujeres trabajadoras,  y de las personas con opciones sexuales diversas al molde heterosexual patriarcal, constituyen hoy movimientos sociales sumamente vastos,  vigorosos y que se enfrentan objetivamente al sistema, aun cuando sus direcciones burguesas, pequeñoburguesas y burocráticas, reformistas o directamente reaccionarias, se esmeren por segmentar a esa población y separarla de la lucha y el programa de la clase obrera.[5]   (…)

En consecuencia, se cae en el grave error de concepción, de tomar la cuestión de género como una reivindicación democrática más. Creyendo que ese no es un problema fundamental y de primer orden en la lucha de clases. En consecuencia, se simplifica y vulgariza la cuestión, reduciéndola a que toda opresión que el capitalismo genera, incluida la de la mujer, desaparece de golpe y porrazo cuando desaparezca el capitalismo. Esto no significa que este sector de la izquierda no le da importancia a la lucha por la equiparación salarial entre hombres y mujeres o por la legalización del aborto, sino que se consideran reivindicaciones limitadas, no fundamentales de la lucha de clases. Esta postura al negar que el patriarcado constituye una opresión específica, niega, de manera antimarxista, la base material sobre el que se erige. En consecuencia tiende a considerar secundarias las reivindicaciones de la mujer.[6] 

Como género, las mujeres realizamos una serie de tareas domésticas que, aunque no entran dentro de la esfera de la producción de mercancías, le son indispensables al capitalismo. Así pues, si llegáramos a abolir el trabajo doméstico impago y la opresión de la mujer que acompaña a la familia nuclear, se cae un cimiento central del capitalismo, conspirando directamente contra la acumulación de capital y la sostenibilidad de su tasa de ganancia. 

Ustedes plantean que el movimiento de mujeres y el de diversidad sexual constituyen movimientos que se enfrentan directamente al sistema capitalista y a su sostenibilidad, ya que en las luchas se proponen demandas que golpean los  pilares de la sociedad capitalista. Nosotros por el contrario, sostenemos que las tareas de la liberación de las mujeres como tales son democrático burguesas y que pertenecen a las mujeres de todas las clases.

Este planteamiento lo hacemos en la misma línea de lo que planteaba Lenin refiriéndose a la opresión de las nacionalidades y a la inferioridad jurídica de la mujer, donde decía que: "todos ellos son problemas de la revolución democrática-burguesa", "todo esto es contenido de la revolución democrática burguesa."[7]

Sostenemos que desde el punto de vista teórico no existe ningún impedimento para que el capitalismo otorgue plena igualdad jurídica a las mujeres, instale guarderías colectivas para todas las mujeres trabajadoras que lo deseen, acepten el derecho al aborto, etc. Muchas de esas demandas han sido logradas en algunos países de Europa de manera total o parcial sin que por ello haya muerto el capitalismo.

Por otra parte, consideramos que el proceso de liberación de las mujeres es profundamente revolucionario al afectar todas las costumbres y condiciones de la vida cotidiana, pero por la importancia que le damos es que necesario también precisar ese carácter esencialmente democrático de las demandas de las mujeres, y consideramos necesario poner el nombre adecuado a los problemas que citamos. Esto no significa en lo absoluto que menospreciemos las luchas por la liberación de la mujer.

Tenemos acuerdo en el hecho de que el capitalismo es incapaz de llevar hasta el fin las demandas de las mujeres y que por lo tanto su solución definitiva solo vendrá con el triunfo de la revolución socialista, sin embargo creemos que estamos repitiendo la discusión que sostenía nuestra corriente con Mary Alice Waters, donde concordamos con ella al afirmar que las luchas de las mujeres "son parte integral de la revolución socialista", son una "forma de luchar contra el capitalismo". Pero al igual que en ese momento sostenemos que "detrás de estas generalidades hay dos concepciones opuestas: para nosotros es así porque el capitalismo sienta las bases objetivas para la independencia de las mujeres pero no puede llevarlas hasta el fin, y por eso, esa independencia se vuelve contra él. Para Waters [y creemos que para el PRT], la lucha de las mujeres va contra el capitalismo porque la opresión de la mujer es un rasgo esencial, básico e indispensable del capitalismo."[8]

Insistimos en que la burguesía puede dar guarderías y comedores a todas las mujeres, sin eliminarse a sí mismo. "En la actual época histórica, el imperialismo no puede solucionar ningún problema de manera definitiva y, por lo tanto, luchas democráticas como las de las mujeres pueden, en determinado momento y bajo determinadas condiciones, adquirir una dinámica anticapitalista. Sin embargo, ésta no será "objetiva", inherente a cada lucha feminista, sino que dependerá de su contexto y, especialmente de su dirección". [9] (la negrita es nuestra)

Dos críticas y discusiones centrales tenemos a la dirección de  LIT-CI en este terreno:

1)      Deducimos de sus escritos y resoluciones que se considera la emancipación de la mujer como una  reivindicación democrática más de nuestro programa, y no se jerarquiza en el lugar primordial que creemos debe tener en nuestro programa y actividad, como un aspecto medular para la construcción de la dirección revolucionaria nacional e internacional.

2)      Relacionado con lo anterior, la cuestión del movimiento gay-lésbico o de diversidad sexual está absolutamente ausente del programa presentado en el documento latinoamericano, es decir, es un aspecto de tercer orden, o que directamente se invisibiliza. EL FEMINISMO SOCIALISTA Y LA REVOLUCIÓN PERMANENTE, Aporte al IX Congreso Mundial de la LIT-CI

 

         No vemos en ninguno de los escritos de ustedes cual es el lugar programático que ustedes proponen, y ahí es donde vemos la ambigüedad que ustedes le dan al tema, ya que ustedes mismos reconocen que estos movimientos tienen direcciones burguesas o pequeño burguesas al frente. Nosotros reconocemos que debemos participar de la lucha de estas reivindicaciones pero en el mismo sentido que planteamos en las luchas ambientales, intervenimos como socialistas para ganar a los mejores elementos de estas luchas al socialismo y para que estas luchas se desarrollen en unidad con las otra luchas populares, pero sobretodo pugnamos por que el Movimiento obrero tome como propias estas demandas. Es decir siempre debe existir una clara ancla de clase en nuestras consignas y tácticas, ya que el tema clase es absolutamente imprescindible.

 

En este sentido, uds mencionan:

 

Debemos hacer una distinción necesaria entre opresión de género y explotación de clase, porque de lo contrario, caeríamos en el error de confundir patriarcado con capitalismo. La opresión de género tiene su propia expresión, no se encuentra incluida dentro de la explotación de clase. El capitalismo, se alimenta con el patriarcado, de tal forma que ambos desarrollan una relación de mutua conveniencia.

 

Nos parece que uds no realizan una caracterización precisa de los conceptos de explotación y opresión, considerando a este último como un elemento adicional que esta al mismo nivel de la explotación.

 

Cuando nosotros hablamos de opresión, nos referimos al “aprovechamiento de las desigualdades para poner en desventaja y someter a un grupo social, con base en diferencias raciales, sexuales, nacionales o de otro tipo, que produce una situación de desigualad de derechos, de discriminación social, cultural y eventualmente económica”. (Petit & Carrasco, 1980)

Para nosotros, si bien la opresión no se encuentra incluida dentro de la explotación de clase, si está íntimamente ligada a ella, pero de una forma subordinada, donde el elemento central bajo el cual se asume la opresión es el carácter de la explotación. De forma tal que se genera una mayor desigualdad en tanto mayor explotación sufra una mujer. Cuanto mayor es la explotación, mayor la barbarie.  Este tipo de caracterizaciones no nos quedan claros en sus documentos.

Comité Ejecutivo del MAS

 

 

II.- Respuesta del PRT al MAS

 

San José, 10 de julio del 2011

 

Camaradas del MAS:

 

Hemos leído cuidadosamente la carta que nos remitieron con fecha 12 de junio, que antecede a la presente y hemos discutido en detalle la respuesta que les presentamos a continuación.

 

En primer lugar, queremos manifestarles que nos parece que este proceso, independientemente de sus ritmos y resultados, sin duda desde ya enriquece sustancialmente  el nivel teórico político de ambos grupos.

 

En segundo lugar, nos alegra que este debate se asuma con total seriedad, sin tapujos, con la mayor franqueza y rigurosidad, buscando con honestidad  que de la claridad del debate y del choque de opiniones, surja la mejor elaboración colectiva.

 

En tercer lugar, acordamos que los principios y el bagaje del trotskismo revolucionario no pueden ser dilapidados o tomados con ligereza, rechazamos el impresionismo académico, nada mas ajeno a la tradición bolchevique. Pero nuestros partidos no votan teoría (salvo casos en que éstas han pasado una y otra vez la prueba de la historia: la teoría de la plusvalía, la de la lucha de clases, la teoría del imperialismo, la teoría de la revolución permanente, por ejemplo). Esto por cuanto nuestros partidos son instrumentos para la acción política y por lo general lo que votan y ejecutan son programas y políticas (que obviamente están relacionadas con teorías). En ese marco, el marxismo es una ciencia abierta, porque la realidad se trasforma y  surgen problemas y fenómenos nuevos, que deben asumirse férreamente con el método del marxismo, anclados en sus pilares que son los principios, pero que requieren  debates para la actualización teórica,  En el seno del marxismo y del partido revolucionario, que es un organismo vivo para la elaboración y la acción colectiva, no hay dogmas, por lo que el debate se debe asumir con paciencia y rigurosidad, sin que las diferencias en estos planos que hoy nos ocupan (en este caso ecosocialismo y feminismo socialista) sean un obstáculo para la unidad orgánica de las y los revolucionarios. Esta unidad no  solo es posible, sino imprescindible, si compartimos los mismos principios y programa, prácticas comunes, el respeto al régimen centralismo democrático, y  pertenecemos a una misma Internacional, que finalmente será el órgano superior al que le corresponderá procesar y avanzar en estos apasionantes debates teóricos

 

Primera Parte: Sobre nuestra definición  eco-socialista: Socialismo o Extinción

 

  1. Les agradecemos que nos señalen el carácter difuso de esta formulación con relación  a la defensa de la naturaleza y la vida en el planeta. Ninguna instancia superior del Partido sancionó esta consigna, ni se encuentra en ningún documento programático de los Congresos, se trató en este caso, como les hemos dicho verbalmente, de una formulación periodística que nos pareció en su momento adecuada, en tanto tratamos de enfatizar que la lucha ambientalista por sí misma, sino tiene un contenido socialista, anticapitalista, es inconsecuente, por eso usamos el término ecosocialista. En todo caso reconocemos la ligereza nuestra al usarla, y agradecemos la ilustración que nos han dado sobre el debate que se genera en torno a ese término, particularmente en Europa.  En todo caso, no tenemos ningún reparo en rediscutir  ese término de nuestra propaganda y agitación, y aclarar si se presta a confusiones o malinterpretaciones

 

  1. Con el mismo afán de precisión, para evitar errores serios en algún momento, les hacemos ver la inconveniencia de que utilicen el término de “socialismo burocrático”. Esto, por definición, no puede existir. Es una enseñanza central de Lenin desde “El Estado y La Revolución”, que el grado de avance al socialismo en una sociedad transicional (una dictadura del proletariado) se medirá por el proceso de extinción de las funciones específicas del Estado, como órgano diferenciado de administración de la sociedad y arbitraje de los antagonismos sociales. Este es un proceso ligado al desarrollo armónico de las fuerzas productivas y, por tanto, a la necesidad de extender la revolución internacionalmente. Socialismo (como sociedad autogestionada, igualitaria y con satisfacción de las necesidades sociales básicas) es absolutamente incompatible con cualquier burocracia. De acuerdo a  nuestra tradición y bagaje trotskista, el término que es correcto utilizar no es el de “socialismo burocrático”, sino es el de estados obreros burocratizados, efímeros e inestables por naturaleza,  porque, como señala Trotsky en el pronóstico alternativo que indica en el Programa de Transición: o el estado obrero burocratizado avanza hacia un estado obrero revolucionario, mediante la revolución política encabezada por la clase obrera y un partido bolchevique de la Cuarta Internacional, se extiende la revolución a escala internacional y se empieza a construir el socialismo mundial propiamente dicho, o el estado obrero, degenerado o deformado burocráticamente, cae presa de la restauración capitalista, como lamentablemente ocurrió en el caso de la antigua Unión Soviética y demás regímenes estalinistas.  Nos parece que entonces hablar de socialismo burocrático tiende a embellecer al estalinismo.

 

  1. Quizás esta ambigüedad teórica, introduce un desliz peligroso en el análisis crítico de los planteamientos de corrientes pequeñoburguesas en boga en el movimiento ecológista europeo. Por oposición a las tesis “anti-industrialistas” y a salidas en el marco del sistema como la agricultura orgánica, ustedes parecen reivindicar el productivismo estalinista.

 

  1. Trotsky siempre señaló que la burocracia soviética, con la industrialización y la colectivización forzosa en el campo, extendió las bases del estado obrero, fortaleciéndolo para enfrentar los tremendos antagonismos de la lucha de clases a nivel internacional,  a partir de la crisis capitalista del 29. La contraparte de este análisis objetivo, es que al mismo tiempo señalaba que los métodos del estalinismo eran de un costo brutal, por el sacrificio que exigía a las masas soviéticas, innecesario si se hubiera cumplido el programa gradual y paralelo de industrialización y colectivización que propugnada la Oposición de Izquierda desde sus inicios, y si no se hubiera aislado internacionalmente al estado soviético como resultado de las derrotas que provocó el estalinismo en China, Inglaterra, Alemania, España y Francia.

 

  1. En el pronóstico de Trotsky, después de un salto colosal en el desarrollo de las fuerzas productivas, los métodos brutales de la burocracia (el despilfarro, la ausencia de control democrático desde abajo, la corrupción, la impericia), junto a la presión del mercado internacional, terminarían por sumir en crisis a la economía soviética, abriendo paso a las tendencias restauracionistas. Nuestra corriente siempre señaló que la agricultura soviética nunca se recuperó del desastre humano y económico de la colectivización forzosa, que se convirtió en uno de los talones de Aquiles de la burocracia.

 

  1. Moreno, por su parte, a partir de la experiencia de la expropiación de la burguesía en otros países, como consecuencia de la derrota de Alemania y Japón en la segunda guerra mundial, y posteriormente a partir de la experiencia de la revolución cubana, formula casi una ley, en torno a este avance inicial de las fuerzas productivas después de la expropiación de la burguesía, insistiendo con Trotsky, en que la dependencia del mercado internacional, que se acrecienta con el desarrollo de las fuerzas productivas, sólo preparaba el camino a una crisis posterior de las estados obreros burocráticos. (Para el caso de Cuba, Moreno hace una crítica excelente del industrialismo del Ché y la orientación posterior al monocultivo).

 

  1. La burocracia estalinista, para enfrentar la presión del imperialismo y poder negociar el status quo que le permitiera consolidarse como casta privilegiada, impulsó la distorsión de la economía soviética, para construir un aparato militar que la defendiera. Su método no era apelar a la movilización de masas internacional, porque podía sacrificar el nivel de vida de la población trabajadora en sus países para asumir la carrera armamentista frente al imperialismo y al mismo tiempo podía utilizar como peones en el tablero de ajedrez de la guerra fría  a los movimientos de izquierda y de liberación nacional y social  en otros países.

 

  1. No es nuestra intención detenernos mucho aquí, en cuanto a lo que esta orientación burocrática significó para el medio ambiente. La burocracia obtenía medallas y privilegios cumpliendo metas de producción impuestas verticalmente, por los organismos centrales. La calidad terminaba sacrificada, así como el entorno ambiental y la salud de la población trabajadora.

 

  1. Queremos ser claros con ustedes. No podemos reivindicar los métodos del estalinismo: el “accidente” de Chernobyl estaba implícito es el descuido de la seguridad industrial y los graves problemas de contaminación (atmosférica y fluvial) que acompañaron el crecimiento de las ciudades industriales. Al socialismo no se va a llegar así. También repudiamos el método estalinista para aumentar la producción algodonera en Asia Central, al precio de desertificar (literalmente destruir) toda la región del Mar de Arial. O para poner otro ejemplo: echando los residuos nucleares, sin ningún cuidado, al Mar Blanco. El costo humano y medio ambiental es suicida.

 

  1. Utilizamos esta última expresión, porque creemos que esa es la magnitud del problema histórico planteado por el carácter cada vez más predatorio del capitalismo hacia la naturaleza (que la burocracia imitó). Moreno reformuló la consigna programática central del Programa de Transición: “Socialismo o Barbarie”, porque en vida de Trotsky lo que se planteaba era la amenaza de que el régimen nazi se impusiera a escala planetaria, pero en la postguerra lo que estaba planteado era la posibilidad de una guerra nuclear que destruyera a la Humanidad, optando entonces por la consigna  “Socialismo u Holocausto”.

 

  1. Hoy el daño a la vida en la biosfera es de tal magnitud, que es probable que nuestro movimiento tenga que realizar en los próximos años una revisión de esta consigna de Moreno, porque quizás la amenaza central para la sobrevivencia de la Humanidad es el proceso de destrucción de la naturaleza. Ante la severa crisis ambiental, el calentamiento global, la destrucción de la capa de ozono, que amenaza la continuidad de la especie humana y la vida misma en el planeta, no es exagerado plantear la reformulación de esta consigna como “Socialismo o Extinción”  Puede ser que les parezca “heterodoxo” hacer este señalamiento, pero creemos que en este terreno nuestro programa debe ser enriquecido. Lo que no significa, improvisar ni caer en el impresionismo. Apostamos siempre al proceso de la lucha de clases, a la capacidad de la clase obrera y las y los oprimidos para darle salida a la crisis crónica cada vez más destructiva de la Humanidad y la Naturaleza en que se debate el sistema imperialista-capitalista, pero precisamente por esto, tenemos que ganar claridad y reafirmarnos en los principios de clase en este terreno.

 

  1. Sería irresponsable responder aquí a todas las preguntas que nos formulan sobre el problema nuclear. Es en el marco de la LIT-CI, donde se pueden responder. Es claro que después del “accidente” de las plantas nucleares de Japón, la lucha contra la utilización de este tipo de energía tiende a crecer en Europa. Seguimos aferrados a la idea de que el verdadero problema es la forma en que la utiliza el capitalismo, no su utilización en sí. Nos parece que las secciones europeas de la LIT-CI tienen que hacer un esfuerzo por tender un puente hacia la conciencia de las masas que permita su movilización en este terreno en un sentido anticapitalista. En un país como Japón, donde todas las plantas tienen un alto riesgo de seguridad, nacionalización del sector y cierre progresivo de una o todas las plantas es una consigna central, que tiene que venir acompañada de la discusión de las fuentes alternativas de energía limpia ambientalmente. Es evidente que este es el eje que articula todo nuestro programa.

 

  1. En relación a la generación eléctrica en Costa Rica. Creemos que hay que discutir el costo ambiental de los proyectos del ICE, y cuando se justifiquen en función de las necesidades energéticas del país, porque no implican mayor daño ambiental, el ICE y el gobierno deben compensar a las comunidades que se pueden ver afectadas. Esto implica una amplia movilización en los sectores rurales involucrados, para hacer valer sus intereses contra la lógica empresarial con la que funciona el ICE.

 

  1. Sobre el problema del desarme nuclear, estamos por la destrucción de los arsenales nucleares de todas las potencias imperialistas, de Israel y de las burguesías de China, Rusia, India y Paquistán. Es una amenaza terrible contra sus pueblos, que burguesías como las de la India y Paquistán, que se han enfrentado en cuatro guerras, y barajan como opción estratégica lanzar bombas atómicas sobre el frente enemigo (áreas pobladas por decenas de millones de personas) dispongan de este armamento.

 

  1. En el caso de Irán, no puede ser nuestro programa que el régimen reaccionario de los ayatollahs se arme nuclearmente. Lo que defendemos es el derecho de éste o cualquier país a utilizar la energía atómica. Contra las sanciones y las amenazas de agresión de Israel y el imperialismo (como el posible bombardeo de los reactores iraníes), apelamos a la movilización de las masas iraníes y de la región.

 

  1. Finalmente: si los compañeros del PSTU toman el poder en Brasil y ven la necesidad de impulsar el armamento atómico (o los rayos biónicos ultragama) para disuadir al imperialismo de una agresión, no nos oponemos a priori. El eje de nuestra política es, sin embargo, extender la revolución al resto de la región, y de América Latina. Esa es la mejor defensa.

 

 

 

Segunda Parte: Nuestra definición feminista socialista: la relación de interdependencia entre el capitalismo y el patriarcado exige un programa obrero, feminista y  socialista

                                         
1.       La instauración del patriarcado y la sociedad de clases son procesos imbricados
 
Para un análisis marxista sobre la situación de la mujer, empecemos por reafirmar que la propiedad privada es la institución material, social,  que inaugura la existencia  de la sociedad dividida en clases antagónicas, que separa y confronta a la humanidad entre explotadores-as y explotados-as, a lo largo de la historia humana, independientemente de que han operado distintos modos de producción.
 
Dicha afirmación elemental para el marxismo, es esencial para abordar la relación entre la explotación de clase y la opresión por sexo, orientación sexual y género[10].  Esto en razón de que el origen mismo de la propiedad privada y el desarrollo del patriarcado son procesos imbricados e indisolubles, y los intentos de separarlos mecánicamente conllevan a una visión parcial, segmentada, unilateral, de la cuestión. 
 
Este abordaje de conjunto se remonta a Engels que en su obra “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”[11], explica la génesis y la consolidación de esa trípode de estructuras en las que se asientan las relaciones sociales, económicas  y políticas,  desde una visión dialéctica de totalidad.  Detallemos un poco.
 
Claramente Engels logra descifrar y desmitificar la visión idealista del advenimiento de la monogamia compulsiva, que lejos de obedecer al nacimiento “del amor romántico”, obedece a las condiciones materiales que permiten consolidar dicha forma de organización social (la familia monogámica), que supone la opresión patriarcal y subordinación de la mujer, así como de las y los hijos, y se constituye en la “célula básica” que permite estudiar la naturaleza de las contradicciones que vemos en las sociedad actuales.[12]
 
Engels destaca que la primera división del trabajo es entre hombres y mujeres para la procreación de las y los hijos, y asevera que el primer antagonismo entre clases coincide con el desarrollo del antagonismo entre hombre y mujer.
 
“La desproporción de las distintos cabezas de familia destruyó las antiguas comunidades comunistas domésticas en todas partes donde se habían mantenido hasta entonces; con ello se puso fin al trabajo común de la tierra por cuenta de dichas comunidades. El suelo cultivable se distribuyó entre las familias particulares; al principio de un modo temporal, y más tarde para siempre; el paso a la propiedad privada completa se realizó poco a poco, paralelamente al tránsito del matrimonio sindiásmico, a la monogamia. La familia individual empezó a convertirse en la unidad económica de la sociedad” (Engels, op. cit.)
 
Engels, logra demostrar históricamente que entre la horda tribal de cazadores y recolectores, con relaciones afectivas y sexuales poligínicas y la alta prevalencia en esas sociedades prehistóricas  de las relaciones matrilineales (en lo que denomina el modo de producción comunista primitivo), y el paso hacia la familia monogámica y patriarcal, surge y se impone el patriarcado para asegurar a su vez la funcionalidad y perpetuación de la explotación de clase, mediante la instauración de relaciones consanguíneas a su servicio. Señala Engels como el proceso de tránsito hacia las distintas formas familiares de organización, sucede en clara sintonía con los procesos de acumulación y producción primitivas, en los que paulatinamente se van fortaleciendo familias con rasgos cada vez más monógamos. En este proceso, lógicamente la familia [13] se desenvuelve en estrecha relación con el cambio en las relaciones de propiedad.
 
 Engels, remarca entonces que asistimos así al: “(…) triunfo de la propiedad privada sobre la propiedad común primitiva, originada espontáneamente.  Preponderancia del hombre en la familia y procreación de hijos que sólo pudieran ser de él y destinados a heredarle: tales fueron, abiertamente proclamados por los griegos, los únicos objetivos de la monogamia.” (Ibíd.)
 
Este es el armamento teórico que le permite a nuestra camarada Patricia Ramos afirmar:  “En las primeras sociedades en que se impuso la explotación de clase para apropiarse del excedente económico, los primeros explotadores, no solo debieron instaurar la propiedad privada sobre los medios de producción (la tierra, los granos, el ganado, las fuentes de agua y los sistemas de regadío, etc), para así explotar al grueso del clan o la tribu, sino que para acumular y perpetuar sus riquezas, además debieron garantizarse el derecho de herencia, instaurando la monogamia compulsiva, derrocando el derecho materno e imponiendo a las mujeres la condición social y política de inferioridad sobre los hombres, incluso hasta el punto de ser concebidas como parte de su propiedad. El patriarca explotador y dominante debía asegurarse heredar sus riquezas a sus hijos consanguíneos y para ello debía someter a la mujer. De manera que donde hay un sector social que vive del trabajo ajeno, cimentado sobre la propiedad privada, existe también el patriarcado. Esto denota la unidad dialéctica entre las relaciones de explotación y las de opresión”.[14]
 
Por ello, insistimos que existe una relación indisoluble, de mutua conveniencia,  entre la instauración de la sociedad de clases y el patriarcado, y reivindicamos este enfoque que a la larga nos permite entender a la sociedad capitalista, cimentada en relaciones de explotación de clase (y su antagonismo fundamental entre el capital y el trabajo asalariado), pero a la vez en estrecha y mutua interdependencia con las relaciones patriarcales de opresión en materia de sexo y género.
 
Es en ese marco que debe entender la raíz estructural de la “cultura machista”, en virtud de la necesidad del patriarcado de ejercer el control sobre el cuerpo y la sexualidad de las mujeres, su maternidad y su progenie. Es en ese marco que se pueden entender  las relaciones de poder que supone el patriarcado en todos los ámbitos de la vida social, y sus manifestaciones diversas, como el femicidio, el acoso y hostigamiento sexual, la violencia doméstica, la lesbohomofobia,  y el papel reaccionario de las cruzadas en defensa de la familia nuclear capitalista.
 
Antes de cerrar este apartado y a manera de aclaración, desde luego creemos que dichas relaciones  sociales no son inalterables, y sabemos que la sociedad de clases, el propio capitalismo y el  patriarcado han sufrido y sufren cambios a lo largo de la historia, en el primer caso con las instauración de distintos modos de producción, y en el capitalismo en virtud de los cambios en el patrón de acumulación de capital, las  formas de organización del trabajo, la feminización de la fuerza de trabajo, así como en virtud de las luchas sociales de la clase trabajadora, las feministas y el movimiento LGBTTI.
 
2.       Las relaciones sociales en la esfera de la  producción y  la reproducción  
 
A partir de las consideraciones anteriores,  queremos explicar por qué rechazamos categóricamente la afirmación que hacen en el sentido de que las luchas y reivindicaciones de las mujeres y contra el patriarcado, son reivindicaciones meramente democráticas (consideradas por ustedes, apoyados en Lenin y Moreno,  como tareas inconclusas o no resueltas por la revolución democrática burguesa- como la reforma agraria, la independencia nacional, o los derechos de las nacionalidades oprimidas, en el marco actual de decadencia del capitalismo imperialista) , y por lo tanto, creemos, a diferencia de ustedes, que la lucha contra el patriarcado  es central y no obedece a factores meramente culturales, superestructurales, de segundo orden, sin implicación y fundamento en las estructuras económico sociales en las que se cimenta la opresión patriarcal y la explotación capitalista, sino todo lo contrario, como esperamos demostrar.
 
Primero porque si retomamos la genealogía de la opresión patriarcal y de la explotación de la clase, ya esbozada, está comprobado que la instauración de las relaciones económico sociales en la esfera de la producción que conducen la explotación de clase no privan exclusivamente en el  capitalismo, se desarrollan de manera inseparable y funcional desde hace miles de años, con la instauración  de la propiedad privada y la opresión de la mujer, que en este último caso se cimenta en estructuras y relaciones sociales específicas:  la familia monogámica patrilineal, el derecho de herencia, el heterosexismo compulsivo, el confinamiento de la mujer al trabajo doméstico desprovisto de valor de cambio (esclavitud doméstica).
 
Por otra parte, pensamos que la división del trabajo es una categoría de análisis fundamental que permite comprender de manera integral la situación de la mujer, evitando separaciones mecanicistas tendientes a disociar lo  cultural de su base  estructural y viceversa. La división del trabajo primario a nivel sexual, ha asegurado la desigualdad social de conjunto, sobre este particular señala Engels:
 
“Esta división del trabajo en la familia continuaba siendo la misma, pero ahora trastornaba por completo las relaciones domésticas existentes por la mera razón de que la división del trabajo fuera de la familia había cambiado. La misma causa que había asegurado a la mujer su anterior supremacía en el hogar -su ocupación exclusiva en las labores domésticas-, aseguraba ahora la preponderancia del hombre en el hogar: el trabajo doméstico de la mujer perdía ahora su importancia comparado con el trabajo productivo del hombre; este trabajo lo era todo; aquél, un accesorio insignificante”. (Engels, op. cit.)
 
Este texto permite entender que el problema de la opresión de las mujeres que tiene un origen y una persistencia milenaria está muy lejos de ser meramente un asunto subordinado al eje de clase, sino más bien intrínsecamente vinculado a éste,  y por lo tanto no se trata  de reivindicaciones democráticas no resueltas o pospuestas por la burguesía en su período revolucionario, sino de un componente  esencial para la emancipación social de conjunto de la humanidad.[15] 
 
Si comprendemos la división social del trabajo recuperando la desigualdad que implica en el sistema patriarcal sexo/género, podemos divisar la complejidad de las relaciones sociales y la estructura económica, y ubicar la raíz estructural de  la opresión a la mujer de manera especifica.
 
La división del trabajo de acuerdo a los patrones patriarcales sexo/género permite divisar la desigualdad en el acceso a los medios de producción y en la valorización de la fuerza de trabajo, pero también en la esfera de la reproducción social, que es tan importante como la primera para el funcionamiento del sistema de explotación-opresión capitalista patriarcal. No otra explicación tiene el hecho de que,  a pesar de la creciente feminización de la fuerza de trabajo en el capitalismo, con el ingreso masivo de las mujeres a la producción, persiste y se profundiza la desigualdad salarial por sexo en las distintas categorías ocupacionales.
 
Podemos a esta altura agregar además que hay un grave problema de concepción teórica en el fondo de este debate. Las y los camaradas de la dirección del MAS tienden a entender la sociedad únicamente en cuanto a sus relaciones sociales de producción y el antagonismo de clases que de éste se deriva, elemento fundante del marxismo que desde luego compartimos, pero olvidan que la vida del obrero y la obrera no solo ocurre  en la fábrica o el establecimiento laboral (en la esfera de la producción), sino que además en parte se realiza en la esfera de la reproducción social, dónde es vital comprender como opera la opresión que acompaña al modelo de familia nuclear capitalista y sus tensiones internas y contradicciones. En fin, las y los camaradas obvian que en la sociedad operan no solo relaciones sociales para la producción, sino también son indispensables las relaciones para la reproducción social, relaciones estas últimas igualmente estructurales, que coadyuvan y garantizan el funcionamiento del sistema económico-social. 
 

Por lo tanto, las y los compañeros de la dirección del MAS pierden de vista  que la opresión patriarcal no es accesoria en el capitalismo y en general en toda sociedad de clases, más bien es esencial para el sostenimiento de la explotación de clases, no solo porque garantiza la desigualdad salarial en la esfera de la producción por la condición sexo-género, en virtud  del rol de la mujer trabajadora como mano de obra barata y ejercito industrial de reserva, mano de obra flexible y descartable, ayudando así al incremento de la tasa de plusvalía, sino en gran parte porque al invisibilizar el trabajo doméstico (reproductivo), al negar todo valor de cambio para ese trabajo, es una pieza central para garantizar la acumulación ampliada del capital.

 

De acuerdo a Ramos: “(…) las mujeres realizamos una serie de tareas domésticas que, aunque no entran dentro de la esfera de la producción de mercancías, le son indispensables al capitalismo. Así pues, si llegáramos a abolir el trabajo doméstico impago y la opresión de la mujer que acompaña a la familia nuclear, se cae un cimiento central del capitalismo, conspirando directamente contra la acumulación de capital y la sostenibilidad de su tasa de ganancia” (Ibíd).
 

Coincidimos con Young[16] que al afirmar que “la sociedad capitalista es esencialmente patriarcal” nos permite plantear que las y los revolucionarios podemos y debemos transformar la práctica política, con frecuencia  separada, del movimiento socialista por un lado  y del feminista por otro. Esta síntesis teórico-programática y política es clave para derrotar la influencia nefasta del feminismo burgués, pequeñoburgués y académico, que es por  naturaleza antiobrero y se alimenta de esta separación.

 
3.       La necesidad estratégica de fortalecer la militancia y el liderazgo revolucionario de la mujer trabajadora
 

Parafraseando a Marx, que al referirse a los países metropolitanos, indicaba que “un pueblo que oprime a otro no puede ser libre”, nosotras y nosotros decimos entonces que “un hombre (así sea proletario) que oprime a una mujer, tampoco puede ser libre”, y esto es extensivo para el conjunto de la clase obrera. Asimismo no podríamos,  de ningún modo, hablar de la existencia de una sociedad socialista, donde persista la opresión contra la mujer, porque empezando por entender su origen, lo  identificamos paralelo y co-sustancial al surgimiento  de la sociedad de clases.  

 

Como marxistas revolucionarios reafirmamos además que el sujeto social de la revolución es claramente la clase trabajadora, como caudillo de la alianza social revolucionaria de todos los sectores oprimidos. La mujer conforma el 50%  de la población mundial y casi el 50 % de la clase trabajadora. Nuestra definición feminista socialista con más razón es central para impulsar al sujeto social de la revolución obrera y socialista.

 
Asimismo, develar como opera la división del trabajo en la sociedad capitalista, que para funcionar requiere asegurar la discriminación y opresión sexista que garantiza privilegios a los hombres, no solo de la clase burguesa sino también de la clase obrera, es vital comprenderlo para darnos una  orientación política consistente que permita colocarnos al lado de los sectores más explotados y oprimidos de nuestra clase: la mujer trabajadora, para potenciar su movilización revolucionaria y su liderazgo revolucionario, al mismo tiempo que educamos y combatimos para que los hombres trabajadores reconozcan el carácter absolutamente contrarrevolucionario de la opresión patriarcal, de la que medran históricamente los hombres, y se unan fraternalmente a las mujeres trabajadoras, hagan suyo el programa feminista socialista, e impulsemos juntos las tareas y luchas para la emancipación social, no solo con respecto a la destrucción  del sistema capitalista sino del patriarcado, que le es funcional e indispensable para su dominación.  De este modo luchamos por unificar a las y los explotados y oprimidos procurando  su movilización revolucionaria contra el capitalismo imperialista, y lo hacemos como es la tradición y la razón de ser del trotskismo, apoyándonos, privilegiando  y fortaleciendo a sus sectores más oprimidos y explotados.
 

Como afirma Patricia Ramos: “Para nosotros/as, en la mujer pobre y trabajadora se encuentra la posibilidad de desarrollar a los batallones más decididos y abnegados en la lucha, en virtud de la doble, triple y hasta cuádruple opresión de la que somos objeto. Por ejemplo, una mujer, si además es obrera, indígena o inmigrante y lesbiana, está sometida a cuádruple opresión, y por lo tanto, si eleva su conciencia y se organiza, tenderá a ser la más aguerrida revolucionaria.

Sin embargo esto no ocurrirá de manera espontánea, porque las mujeres trabajadoras y pobres viven disgregadas y alienadas, sin acceso a una educación liberadora, por el embate del patriarcado, por la asfixia que les impone la rutina familiar y la explotación en la empresa. Es indispensable el papel del Partido revolucionario, que de manera sistemática, intervenga para educar y organizar a las mujeres trabajadoras y dotarlas de un programa revolucionario consecuente.

Pero esto no sólo hay que decirlo “como un saludo a la bandera”, el partido revolucionario debe todos los días, consciente y concretamente, tomar medidas para estimular y promover el liderazgo de las mujeres tanto en el movimiento de masas, como al interior del propio partido, combatiendo sistemáticamente el machismo, la lesbofobia, la homofobia y la discriminación racial.

Como somos materialistas, ello exige una acción afirmativa: procurar condiciones y recursos concretos, tales como medidas para colaborar y acompañar el cuido de las y los niños, para aliviar la esclavitud doméstica de la mujer trabajadora, por ejemplo, y garantizarle el tiempo libre para formarse y empoderarse” (Ramos, op.cit.)

 

No es por casualidad que en las grandes revoluciones, las mujeres oprimidas, con frecuencia alejadas o impedidas de participar de la esfera pública de la política (por su rol reproductivo que la ata a la esclavitud doméstica),  y a pesar de no ocupar prominentes cargos de dirección y ser sistemáticamente invisibilizadas, han jugado un destacado papel revolucionario en los momentos álgidos y las  movilizaciones concretas, incluso de carácter decisivo. Fueron las pescaderas de París las que encabezaron la marcha hacia Versalles y la toma de la Bastilla, Louise Michel destacó en la Comuna de París, Lucy Parsons encabezó la campaña en defensa de los mártires de Chicago, fueron las mujeres textileras en 1910, encabezadas por Clara Lemlich, las que escribieron una de las páginas más memorables del movimiento obrero norteamericano con el “levantamiento de las 20.000”,  fueron las obreras rusas las que iniciaron la oleada de huelgas que desataron el movimiento de masas que condujo a la Revolución Rusa de 1917.

 

Tampoco es casual que todos los movimientos contrarrevolucionarios, desde la reacción monárquico conservadora, el fundamentalismo religioso, hasta el nazi-fascismo y el estalinismo, son rabiosamente misóginos, patriarcales y lesbohomofóbicos. No por casualidad tampoco los primeros choques de Trotsky con la naciente burocracia estalinista a partir de 1923 y la detección de los primeros signos de degeneración, surgen combatiendo el discurso y la política estalinista tendiente a anular las conquistas  de las mujeres que datan de la Revolución de Octubre, y a recluirlas y reducirlas a su rol de maternidad, así como a fortalecer la familia nuclear.[17]

 

4.       ¿Puede o no puede el capitalismo dar plena igualdad a las mujeres?

 

Hemos dicho hasta la saciedad que nuestra perspectiva feminista socialista no tiene nada que ver con la política oportunista expresada por Mary Alice Waters del SWP de los Estados Unidos en los años 70, de disolverse en frentes únicos feministas policlasistas, renunciado a combatir  la influencia del feminismo pequeñoburgués y burgués en su seno, y por tanto, renunciando a construir el partido bolchevique, subordinándose al más puro movimientismo, al estilo bernsteniano. No encontramos absolutamente ninguna referencia nuestra que nos emparente con esa orientación política liquidadora.

 

Cuando afirmamos que, pese a sus direcciones mayoritarias, burguesas y pequeñoburguesas, la lucha contra el patriarcado es objetivamente anticapitalista, no decimos nada nuevo, ese precepto deriva de la teoría-programa de la revolución permanente.

 

No obstante, en el planteamiento que hace la dirección del MAS vemos incongruencias que podrían generar un desliz hacia  una concepción y un programa etapista en torno al problema, que se aleja del método y la sustancia de la teoría de la revolución permanente.

 

Veamos en qué consiste lo que consideramos una incongruencia. Afirma la dirección del MAS: Tenemos acuerdo en el hecho de que el capitalismo es incapaz de llevar hasta el fin las demandas de las mujeres y que por lo tanto su solución definitiva solo vendrá con el triunfo de la revolución socialista[18]

 

Pero luego detectamos que en el documento que nos remiten  expresan una severa contradicción (creemos que en virtud de que reducen la cuestión de la mujer a  una reivindicación democrático-burguesa). Nos referimos al siguiente pasaje de la carta del MAS que es incongruente con la cita anterior: “(…) Sostenemos que desde el punto de vista teórico no existe ningún impedimento para que el capitalismo otorgue plena igualdad jurídica a las mujeres, instale guarderías colectivas para todas las mujeres trabajadoras que lo deseen, acepten el derecho al aborto, etc. Muchas de esas demandas han sido logradas en algunos países de Europa de manera total o parcial sin que por ello haya muerto el capitalismo.(Ibíd.).

 

Entonces, nos preguntamos ¿creen ustedes, que por ser las reivindicaciones de la mujer meramente democrático-burguesas, no es descartable que se conquisten en el capitalismo esas demandas? El ejemplo parcial que ponen es completamente distorsionado, puesto que refiere a las conquistas que el movimiento feminista y obrero han logrado en Europa, en países imperialistas como los países escandinavos, cuyas sobreganancias coloniales en el marco de la segunda posguerra y el “llamado “Welfare State” (“la grasa acumulada” a costa de la explotación de las colonias y semicolonias) le ha permitido a la socialdemocracia otorgar concesiones a la clase obrera y a las mujeres  (mismas que en la periferia no concede), reformas desde luego en tiempos de estabilidad capitalista. Pero incluso en esas latitudes, reivindicaciones que trastocan las relaciones sociales de producción y reproducción, como el reconocimiento y valorización del trabajo doméstico y la abolición del derecho de herencia, ni de lejos son toleradas por las burguesías imperialistas en sus propios países.

 

Por otro lado, ciertamente la teoría de la revolución permanente y el Programa de Transición claramente nos enseñan que hasta los más elementales problemas democráticos no los puede resolver el capitalismo en putrefacción, de ahí que en nuestro programa las tareas democráticas se combinan dialécticamente con las socialistas, en un nexo ininterrumpido. Pero alertamos que decir que “la solución definitiva” (subrayado nuestro) de las demandas de las mujeres solo podrá alcanzarse con la revolución socialista, afirmación general que compartimos con ustedes, no debe servir como pretexto para relegar la cuestión en nuestro programa y política, o postergarla para “el programa máximo” o para el “futuro socialista”, esperando abordarla y cumplirla hasta el triunfo del proletariado mundial, como ha sido la coartada que ha utilizado la izquierda patriarcal de distintas denominaciones.

 

5.       ¿La lucha contra el patriarcado es o no es objetivamente anticapitalista?

 

Obviamente decir que la lucha de las mujeres contra el patriarcado es objetivamente anticapitalista, no significa que subjetivamente lo sea, como ocurre hoy con el conjunto de los movimientos de masas en sí mismos (incluido el movimiento obrero); obviamente que logren su cometido anticapitalista depende de si tienen o no una dirección revolucionaria, internacionalista, trotskista, al frente. Entonces no entendemos por qué no concuerdan con nuestro señalamiento en este caso,  que no hace otra cosa que indicar el carácter objetivo de la lucha, y las limitaciones subjetivas actuales de su dirección, como ha sido siempre el análisis de nuestra corriente.

 

Cuando decimos entonces que la lucha de las mujeres contra la opresión patriarcal es objetivamente anticapitalista, lo decimos  no solo, por lo que afirma Moreno en la cita que consignan, es decir, no solo en virtud de que las tareas democráticas se combinan con las socialistas en un solo proceso y un curso permanente, sino porque, en sí misma, la destrucción del patriarcado es una tarea anticapitalista, socialista, porque, como hemos procurado demostrar, el capitalismo subsiste en estrecha relación con el patriarcado y viceversa. Por ello reafirmamos nuestra consigna de que la Revolución Socialista será feminista o no será.

 

6.       Nuestra  declaración en las vísperas de la caída de Mubarak

 

Por último, nos referimos a la crítica que hacen a nuestra declaración POR EL TRIUNFO Y LA PROFUNDIZACIÓN DE LA REVOLUCIÓN PANÁRABE, fechada el 04 de febrero del 2011, en la que rebaten la  consigna de gobierno que levantamos en ese momento: ¡POR UN GOBIERNO DE LAS ORGANIZACIONES POPULARES Y DE MUJERES QUE ESTAN COMBATIENDO EN LAS CALLES!

 

Aceptamos que es una consigna imprecisa, difusa, escrita desde Costa Rica y de seguro equivocada, que desde luego tiene que ver con nuestro desconocimiento del movimiento de masas egipcio, por un lado, y la ausencia de organismos o embriones de poder obrero dual, o algo que se le parezca, en el contexto que nos ocupa. Habría que preguntarse si la consigna de gobierno en ese marco pasaba más bien por la consigna más avanzada de carácter democrático-burgués: la Asamblea Constituyente. Estamos abiertos a que se nos critique en este punto, y a procesar colectivamente el programa para Egipto y la revolución panárabe, en el marco de la Internacional. No obstante, es importante también indicar que las mujeres en el mundo árabe son brutalmente oprimidas, que en estas movilizaciones de la llamada primavera árabe, de manera inédita contingentes de mujeres (jóvenes sobre todo) se movilizan, se organizan y  salen a las calles, e incluso debieron y deben soportar y enfrentar la violenta oposición y el escarnio de importantes sectores de hombres en el seno de las masas movilizadas, expresando la ideología brutalmente patriarcal que impone el fundamentalismo islámico. No perdamos de vista que se trata de un  contexto en que se impone la sharia, la burka, el chador, campea la discriminación y opresión más esclavizante contra las mujeres, incluso en el África subsahariana, aún perdura la práctica ancestral de la mutilación del clítoris a las mujeres adolescentes, para controlar su cuerpo y sexualidad. El problema de la laicicidad y los derechos  de las mujeres y la comunidad lésbico-gay, adquiere entonces un papel muy importante en el programa marxista revolucionario en el mundo árabe, en el que debemos construirnos combatiendo a las direcciones traidoras, al fundamentalismo y al clero islámico, así sea nacionalista burgués de ocasión, y con el cual podemos y hacemos unidad de acción, eventualmente, cuando se enfrenta al imperialismo, pero que no olvidamos ni un minuto que se trata de una dirección burguesa, que tiene una ideología religiosa, enemiga mortal del proletariado y de la emancipación social, incluyendo por supuesto en virtud de su carácter misógino y contrarrevolucionario.

 

7.       Algunas observaciones adicionales y propuestas para la continuidad y orientación del debate.

 

Finalmente, hemos tomado muy en consideración la observación que no hicieron en la pasada reunión del Comité de Enlace, advirtiéndonos que, en el marco del Pre-Congreso Mundial, el primer Boletín de Discusión Internacional que circula en la LIT, versa en torno a la anterior polémica entre nuestras organizaciones sobre el tema de la posición frente a las elecciones nacionales y concretamente en torno al Frente Amplio.

 

La práctica ha demostrado que las diferencias en ese contexto eran de orden táctico, no de carácter estratégico ni de principios, como sobre todo se sugiere en nuestro texto Tribuna Marxista Nº 5 (texto que no circuló públicamente por decisión de nuestro Congreso, a petición de la dirección internacional). Hoy pensamos que cometimos exageraciones polémicas en ese debate y la práctica ha demostrado que el MAS está muy lejos de adaptarse al Frente Amplio, todo lo contrario, como se expresa en la batalla al interior del sindicato. Creemos que, en general,  muchos de los errores en nuestra relación, se deben a las equivocadas caracterizaciones que ambas organizaciones hemos tenido respectivamente.

 

De tal modo consideramos oportuno superar la polémica sobre el tema electoral nacional y el Frente Amplio, así como comunicarlo a la dirección de la LIT-CI, y más bien solicitarle conjuntamente que en adelante circule en un próximo BDI los documentos referidos al proceso actual del Comité de Enlace y sus discusiones, para que le conjunto  del a Internacional contribuya con sus opiniones y seguimiento. Saludos trotskistas

 

Comité Ejecutivo PRT Costa Rica

 

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Bibliografía:

 

·      Engels, Federico. El origen de la familia, la propiedad privada y el estado.  Edición digital: http://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/index.htm

·      Hartmann, Heidi. (sf) Un matrimonio mal avenido: hacia una unión más progresiva entre marxismo y feminismo.  Papers de la fundació/88.  Edición digital: http://www.fcampalans.cat/archivos/papers/88.pdf

·      Ramos Patricia La revolución socialista será feminista... o no será, 11-10-2008. Edición digital: http://www.aporrea.org/ideologia/a65444.html

·      Trotsky, León. El nuevo curso: Problemas de la vida cotidiana. Edición digital: http://grupgerminal.org/?q=node/184

·       Young, Iris.  Marxismo y feminismo, más allá del "matrimonio infeliz" (una crítica al sistema dual) En: El cielo por asalto, Año II, Nº4, Ot/Inv. 1992.  Edición digital: http://www.cnm.gov.ar/generarigualdad/attachments/article/196/Marxismo_y_feminismo_Mas_alla_del_matrimonio_infeliz.pdf

 


BOLETÍN DE DISCUSIÓN INTERNACIONAL Nº 13

Octubre 2011

 

DOCUMENTO PRESENTADO POR EL SECRETARIADO INTERNACIONAL Y ALICIA SAGRA, DE LA SECRETARÍA DE LA MUJER Y EL PSTU ARGENTINO

X CONGRESO MUNDIAL DE LA LIT-CI,

 

Este es un debate muy importante para nuestra Internacional, ya que tiene que ver con nuestra construcción en el seno de uno de los sectores más explotados del proletariado y con la lucha contra la opresión de la mujeres y contra la falsa ideología que la sustenta: el machismo.

Sobre este tema han existido y existen importantes polémicas. En primer lugar a nivel de la sociedad, ya que existen sectores que opinan que la opresión de la mujer y el machismo son un problema del pasado, que ha sido total o casi totalmente superado y que la prueba son la gran cantidad de mujeres, profesionales, empresarias, ministras e incluso presidentes de países.

Entre quienes no aceptan esas posiciones y sostienen la necesidad de luchar contra la opresión, existe otra polémica central, la que tenemos con el feminismo burgués que aspira a resolver el problema en los marcos del sistema capitalista.

Pero la polémica también se da entre los revolucionarios, como lo muestran los debates que se han dado en la historia del trotskismo y los que hoy están planteados en la LIT-CI. Importantes elementos polémicos se vieron en el IX Congreso Mundial. La secretaría de la Mujer junto con el SI presentó un documento, al partir del cual se generó la polémica. Por un lado, en la Comisión de la Mujer del Congreso, se presentó la posición del FSP (con las que el PRT de Costa Rica tendía a coincidir), muy similar a la defendida por el SWP de EE.UU en la década del 70 y por otro lado, no quedó claro hasta donde iban las diferencias con las compañeras del PSTU de Brasil.

Consideramos que el X Congreso debe continuar con este debate, que ya se ha manifestado en los BDIs con los aportes del PRT de Costa Rica que plantea una visión muy diferente a la que históricamente ha defendido nuestra corriente. Por el carácter inicial de este debate, no creemos que debamos votar ningún documento, aunque opinamos que es importante avanzar en la discusión.

Con ese objetivo presentamos este texto. Las definiciones que en él desarrollamos parten de rescatar la tradición de nuestra corriente, es decir las elaboraciones de Lenin, Trotsky y Moreno sobre la opresión de la mujer.

 

 

El carácter de las tareas de la liberación de la mujer

I- La opresión de las mujeres no empezó con el capitalismo, sino con el surgimiento de la propiedad privada y la explotación que le quitó el carácter social a su trabajo, encerrándolo en la esfera doméstica y bajo la dominación del marido. A partir de ese momento, la división sexual del trabajo pasó de ser natural y darse entre iguales, a ser obligada y darse entre dominante y dominada. El capitalismo, al introducir masivamente a la mujer en el mercado de trabajo, la volvió a colocar en la esfera de la producción social abriendo así las puertas a su liberación. Pero esa tendencia progresiva no puede resolverse dentro del capitalismo porque éste utiliza la situación de opresión anterior para incrementar la explotación. Lo hace con el trabajo doméstico no retribuido, que al abaratar los gastos de mantención y reproducción de la familia obrera, disminuye el valor de la mano de obra que debe pagar el capitalista. Y con la diferencia salarial ya que paga, por igual trabajo, cerca de 30% menos a las mujeres que a los hombres. Por eso, el capitalismo es incapaz de resolver la cuestión de la opresión de la mujer.

 

II- Existe una importante polémica en relación al carácter de las tareas de la liberación de la mujer. En la década del 70, nuestra corriente combatió la visión de Mary Alice Waters que considera a esas tareas como transicionales, es decir anticapitalistas- socialistas, que “golpean pilares de la sociedad de clases”, porque la opresión sería un “rasgo esencial, indispensable” del capitalismo.

En esa polémica, junto con Moreno decíamos: “Nosotros sostenemos algo completamente distinto: las tareas de la liberación de las mujeres como tales son democrático-burguesas, históricamente se plantean con el comienzo del capitalismo y pertenecen a las mujeres de todas las clases.” (…)Desde el punto de vista teórico no existe ningún impedimento para que el capitalismo otorgue plena igualdad jurídica a las mujeres, instale guarderías colectivas para todas las mujeres trabajadoras o que lo deseen, acepte el derecho al aborto y al divorcio. Muchas de estas demandas (…) han sido logradas total o parcialmente sin que por eso haya muerto el capitalismo.” [19]

Nuestra corriente no hacía otra cosa que seguir a Lenin, que no casualmente, siempre que se refiere a la situación de la mujer habla de situación de “desventaja”, de “inferioridad”, producto no de un fenómeno económico, estructural, sino de uno cultural y superestructural.

Hoy nos encontramos con una posición similar a la de Waters en los documentos presentados por el PRT de Costa Rica, en el BDI y con más claridad en el texto que presentaron polemizando con el MAS de Costa Rica que citamos a continuación: “ (…) queremos explicar por qué rechazamos categóricamente la afirmación que hacen en el sentido de que las luchas y reivindicaciones de las mujeres y contra el patriarcado, son reivindicaciones meramente democráticas (consideradas por ustedes, apoyados en Lenin y Moreno, como tareas inconclusas o no resueltas por la revolución democrática burguesa- como la reforma agraria, la independencia nacional, o los derechos de las nacionalidades oprimidas, en el marco actual de decadencia del capitalismo imperialista) , y por lo tanto, creemos, a diferencia de ustedes, que la lucha contra el patriarcado es central y no obedece a factores meramente culturales, superestructurales, de segundo orden, sin implicación y fundamento en las estructuras económico sociales en las que se cimenta la opresión patriarcal y la explotación capitalista, sino todo lo contrario, como esperamos demostrar (…) Este texto permite entender que el problema de la opresión de las mujeres que tiene un origen y una persistencia milenaria está muy lejos de ser meramente un asunto subordinado al eje de clase, sino más bien intrínsecamente vinculado a éste, y por lo tanto no se trata de reivindicaciones democráticas no resueltas o pospuestas por la burguesía en su período revolucionario, sino de un componente esencial para la emancipación social del conjunto de la humanidad” (…) “Por lo tanto, las y los compañeros de la dirección del MAS pierden de vista que la opresión patriarcal no es accesoria en el capitalismo y en general en toda sociedad de clases, más bien es esencial para el sostenimiento de la explotación de clases (…) Cuando decimos entonces que la lucha de las mujeres contra la opresión patriarcal es objetivamente anticapitalista, lo decimos no solo, por lo que afirma Moreno en la cita que consignan, es decir, no solo en virtud de que las tareas democráticas se combinan con las socialistas en un solo proceso y un curso permanente, sino porque, en sí misma, la destrucción del patriarcado es una tarea anticapitalista, socialista, porque, como hemos procurado demostrar, el capitalismo subsiste en estrecha relación con el patriarcado y viceversa. Por ello reafirmamos nuestra consigna de que la Revolución Socialista será feminista o no será.”[20]

 

III- Esta discusión exige algunas definiciones generales sobre la diferencia entre opresión y explotación, la relación existente entre esas dos categorías en el capitalismo y la relación estructura- superestructura que se da en ellas.

Estas dos categorías expresan fenómenos diferentes. La explotación tiene que ver con un fenómeno económico: la apropiación del producto del trabajo de las masas por parte de la clase que es dueña de los medios de producción. La opresión no es un fenómeno económico, sino cultural y social. Tiene que ver con la utilización de desigualdades (sexuales, raciales, nacionales...), para poner en situación de desventaja, de inferioridad, a un sector de la sociedad frente a otro.

En cuanto a la relación entre las dos, con Nahuel Moreno planteábamos: “Se va estableciendo desde el principio una relación contradictoria y mediada entre la explotación y las opresiones, distinta en cada momento de las diferentes etapas de la historia de la humanidad y de la lucha de clases. En ningún momento se desarrollan una y las otras como procesos totalmente independientes, sino que la explotación es el hecho histórico determinante, decisivo, al cual se va subordinando el destino de los oprimidos como tales.

Durante toda su historia, los explotadores han utilizado las desigualdades que encontraron a su paso y han impuesto otras nuevas, para aumentar así sus ganancias y privilegios. (...). Este aprovechamiento de desigualdades para acrecentar las ganancias llega a su máxima expresión en la época de agonía del capitalismo, con el imperialismo, que se base en la explotación de países enteros, los atrasados, y que, además, se aprovecha de todas las diferencias raciales, sexuales y nacionales existentes, crea otras nuevas, divide a la clase obrera entre una capa privilegiada y una mayoría más explotada, con el objetivo de aumentar al límite las ganancias de los capitalistas imperialistas. (…) “En los países atrasados, la existencia del imperialismo establece una diferencia sustancial entre la opresión imperialista y los demás tipos de opresión (de la mujeres, de los negros, de los homosexuales, etc.). Estos últimos tienen que ver con problemas de tipo esencialmente ideológico, cultural, que hacen a la superestructura, aunque tienen una manifestación económica, la sobreexplotación. En cambio, la opresión imperialista en los países atrasados se ha convertido en explotación económica y hace a la estructura, la esencia misma del imperialismo.”[21]

Es decir, a diferencia de lo que plantea el PRT de Costa Rica, para Moreno, las opresiones (de las mujeres, de los negros, de los homosexuales) son problemas culturales que tienen que ver con la superestructura y no tienen que ver con la esencia del capitalismo. Existe una única opresión diferente, la imperialista que se ha convertido en explotación económica y que por lo tanto tiene que ver con la estructura y con la esencia del sistema capitalista.

 

IV- La definición de las tareas de liberación de las mujeres como democráticas, se apoya en el hecho de que, históricamente esas tareas surgieron con el capitalismo y la introducción masiva de la mujer en el mercado de trabajo.; y en el hecho de que, como todas las tareas democráticas, enfrentan desigualdades, injusticias, que actúan no sobre una clase, sino sobre todas. La opresión de la mujer actúa sobre todas la mujeres, independientemente de que las trabajadoras (por ser explotadas) las sufran de manera diferente que las burguesas.

Tal como decíamos en la década del 70 “el proceso de liberación de la mujeres es profundamente revolucionario, ya que afecta las costumbres y la vida cotidiana, y quizás será más revolucionario aún a partir del triunfo de la revolución socialista, en la transición al socialismo”[22]. Hablamos de revolucionario en el sentido de que producirá cambios profundos, cualitativos, y no en el sentido de que sus tareas sean anticapitalistas.

La prueba de que las tareas de liberación de la mujer (el derecho al voto, a la propiedad, al divorcio, al aborto, a la igualdad salarial…) no son en sí misma anticapitalista ni afectan a pilares fundamentales del capitalismo, lo da la historia. Muchas de esas reivindicaciones han sido conquistadas ( y no sólo en los países imperialistas como dice el PRT) por la lucha de las mujeres, sin que el capitalismo haya sido destruido

El capitalismo tiene un pilar fundamental: la explotación a partir de la extracción de plusvalía. Todo lo demás es táctico. Por eso puede meter a la mujer en el mercado de trabajo y sacarla cuando así le convenga. Puede defender y glorificar la familia nuclear y puede destruirla con las condiciones brutales de trabajo, la inmigración forzosa, etc.

 

La lucha por la liberación de la mujer es parte integrante de la revolución socialista

V- ¿Es contradictorio, como afirma el PRT, decir que, a pesar del carácter democrático de la liberación de la mujer, de que esas tareas no son teóricamente incompatibles con el capitalismo, esta liberación no se logrará sin romper el sistema capitalista- imperialista? La contradicción existe, pero no en nosotros, sino en la realidad. Es la contradicción que explicó brillantemente Trotsky con la Teoría de la Revolución Permanente: El capitalismo imperialista es incapaz de llevar hasta el fin sus tendencias revolucionarias, por eso las tareas de la revolución democrática burguesa sólo podrán ser completadas con la toma del poder de la clase obrera, la instauración de la dictadura del proletariado y la continuidad la revolución en la esfera nacional e internacional hasta la derrota del imperialismo.

En la polémica con Mary Alice Waters decíamos que sus posiciones partían de una revisión teórica de la teoría-programa elaborada por Trotsky. Moreno sintetizaba así la posición de Mary Alice Waters: “(…) todos los oprimidos sin excepción se organizarán por sexo, color o nacionalidad y. con la guía de su propio programa y, con la guía de su propio programa de transición, se movilizarán de manera cada vez más creciente y más permanentemente hacia su liberación. Un proceso en el que la revolución socialista será producto de la confluencia de las luchas que desde sus propias organizaciones y con sus propios programas den los sectores oprimidos contra el capitalismo. (…) Con esta teoría se pierde el eje político y social de la revolución permanente, que es la lucha del proletariado por instaurar su dictadura; y que en esa lucha de la clase obrera y en ese triunfo de la revolución, el proletariado liberará a todos los demás sectores oprimidos de la población.”[23]

 

VI- Al plantear esa relación entre liberación de la mujer y triunfo de la revolución socialista, Moreno no hace más que seguir las definiciones de Lenin y de la Tercera Internacional: “El Tercer Congreso de la Internacional Comunista confirma los principios fundamentales del marxismo revolucionario, según los cuales no existen “problemas específicamente femeninos”. Toda relación de la obrera con el feminismo burgués, al igual que toda ayuda aportada por ella a la táctica de medidas tibias y de franca traición de los social-colonialistas y de los oportunistas, no hace sino debilitar las fuerzas del proletariado y al retardar la revolución social, impide a la vez la realización del comunismo, es decir la liberación de la mujer”

Como decíamos en la polémica de los 70, muchas veces se interpretó que esa frase (no existen “problemas específicamente femeninos”) estaba dirigida al conjunto de la clase obrera, para decirle que los problemas no son solo de la mujeres sino de toda la clase. Pero, en realidad la Tercera se dirigía a las mujeres trabajadoras y pobres para alertarlas de que no había lazos entre las mujeres que fuesen más fuertes que los lazos de clase y que la única posibilidad de liberación viene con la destrucción del capitalismo y la construcción del socialismo, al que sólo se puede llegar con la lucha del conjunto de los explotados.

 

VII- La revolución que debe ser feminista para ser socialista, que propone el PRT de Costa Rica ¿tiene algo que ver con la relación entre liberación de la mujer y revolución socialista, sostenida tanto por Lenin como por Moreno?

¿En qué consiste esa revolución feminista? ¿Es una revolución hecha por las mujeres o una revolución cuyo programa es la lucha contra la opresión? De ser así, ¿no estaríamos frente a una visión de la revolución parecida a la que defendía el SWP norteamericano en la década del 70: Los explotados luchan contra la explotación, los oprimidos luchan contra la opresión Todos esos movimientos cuestionan pilares fundamentales del capitalismo y el triunfo de la revolución socialista se daría con la confluencia de todos ellos? Es decir, según entendemos para el PRT de Costa Rica, la lucha contra explotación no sería el hecho histórico determinante, sino que la lucha contra el patriarcado tendría el mismo peso, ya que ambos atacan pilares fundamentales del capitalismo, porque la destrucción del patriarcado es una tarea anticapitalista, socialista, porque, como hemos procurado demostrar, el capitalismo subsiste en estrecha relación con el patriarcado y viceversa. Por ello reafirmamos nuestra consigna de que la Revolución Socialista será feminista o no será”[24].

Estamos de acuerdo en que la clase obrera toma el poder incorporando las reivindicaciones de los sectores oprimidos y que esas reivindicaciones democráticas tienen un papel muy importante en el proceso revolucionario, incluso pueden ser el detonante del proceso .Eso es lo que plantea la teoría de la revolución permanente y lo que se vio con claridad en la revolución rusa.

A lo que nos oponemos es al planteo de que el movimiento feminista (o el de los negros, homosexuales, etc) va en sí mismo al socialismo, cuando en realidad, está atravesado por la división de clase.

Si le decimos a la clase que esos movimientos tienen un carácter anticapitalista, la estamos educando en una concepción frentepopulista, de que movimientos de conciliación de clase nos pueden llevar hacia el socialismo. Esto es así porque, en la época imperialista, cualquier lucha democrática es dividida por la lucha de clases. La mayor expresión de eso se da cuando entramos a la guerra civil y tenemos que elegir si nos quedamos del lado de la mujeres burguesas o del lado de las mujeres y hombres (la mayoría de ellos machistas) de la clase obrera. Aún la lucha antiimperialista, de la que decimos que es la lucha democrática que más afecta estructuralmnete al capitalismo, también está atravezada por la lucha de clases, por eso también estamos en contra de los frentes antiimperialsitas.

 

La importancia de la lucha contra la opresión y el machismo

VIII- El que definamos el carácter democrático de las tareas de liberación, no significa minimizar la importancia de las mismas. La lucha contra la opresión de la mujer debe estar entre las principales tareas de nuestros partidos. No se puede considerar revolucionario el partido que no desarrolla un sistemático combate contra las aberraciones del machismo.

El machismo divide a la clase obrera y la debilita en la lucha contra el capitalismo. La mujer trabajadora, además de ser explotada, sufre la opresión que ejerce la sociedad capitalista y la reproducción de ella que hacen sus compañeros de clase y su propia familia. Esa opresión es la responsable del atraso que la aleja de la lucha, de los sindicatos, del partido revolucionario. Esa opresión no victimiza sólo a las mujeres, sino al conjunto de la clase obrera. Las mujeres son la mitad de la clase obrera, si esa mitad, a consecuencia del machismo, se mantiene pasiva, o incluso es ganada por la contrarrevolución, se trata de un problema del conjunto de la clase, ya que se convierte en un gran obstáculo para el triunfo de la revolución socialista. Por eso el combate por la incorporación de las mujeres a la lucha junto a su clase, al sindicato y al partido revolucionario, debe ser para nuestros partidos una tarea estratégica y no secundaria. Según nuestra concepción la liberación de la mujer es una tarea del conjunto de la clase, con las mujeres a la vanguardia. Por eso, la lucha contra la opresión debe ser tarea de todo el partido y no sólo de las mujeres, aunque éstas la deben encabezar.

En este aspecto las Tesis votadas por la Fracción Bolchevique son categóricas: “Los trotskistas, la vanguardia revolucionaria del proletariado, somos los enemigos mortales de la opresión en todas sus formas. Por eso estamos en primera fila en la lucha por la reivindicaciones contra la opresión de la mujer, y dispuestos a participar en todas sus luchas, en unidad de acción con todos quienes la impulsen.

Queremos integrar a todas las obreras en el frente proletario contra la burguesía y sus aliados reformistas. Luchamos contra toda sujeción o colaboración de las obreras con la burguesía, y queremos ganarlas a todas para las filas de la Cuarta Internacional”[25]

 

La crisis capitalista mundial potencia la necesidad de nuestro trabajo sobre la mujer trabajadora y las jóvenes estudiantes

IX-La combinación de explotación y opresión, que hace que las mujeres trabajadoras sean un sector especialmente explotado de la clase obrera, se potencia en estos momentos, en que estamos viviendo la mayor crisis capitalista desde 1929. En esos momentos el capitalismo incrementa su ataque, siendo las mujeres, junto con los inmigrantes, quienes más sufren las consecuencias tanto de la superexplotación como de la quema de capitales que exige la crisis.

Por un lado sufren el desempleo al igual que sus compañeros hombres. Por otro, son la mayoría en los trabajos precarios e informales y por sobre todo son castigadas con la desigualdad salarial. En relación a esa diferencia salarial, el porcentaje en España es del 16%, dándose la mayor desigualdad (33,9 %) en las áreas consideradas tradicionalmente femeninas como asistencia sanitaria y pequeño comercio. En Portugal llega al 30% y tomando el conjunto de la zona euro los datos de fines del 2010, indica que las mujeres ganan el 17.5% menos que los hombres.

Las mujeres, son además las que más directamente sufren, como trabajadoras y madres, los recortes presupuestarios para educación y salud, área de trabajo mayoritariamente femeninas. Y todo se agiganta en el caso de las trabajadoras inmigrantes que además deben soportar las reaccionarias leyes de inmigración.

 

X- Otra forma de descargar la crisis sobre la espalda de los trabajadores es con el incremento de la explotación en los países coloniales o semicoloniales, en donde se destaca la terrible superexplotación en las maquilas que pululan en México, Centroamérica y el Caribe, con una mano de obra mayoritariamente femenina y sin prácticamente ningún derecho laboral o sindical.

 

XI- Este brutal ataque comienza a tener respuestas, con la incorporación cada vez mayor de las mujeres en las acciones de lucha de la clase trabajadora. Eso se ve en las movilizaciones europeas, también en las de Wisconsin y notablemente en el proceso de revolución árabe donde las mujeres, superando los preconceptos culturales, estuvieron en la primera fila del combate como se vio con claridad en Egipto. Y esa participación codo a codo con los trabajadores hombres en la lucha antidictatorial, fortaleció el reclamo por sus derechos, como lo probó la multitudinaria marcha de mujeres que se dio, el 8 de marzo, en el Cairo.

 

XII- Para enfrentar el ascenso revolucionario, la burguesía intenta dividir a la clase obrera apoyándose en el atraso y las falsas conciencias de los trabajadores como la xenofobia y el machismo. Así junto con las cada vez más reaccionarias leyes de extranjería, crecen los ataques xenófobos y la violencia contra la mujer.

Según datos de la ONU de octubre de 2010, el 59% de las mujeres "sufren diferentes tipos de violencia física, sexual, psicológica y económica dentro y fuera de sus casas".

En Brasil, cada cuatro minutos una mujer es agredida y golpeada dentro de su propia casa; diez mujeres son asesinadas por día. Casi siempre el cadáver desaparece, es tirado a un río, empalado o tirado a los perros. Cada año en el mundo, un millón de menores y otro millón de mujeres, se convierten en esclavas sexuales. En el mundo, una de cada cuatro mujeres ha sido violada en algún momento de su vida. Cerca de 120 millones de mujeres han padecido mutilaciones genitales. En Colombia, según la revista Semana, de los ataques sexuales contra las mujeres cometidos desde 1993 al 2008, el 58% fueron cometidos por paramilitares; el 23% por integrantes de la fuerza pública, y el 8 por ciento por guerrillas.

A pesar de que en los países existen leyes que protegen a las mujeres, la impunidad campea, especialmente en los países semicoloniales, el máximo ejemplo es el de los sistemáticos asesinatos de Ciudad Juárez en México.

Según el Centro Egipcio para los Derechos de las Mujeres, el 83 % de las mujeres locales y el 98% de las extranjeras son hostigadas sexualmente y hay un caso de abuso sexual o violación cada 30 minutos, ocasionando 20 mil víctimas al año en Egipto.

El “primer mundo” no escapa de esta realidad. El estudio “An invisible crisis” del 2010, revela un aumento de la violencia doméstica en Bulgaria, Estonia, Irlanda, Holanda, Escocia, Rumania y Eslovaquia. El aumento del tráfico de mujeres en Alemania, Hungría y Reino Unido y el aumento de la prostitución y de la violencia contra las prostitutas en Alemania y Reino Unido.

En Portugal, en 2010, hubo 43 mujeres muertas por la violencia doméstica. En Francia una mujer es asesinada cada tres días, según un informe de la policía, 156 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas. En Italia se calcula que 6,7 millones de mujeres sufrieron violencia sexual a lo largo de su vida y que 690 mil fueron víctimas de violencia por parte de sus parejas.

Eso se agiganta cuando se trata de mujeres inmigrante. Un informe de Médicos Sin Fronteras, rebela que entre mayo de 2009 y enero de 2010 una de cada tres mujeres atendidas en Rabat y Casablanca admitió haber sido víctima de violencia sexual cuando salieron de su país, el estudio concluye que “el uso de la violencia sexual se convierte así en una de las prácticas violentas más habituales contra la mujer en el marco del fenómeno migratorio”.

 

XIII- La histórica situación de desigualdad de la mujer, agravada por la situación objetiva creada por la crisis económica mundial, plantea la urgente necesidad de que todos nuestros partidos profundicen el trabajo sobre la mujer trabajadora y sobre las jóvenes estudiantes. Para luchar por una salida obrera a la crisis, es una necesidad de primer orden defender la unidad de la clase obrera, enfrentando al machismo y a todas las ideologías reaccionarias como la xenofobia, el racismo, la homofobia. Y es también de primer orden ganar mujeres trabajadoras y jóvenes estudiantes para el partido, para fortalecer la dirección revolucionaria que pueda encaminar las luchas hacia la conquista del poder por los trabajadores, única forma de resolver la crisis a favor de los explotados y oprimidos.

 

XIV- La Internacional debe jerarquizar y acompañar este trabajo desde el CEI, el SI y la Secretaría Internacional de la Mujer. Lo mismo deben hacer todos nuestros partidos creando, de acuerdo a sus posibilidades, las mejores condiciones para concretarlo: Desarrollando cursos para el conjunto del partido sobre la opresión de la mujer y la importancia de realizar este trabajo para construirnos en la clase obrera y el movimiento estudiantil; designando compañeras responsables y, en la medida de las posibilidades, creando comisiones que trabajen directamente ligadas con las direcciones nacionales. Destinando espacio en los periódicos, editando materiales específicos, etc.

Tal como plantea la Tercera Internacional, teniendo en cuenta las condiciones particulares de la mujer trabajadora como explotada y oprimida, son necesarias medidas especiales para ganarlas para la lucha revolucionaria. Sólo con una política especial y sistemática dirigida a ellas y que tenga en cuenta los problemas especiales que sufre como mujer, como madre, en el seno de la clase obrera, será posible alejarla de la influencia de la religión o del feminismo burgués. No lograremos esto si lo tomamos como algo formal o sólo para los discursos del 8 de marzo. Es necesario realizar inversiones políticas, de tiempo, de cuadros, de acompañamiento por parte de las direcciones.

Un aspecto central de la especificidad de este trabajo, tiene que ver con lo que también plantea la Tercera Internacional: los organismos especiales. Estos organismos especiales (comisiones, secretarías, agrupaciones dirigidas por el partido) son necesarios para vencer la resistencia a que las mujeres jueguen un rol destacado y para dar confianza a las compañeras en sus propias fuerzas.

Además, esos organismos especiales son una herramienta importante para acercarnos a las trabajadoras, para ganarlas para la lucha unificada de la clase, para la revolución y para el partido.

Estos organismos especiales para el trabajo sobre las mujeres, deben ser organismos auxiliares (no paralelos), que funcionen directamente ligados a los organismos de dirección y apoyando al resto de los organismos del partido en las acciones de agitación y propaganda sobre las mujeres.

Sobre la importancia de esos organismos especiales, Lenin decía: “De nuestra concepción ideológica se desprenden asimismo medidas de organización. ¡Nada de organizaciones separadas de mujeres comunistas! La comunista es tan militante del Partido como lo es el comunista, con las mismas obligaciones y derechos. En esto no puede haber ninguna divergencia. Sin embargo, no debemos cerrar los ojos ante los hechos. El Partido debe contar con órganos -grupos de trabajo, comisiones, comités, secciones, o como se decida denominarlos- cuya tarea especial consista en despertar las amplias masas femeninas, vincularlas al Partido y mantenerlas bajo la influencia de éste. Para ello es necesario, sin duda alguna, que desarrollemos plenamente una labor sistemática entre estas masas femeninas. Debemos educar a las mujeres que hayamos conseguido sacar de la pasividad, debemos reclutarlas y armarlas para la lucha proletaria de clases bajo la dirección del Partido Comunista. No sólo me refiero a las proletarias que trabajan en la fábrica o se afanan en el hogar, sino también a las campesinas, a las mujeres de distintas capas de la pequeña burguesía. Ellas también son víctimas del capitalismo, y desde la guerra lo son más que nunca. Psicología apolítica, no social, atrasada, de estas masas femeninas; estrechez del campo de su actividad, todo su modo de vida: éstos son los hechos. No prestar atención a esto sería inconcebible, completamente inconcebible. Necesitamos métodos especiales de agitación y formas especiales de organización. No se trata de una defensa burguesa de los 'derechos de la mujer', sino de los intereses prácticos de la revolución."[26]

 

XV- Para desarrollar el trabajo sobre la mujer obrera, nuestro programa debe contemplar las demandas democráticas como aborto libre y gratuito, plena igualdad legal, patria potestad compartida, no discriminación de los hijos nacidos fuera del matrimonio, contra la trata de personas, contra la violencia a la mujer, por casas de abrigo garantizadas por el estado. etc.

Debemos impulsar las reivindicaciones de las mujeres trabajadoras y pobres: guarderías, igualdad salarial, derechos maternales, no al despido de trabajadoras embarazadas, no al trabajo en negro, no a los contratos basura, efectivización y plenos derechos laborales y sindicales para todas las trabajadoras, etc; con el objetivo de lograr acciones por mínimas que sean que las enfrenten a las patronales y los gobiernos y las aproximen del programa revolucionario.

Junto a eso es necesario incorporar a las trabajadoras a la lucha por los problemas políticos generales que hacen la defensa de las condiciones de vida de la familia obrera y campesina: defensa de la educación y la salud pública y de calidad, por servicios públicos de sanidad y de recreación gratuitos, por becas escolares a sus hijos, etc.

 

XVI- También es necesario trabajar un lenguaje que nos permita llegar a la mujer obrera, ya que el que se maneja en los ámbitos feministas no es el más apropiado para hacerlo. Por ejemplo, en Latinoamérica existe una importante tarea democrática incumplida: la legalización del aborto. Esto es una de las mayores causas de muerte entre las jóvenes trabajadoras y pobres. A pesar de eso, por el peso de la Iglesia y de costumbres milenarias, no es fácil entrar con esa consigna en la clase obrera, no caen bien consignas que sólo planteen el tema o que sólo den la argumentación democrática: “el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo”. Hemos hechos algunas experiencias de trabajar con un sistema de consignas que incorpore: Protección a la maternidad, guarderías gratuitas en todo lugar de trabajo, aumento de las licencias maternales y del tiempo de amamantamiento la mujer, licencia para los padres, por la decisión de la mujer de decidir el momento de su maternidad, no al despido de trabajadoras embarazadas, aborto legal y gratuito para evitar muertes y mutilaciones de la mujeres trabajadoras y pobres. Y ese sistema lo trabajamos junto con el que surgió del Encuentro de Mujeres de Argentina: Educación sexual para decidir, anticonceptivos gratuitos para no abortar, aborto legal para no morir. En principio hemos tenido buenos resultados con este tipo de formulaciones, no sólo para llegar a las compañeras obreras, sino también a los compañeros.

Pero no es sólo en relación a la legalización del aborto que debemos cuidar las formas con que nos dirigimos a las obreras, también es necesario hacerlo cuando nos referimos al trabajo doméstico, a sus relaciones familiares, etc.

 

XVII- El trabajo en común de las Secretarías o Comisiones de la Mujer con las direcciones nacionales de los partidos y de la LIT-CI, deben permitir analizar la realidad, y las iniciativas políticas que debemos tener para responder a ella en lo que se refiere a la opresión de la Mujer. Por ejemplo, hemos visto que la importante crisis de Iglesia Católica que se ha hecho manifiesta como mínimo desde el 2005, ha abierto otro panorama en relación a la lucha por la legalización del aborto en Latinoamérica y en los países de gran peso de la Iglesia. En este marco se aprobaron leyes de legalización en Portugal y España y el tema ha llegado al Parlamento en Argentina. Triunfos democráticos como el del matrimonio gay ayudan a desarrollar estos procesos.

 Los partidos deben estudiar qué iniciativas tenemos en estos países, para participar de estos procesos o en la defensa de esas leyes cuando son atacadas por la iglesia y la derecha.

Lo mismo podemos decir en relación al tema la violencia contra la mujer o la trata de personas

Por otro lado están los países que han obtenido legislaciones más avanzadas en relación a los derechos de la mujer (Europa y EE.UU) y donde hoy la crisis los pone en peligro. Debemos estudiar cada caso concreto para dar una repuesta política tendiente a que ese tema sea tomado por las luchas del conjunto de la clase obrera y del movimiento de masas.

 

XVIII- La Tercera Internacional planteaba: “En el actual período, los sindicatos profesionales y de producción deben ser para los PC el terreno fundamental de trabajo entre las mujeres”[27] , consideramos que ese consejo sigue teniendo validez. Este trabajo debe ser encarado en común con el resto de nuestro trabajo sobre la clase obrera. Un aspecto central de nuestra política debe ser la exigencia de que las reivindicaciones de las mujeres sean incorporadas en los programas, pliegos de exigencias, propuestas para los convenios colectivos de los sindicatos, centrales y demás organismos del movimiento de masas (centros de estudiantes, federaciones estudiantiles, etc).

En los sindicatos deberemos enfrentar al machismo que tiene diferentes formas de manifestarse: desde la resistencia al trabajo y al rol dirigente de las mujeres, hasta el acoso sexual por parte de los dirigentes y en especial los burócratas, que se apoyan en el atraso de los trabajadores y las trabajadoras.

Un aspecto central para enfrentar al machismo de los sindicatos es contar con la mayor cantidad de trabajadoras que jueguen un papel activo en los mismos. Para lograr ese objetivo en algunos casos debemos vencer la resistencia de mujeres que se hacen a un lado por lo manejos burocráticos y machistas, y en la mayoría de ellos deberemos enfrentar el atraso, las presiones familiares y de la iglesia, que aparta a la mujeres de la vida sindical.

Para mejor dar ese combate debemos impulsar la creación de secretarías de la mujer en los sindicatos y centrales. Debemos exigir una participación de las mujeres en la dirección sindical en proporción con su número en la base, lo que significa que en los gremios mayoritariamente femeninos, deberemos exigir mayoría femenina en la dirección. Para favorecer la participación de las trabajadoras, tenemos que exigir el funcionamiento de guarderías en los sindicatos durante la realización de asambleas y congresos.

Donde dirigimos tenemos que tomar con mucha fuerza la creación de estas secretarías o comisiones, la creación de guarderías, la realización de cursos, debates, encuentros, congresos y todo tipo de eventos que sirva para atraer e involucrar mujeres en la lucha sindical.

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XIX-. Tal como dicen las Tesis de la Fracción Bolchevique, “todo este programa democrático- transicional tiene un solo objetivo: la movilización de las mujeres obreras y pobres junto a su clase, por la toma del poder por el proletariado y la revolución socialista mundial, que es lo único que podrá garantizar la igualdad plena y permanente de las mujeres y de todos los oprimidos”[28].

 

XX- Una permanente preocupación debe ser el ganar a lo mejor de las mujeres trabajadoras y de las jóvenes estudiantes para las filas del partido. Para ayudar a ese objetivo debemos organizar charlas, cursos, sobre los temas específicos de la opresión y sobre aspectos generales de la teoría y la política marxista. Es importante incentivar actividades en común con las mejores activistas, como participación en Encuentros y Congresos de mujeres, creando las colaterales o agrupaciones dirigidas por el partido, donde sea necesario.

La profundización del trabajo sobre la mujer obrera y la captación de las mejores, no sólo fortalecerá la construcción de nuestros partidos en la clase obrera, sino que tal como plantea el Programa de Transición estaremos yendo al encuentro de las camadas más oprimidas y explotadas del proletariado. Por lo tanto este trabajo es parte fundamental en la proletarización de nuestros partidos y en la lucha contra los privilegios.

Por la opresión general de la sociedad y por el machismo existente en el propio seno de la clase, es importante reforzar el trabajo de la estructura laboral, con un trabajo sistemático de visitas en sus casas.

El desarrollo de este trabajo sobre la mujer obrera, permitirá, además, un mejor conocimiento de la real situación de la clase, del peso que tienen las ideologías reaccionarias como el machismo, de la utilización que hace la burguesía de esas ideología para dividir a la clase, etc. Es decir el trabajo sobre la mujer trabajadora enriquecerá las elaboraciones políticas de nuestros partidos y de la Internacional. Una razón más para que desde las direcciones nacionales e internacional, se acompañe este trabajo, considerándolo como una herramienta privilegiada en el proceso de proletarización de nuestros partidos.

 

La polémica sobre la organización

XXI- La discusión acerca de la organización es una cuestión táctica, sobre cuál es la mejor forma de organizar a las mujeres trabajadoras para dar la pelea por sus reivindicaciones y, en ese camino, avanzar hacia el programa revolucionario cuyo objetivo estratégico es la lucha por el poder de la clase obrera. Si se trata de una táctica, entonces no puede haber una respuesta universal para todo momento y todo país. Sin embargo se trata de una discusión importante, porque no toda táctica es válida, ya que hay tácticas que en su dinámica cuestionan nuestra estrategia.

 

XXII- Según Lenin, “de nuestra concepción ideológica se desprenden asimismo medidas de organización[29]. Por eso en relación a la organización tenemos un planeo básico del cual partimos: estamos en contra de llamar a la organización de todas las mujeres, porque eso implica la organización común entre las mujeres trabajadoras con las burguesas. La opresión de la mujer es transversal a todas las mujeres, y por eso es lícito la unidad de acción por problemas democráticos comunes (divorcio, legalización del aborto, contra la violencia, etc.). Pero esa opresión es atravesada por la división de clase y cuando se acabe la causa que motivó la acción común, se vuelven a imponer los intereses de clase contrapuestos.

 

XXIII- Nos oponemos, no a sólo a la organización en común con mujeres burgueses, sino a todo movimiento autónomo de mujeres y a todo frente o movimientos organizados en base a tareas democráticas (de mujeres, negros, gay, antiimperialistas, etc.). Sí participamos, de Comités de Lucha (por la legalización del aborto, contra la violencia de la mujer, etc) que a diferencia de los frentes o movimientos, son de corta duración y no tienen un programa común, sino el objetivo de impulsar la unidad de acción por determinadas reivindicaciones.

En ese sentido reivindicamos en su totalidad la Tesis XXIX de Actualización del Programa de Transición: “La gran tarea de la Cuarta Internacional es independizar a los trabajadores de toda relación y organización estable con las otras clases. (…) Pero esto no quiere decir ignorar las luchas progresivas de cualquier sector de clase de la población contra el imperialismo, los capitalistas, los terratenientes feudales, el machismo o los gobiernos burocráticos totalitarios y dictatoriales. (…)El partido soluciona esta contradicción promoviendo todas las unidades de acción que sean positivas para el desarrollo de cualquier lucha de clases progresiva. Pero la unidad de acción es lo opuesto al frente, es lo opuesto en el tiempo, en la estructura y en el objetivo. Un frente crea organismos relativamente permanentes, plantea la organización de comités de frente único y un funcionamiento relativamente democrático de los mismos, así como una permanencia en la acción la unidad de acción en cambio es momentánea, no crea ningún organismo con funcionamiento más o menos democrático, sino que funciona por acuerdos y manteniendo la más total independencia de los organismos que acuerdan. A diferencia del frente, la unidad de acción es fugaz.

Por eso nosotros estamos por la unidad de acción antiimperialista; por la unidad de acción de las mujeres por el aborto, el divorcio o el derecho al voto, por la unidad de acción con cualquier partido político para pedir espacios iguales en radio y televisión; por una manifestación con quien fuere para solicitar esos derechos democráticos contra el gobierno bonapartista y totalitario y aún democrático burgués Pero no confundimos la unidad de acción con la formación de un frente. Estamos en contra de hacer frentes con los partidos burgueses o pequeñoburgueses para defender la democracia, aún cuando concordemos con ellos en la defensa de determinados puntos democráticos. Con el nombre de “frente” se estructuran organizaciones que son frentepopulistas (aunque en determinados casos pueden jugar un papel relativamente progresivo, como los movimientos nacionalistas), por intervenir distintas clases —sobre todo la burguesía y pequeñoburguesía— y por sus objetivos, que no son los de la independencia política de la clase obrera (…). Cuando ese frente (que jamás debemos promover nosotros porque lo consideramos una variante del frentepopulismo) se da, y en él interviene la clase obrera o un sector importante de ella, podemos intervenir en él ya que objetivamente existe, pero para romperlo, para denunciarlo desde adentro y para independizar política y organizativamente a la clase obrera que está en él (…).

Esta aclaración de que nosotros no estamos por un frente único antiimperialista, ni antifeudal, ni feminista antimachista, ni democrático antidictatorial, sino por acciones antiimperialistas, feministas, democráticas y antiterratenientes es muy importante porque ha habido una tendencia a camuflar la política frentepopulista con estos nombres. (…) Aunque durante una etapa esos frentes puedan ser relativamente progresivos, históricamente sirven a la burguesía y frenan el proceso de independencia política del proletariado (...)

 

XXIV- En consecuencia con lo anterior, también consideramos una táctica equivocada el llamado a organizar movimientos autónomos de mujeres anticapitalistas, clasistas o socialistas. Opinamos que esos movimientos autónomos (de mujeres, de negros, de inmigrantes), son una táctica peligrosa, que se puede enfrentar a nuestra estrategia, porque dejan abierta la frontera de clase. Esto es así porque, independiente del aditamento que lleven (clasista o anticapitalista), se organizan en torno a tareas democráticas, es decir policlasistas. Y coincidimos totalmente con Moreno cuando plantea que esas organizaciones son frentepopulistas, no sólo por las distintas clases que puedan intervenir en ellas, sino por sus objetivos, que no son los de la independencia política de la clase obrera”. Utilizando la terminología de Trotsky, podríamos decir que esas organizaciones son frente populistas porque, aunque no tengan mujeres burguesas en su interior, a partir de su eje aglutinador –una tarea de todas las clase -, está la sombra de la burguesía. Esa fue la base de nuestra histórica oposición a los “Frentes Antiimperialistas, hegemonizados por la clase obrera” llamados por Lambert y Lora.

Como decíamos en la polémica con el SWP “desde su nacimiento ha sido política básica del trotskismo la lucha contra todos los frentes policlasistas o de conciliación de clases aunque sea “con la sombra de la burguesía” o sin nada de ella, ya que estos llevan inevitablemente a la sujeción política del proletariado por ella.”[30]

 

XXV- Esa táctica tampoco es buena para impulsar la movilización por puntos específicos como la legalización del aborto. Para ese objetivo es sectaria, ya que lo que habría que impulsar en ese caso son comités de lucha amplios que organicen a todas las mujeres que estén por impulsar la movilización.

En relación a la organización de la clase obrera, esa propuesta aleja a las trabajadoras de la pelea contra el machismo y por la dirección en su propio sindicato. En los sindicatos existe un enorme machismo y eso provoca el alejamiento de muchas mujeres. Pero nosotros creemos que es un error apartarnos de los organismos de frente único de la clase obrera por los problemas que esos organismos tengan. Lo que hacemos (mientras la clase permanezca en ellos) es batallar por nuestro programa revolucionario en su interior. Así lo hacemos en el combate contra la burocracia y así lo debemos hacer en el combate contra el machismo. Debemos dar un combate durísimo a su interior, para revolucionarlos y debemos ganar a la mayor cantidad de mujeres trabajadoras para nuestro programa y para que sean la vanguardia en ese combate.

 

XXVI- Como plantea la III Internacional, los sindicatos son un lugar preferencial para desarrollar el trabajo sobre las mujeres. En todos ellos, incluso en los dirigidos por revolucionarios es necesario dar un fuerte combate contra el machismo que debe ser encabezado por las trabajadoras. Para hacerlo se necesitan organismos especiales de mujeres que impulsen ese combate, pero no organismos autónomos, permanentes separados del sindicato, sino organismos especiales (secretarías, comisiones) por dentro del sindicato. Las resoluciones de la Tercera Internacional plantean: A la vez que se pronuncia enérgicamente contra todo tipo de organización separada de mujeres en el seno del partido, de los sindicatos o de otras asociaciones obreras, el 3er. Congreso de la Internacional Comunista reconoce la necesidad para el Partido Comunista de emplear métodos particulares de trabajo entre las mujeres y estima la utilidad de formar en todos los partidos comunistas organismos especiales encargados de este trabajo[31]. Esos organismos especiales que la Tercera propone para el partido, son también muy necesarios a nivel del sindicato.

 

XXVII. En consecuencia, siguiendo las definiciones de nuestra corriente que vienen desde la III Internacional, nosotros llamamos a la organización como clase y no en función de las opresiones. No llamamos a construir organismos autónomos de los oprimidos. Llamamos a las mujeres a organizarse en el sindicato y en el partido e impulsamos al interior de los mismos los organismos especiales (secretarías, comisiones) que sean necesarios para dar la lucha contra el machismo y para ayudar a traer a las mujeres a movilizarse junto a su clase por sus reivindicaciones de mujeres trabajadoras.

Si ese tipo de organismo autónomo se da objetivamente y en él participa un sector importante de la clase, tal como dice Moreno, “podemos intervenir en él ya que objetivamente existe, pero para romperlo, para denunciarlo desde adentro y para independizar política y organizativamente a la clase obrera que está en él”[32]l

La lucha contra el machismo dentro de nuestros partidos

XXVIII- “La evolución de una época histórica es determinada por la relación entre el progreso de la mujer y de la libertad, porque las relaciones entre el hombre y la mujer, entre el débil y el fuerte, hacen resaltar nítidamente el triunfo de la naturaleza humana sobre la bestialidad. El grado de emancipación femenina determina naturalmente la emancipación general de la sociedad” (La ideología alemana).

Este planteamiento de Marx y Engels se ha confirmado por la positiva con los avances cualitativos obtenidos por las mujeres con las grandes revoluciones como la rusa y la china. A otro nivel, también vimos el avance que manifestaban las mujeres en Egipto que estaban en la primera fila de la revolución. Y hemos visto la confirmación por la negativa, con la restauración que ha provocado el retorno de la prostitución en Cuba y la venta de niñas en China, fenómenos que habían sido erradicados por la revolución.

La otra gran confirmación por la negativa la vemos cotidianamente, con el enorme incremento del machismo, (al igual que de las otras falsas ideología como la xenofobia, el racismo, la homofobia) que se da en la fase imperialista del capitalismo.

Las mujeres con sus luchas han conseguido importantes conquistas (divorcio, patria potestad compartida, acceso al estudio, a la formación académica, en varios países también el derecho al aborto…) y una expresión distorsionada de eso, son las mujeres empresarias, ministras, presidentes.

Pero a pesar de eso, la idea de que el hombre es más fuerte que la mujer, de que es superior intelectualmente, de que es más capaz para administrar, para dirigir, para planificar, de que el hombre es “cerebro” y la mujer es “emoción” (que no tienen ningún fundamente científico) sigue arrastrando todo tipo de relaciones asentadas en la opresión con consecuencias nefastas, como el aumento de la violencia y de la brutalidad contra la mujeres.

El machismo no disminuye, sino que crece al compás de la larga agonía del sistema capitalista, con expresiones que van desde la utilización cada vez mayor de la mujer como objeto sexual (en la publicidad, en los programas televisivos, incluso en las campañas políticas), el aumento de la prostitución de mujeres y niños, en la trata de personas, en las violaciones, hasta la violencia cotidiana que provoca un aterrador porcentaje de muertes, muchas de ellas en el seno familiar.

Estas aberraciones machistas se dan en todos los niveles de la sociedad, con mayor desarrollado en los sectores más oprimidos y atrasados.

 

XXIX-Dentro del movimiento obrero, sobre todo en los sindicatos, el machismo se transforma en un arma de la burguesía para dividir a la clase, envenenar y desmoralizar a sus principales dirigentes, para quebrar y apartar de la lucha de clases a gran parte de sus combatientes y es utilizado por las burocracias como elemento de dominación.

 

XXX- Nuestros partidos, a diferencia de las mayoría de las organizaciones de la sociedad, tienen un programa de lucha contra el machismo y la opresión, pero eso no significa que estén inmunes a esta presión de la sociedad. Y la desviación machista no es de la que se corrigen con la inserción en la clase obrera ya que en ella, producto del atraso a la que la somete la sociedad capitalista, la ideología machista tiene un gran peso.

 

El machismo en el partido se manifiesta de diferentes maneras. Una muy difundida es la que tiene que ver con la inercia que mantiene la división de roles impuestos por la sociedad y la educación familiar: las mujeres “naturalmente” son las que tienen que ocuparse de la casa, del cuidado de los hijos, de los padres, de los enfermos. Muchos compañeros, aunque teóricamente estén en contra del machismo, mantienen esa división de roles con sus compañeras, lo que dificulta la integración y desarrollo de ellas como militantes.

Otra forma de expresión del machismo, se ve en la resistencia a que las compañeras ocupen roles destacados (argumentando falta de experiencia, timidez, que no es bien visto por los obreros, etc.). O en ignorar las mayores dificultades que tienen las compañeras para desarrollarse y no pensar, por ejemplo, que para que ellas puedan participar plenamente de reuniones, cursos, asambleas, es necesario ayudar a resolver problemas elementales como el del cuidado de sus hijos.

Pero además de todo, esto hemos percibido que el aumento del machismo y de sus expresiones más brutales en la sociedad, se ha visto reflejado en nuestros partidos. Una contundente demostración de ellos es que la mayor parte de los casos que se presentan ante las comisiones de moral están relacionados con el machismo. Dos casos extremos han sido el que llevó a la separación de la sección boliviana y a la expulsión de un cuadro medio de la sección argentina (poco antes de la fusión), por haber herido de un balazo a su ex compañera.

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XXXI: Si es una gran tarea dar la batalla contra el machismo en el seno de la clase obrera y en los sindicatos, con mucha más razón debemos dar esa batalla al interior de nuestros partidos.

El machismo en el partido es un obstáculo para ganar a las trabajadoras (y también a jóvenes estudiantes) para el partido. Y cuando ganamos compañeras muchas de ellas salen, si se encuentran con manifestaciones machistas. En ese sentido, el partido debe ser un lugar diferente al resto de la sociedad. Un lugar donde las compañeras (al igual que los compañeros) sean respetadas, valorizadas, apoyadas para que pueda desarrollar lo mejor de si mismas al servicio de la revolución. Si, por el contrario las compañeras se encuentran con expresiones machistas, no ven algo diferente, sino la reproducción de situaciones de la opresión que le causan sufrimiento en la sociedad, en su trabajo, en su familia, y por eso muchas de ellas se apartan.

Por eso, es que no podemos ver al machismo en el partido, sólo como una acción individual que hace a la personalidad de algunos compañeros. El machismo es un crimen contra el partido, porque lo aparte de la mitad de la clase obrera y de ganar a mujeres trabajadoras para la revolución. Por eso el machismo es inadmisible en nuestras filas y por eso defendemos sanciones ejemplificadoras ante esas acciones que destruyen al partido. Por eso, para nosotros, mujeres y hombres, debe ser una batalla central combatir al machismo y ganar mujeres trabajadoras y jóvenes para nuestras filas. Sólo así podremos dirigir a las masas trabajadoras hacia la revolución.

Para que eso no quede en una expresión de deseos, tenemos que encarar, en todos nuestros partidos, una serie de medidas:

 

1-Imponer sanciones severas, ejemplificadoras, sobre todo si se trata de cuadros, en los casos morales relacionados con el machismo. 2- Organizar cursos y seminarios sobre la opresión de la mujer para todo el partido, con carácter obligatorio para las direcciones. 3- garantizar a partir de las secretarías o comisiones de mujeres, ámbitos donde las compañeras tengan confianza para exponer sus problemas- 4- Imponer la política del medio punto en los balances, es decir ante balances iguales dar medio punto a favor de las mujeres, como contrapeso a las mayores dificultades que debió enfrentar para desarrollar su actividad. 5- Impulsar el desarrollo de cuadros mujeres: impulsando la formación teórica de las compañeras, la participación en tareas de responsabilidad tanto en el partido como en el movimiento, garantizando guarderías para que las mujeres con hijos no se vean limitas. 6- Profundizar el trabajo sobre la mujer, con el objetivo central de ganar para el partido a trabajadoras y jóvenes estudiantes, en especial a los cuadros mujeres que genera la lucha de clases.

 

XXXII- Los avances de este combate contra las desviaciones machistas en nuestro partido se deben poder medir objetivamente, en el número de mujeres trabajadoras y estudiantes captadas, en el número de dirigentas públicas y fundamentalmente en el número de mujeres en las direcciones nacionales. Nuestra corriente siempre se caracterizó por el alto porcentaje de mujeres en sus direcciones, y eso no se debió a la casualidad ni a una política demagógica, sino a una política conciente y explícita impulsada por Nahuel Moreno de desarrollar cuadros mujeres. La crisis de la LIT-CI nos hizo retroceder en ese sentido. Algunos de nuestros partidos han retomado ese importante aspecto de nuestra tradición, tenemos que lograr que eso se imponga en toda la LIT-CI como un importante criterio en la construcción y la bolchevización de nuestros partidos. Este es un gran desafío, que no debe ser preocupación sólo de las mujeres, sino del conjunto de nuestras direcciones nacionales y de la dirección Internacional.

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BOLETIN DE DISCUSIÓN INTERNACIONAL Nº 16

NOVIEMBRE 2011

CRÍTICA AL DOCUMENTO DE LA LIT-CI SOBRE LA CUESTION DE LA MUJER

“Ganar a las mujeres para el partido y la revolución…

Acabando con las rémoras patriarcales en nuestra Internacional”

 

Elaborado por Yuri Alfaro, aprobado por el CE del PRT de Costa Rica

 

En el presente texto debatimos algunos elementos del documento aprobado por el IX Congreso Mundial (2010) de la Liga Internacional de las y los Trabajadores (IV internacional), denominado: “Ganar a las mujeres para el partido y la revolución”. Lo hacemos de forma clara y fraternal en el marco de nuestra Internacional, y al amparo de sus garantías democráticas,  con el único fin de enriquecer la discusión y elaboración colectiva  y construir juntos y juntas la mejor política para la construcción de nuestros partidos y la LIT-CI.

 

En el PRT de Costa Rica creemos  que no puede existir un verdadero Partido y una Internacional revolucionaria sin la participación decisiva de las mujeres trabajadoras, y que en las filas de los partidos de izquierda, se continúan reproduciendo patrones de la sociedad patriarcal y conductas machistas.

 

No es correcto que los partidos trotskistas y  la Internacional planteen, en abstracto, el tema de la siguiente manera: “debemos tener una política para organizar a las mujeres”, sin tomar en cuenta que las mujeres debemos organizarnos  dos veces, en tanto somos doblemente oprimidas, inclusive en nuestros propios espacios de organización.

 

En el caso de las mujeres, la violencia y la barbarie del sistema capitalista en putrefacción se hace cada vez más brutal, como se expresa de múltiples formas, por ejemplo, con el incremento sostenido de  las víctimas del femicidio, agudizado por el maridaje estrecho entre el patriarcado y el capitalismo en descomposición.

 

Es muy cierto que las mujeres se han venido organizando, y que en su intento han topado con organizaciones reformistas que, como plantea la LIT-CI, “(…) tratan de restringir las reivindicaciones de las mujeres a cuestiones de género”, pero también es cierto, agregamos nosotras y nosotros, que topan al mismo tiempo con otra serie de manifestaciones patriarcales en el seno mismo de las direcciones de los partidos de izquierda en general y trotskistas en particular.  Por ejemplo, no se crean condiciones para involucrar y garantizar la participación efectiva de las mujeres, atendiendo sus necesidades y reivindicaciones particulares,  y se les visualiza de manera oportunista cuando se les busca solamente para engrosar las filas de las organizaciones, demandándoles que asuman la militancia de manera doble y hasta triplemente sacrificada, sin tomar en cuenta la multiplicidad de roles y de trabajo impago que garantizamos y a la vez padecemos las mujeres, para asegurar la reproducción de nuestras familias.

 

La mujer y trabajo productivo:

 

Primeramente, hay que tener precisión en el abordaje del tema del trabajo asalariado de la mujer. Desde la LIT-CI se destaca la situación de la mujer como parte de la mano de obra peor remunerada y ejército de reserva. Tenemos acuerdo en torno a la función de la sobre-explotación de la mujer asalariada para maximizar las tasas de ganancia del capital. Sin embargo, parece oportuno analizar con mayor detalle el asunto del trabajo doméstico impago realizado por la mujer, aspecto en el cual encontramos divergencias con el documento oficial de la LIT-CI.

 

La mujer esclava del trabajo doméstico:

 

Tal como plantea la LIT-CI (2010) “el trabajo doméstico realiza, gratis, el proceso de reproducción y manutención de la fuerza de trabajo para el capitalista y, para eso, el capital cuenta, sobre todo, con las mujeres, en especial las mujeres negras que son la amplia mayoría de las empleadas domésticas”.[33] En principio, cabe advertir que una cosa es el empleo doméstico, precario, super-explotado, pero remunerado al fin, bajo una relación salarial, y otra el trabajo doméstico de la mujer absolutamente impago, impuesto en función de su rol reproductivo en la familia nuclear.

 

Por otra parte, es cierto lo que señala la LIT-CI, en cuanto a los electrodomésticos y la dificultad que las mujeres trabajadoras y pobres tienen  para adquirir esas mercancías, a diferencia de lo que ocurre con las mujeres pequeñoburguesas y burguesas que si tienen acceso a esos artefactos.  Sin embargo, no cuestiona la LIT-CI que estos instrumentos siguen siendo dirigidos mayoritariamente a las mujeres, reflejo de que el trabajo doméstico impago sigue siendo destinado a la mujer.

 

Es justamente con el trabajo doméstico impago que se puede entender la doble explotación y opresión que vive la mujer, dado que a este se le suma el trabajo asalariado o informal  fuera de la casa; coincidimos entonces con la LIT-CI que esto hace que no se pueda tratar y entender igual a una mujer y a un hombre, incluso siendo ambos de la clase obrera (agregamos de nuestra parte), porque sus condiciones en la estructura social que remite a la esfera reproductiva, son profundamente desiguales. 

 

Por ello, en oposición al feminismo burgués y pequeñoburgués, que limita el movimiento de las mujeres a una lucha por reformas para garantizar su “igualdad” formal, meramente jurídica, circunscrita a la adquisición de “derechos ciudadanos”; y a diferencia también de algunas y algunos trotskistas (que como lo expresaron las y los camaradas del MAS en su polémica con nuestras posturas en la materia),ubican las reivindicaciones de las mujeres como parte de las demandas democrático burguesas no resueltas; para el PRT la cuestión es estratégica, y no remite a una lucha por la mera igualdad, sino por la plena equidad, que si partimos por constatar las bases estructurales que originan las  diferencias entre los roles sociales de hombres y mujeres, implica la intrínseca unidad teórica-programática y política entre la emancipación de la mujer y la revolución  socialista.

 

Si bien es cierto la LIT-CI comprende teóricamente el papel clave del trabajo doméstico para la acumulación de capital, no obstante, no saca las conclusiones consecuentemente, pues  plantea una posición tibia y condescendiente al respecto, que parece justificar de modo vergonzante  la subordinación de las mujeres y su falsa conciencia en ese terreno. Veamos: “(…) no podemos ignorar el hecho de que innumerables mujeres están convencidas de que las tareas domésticas son de su responsabilidad, y se sienten ofendidas cuando las subestimamos o las tratamos como si fuesen personas incapaces de hacer otra cosa, o seres alienados (…) No podemos cerrar los ojos a la realidad de millones de mujeres que no tienen otra salida a no ser continuar cargando con el peso de esas tareas, que no son tareas que pueden ser dejadas de lado, de un día para el otro”. Y más adelante se hace una suerte de apología de la alienación de las propias mujeres oprimidas, indicando: “(…) Tenemos que saber que para que una mujer trabajadora, quien critica su dedicación a la familia y al trabajo doméstico es alguien que está criticando y desvalorizando aspectos que para ella son fundamentales, muchas veces, son las únicas cosas que ella tiene en la vida”. Sentenciando más adelante a modo de conclusión: “(…) Y la primera condición para acertar en ese terreno es partir del respeto por la vida y la situación de las mujeres trabajadoras”.

 

Esta afirmación requiere de un análisis pausado, tratar la esclavitud doméstica de la mujer, partiendo del “respeto por la vida y la situación de las mujeres trabajadoras” es como mínimo ambiguo y confuso, es decir, nos preguntamos: implica esa afirmación que  ¿se debe respetar entonces la esclavitud doméstica de la mujer, que además se  nos indica “muchas veces son las únicas cosas que ella tiene en la vida”? Como el documento es muy impreciso y contradictorio en este punto, nos queda la enorme duda al respecto.

 

En todo caso, la opresión de las mujeres es mucho más amplia como para limitar su abordaje y nuestra política a una palabra tan ambivalente como el “respeto”, reducido a una simple declaración de deseos.  El respeto, remite además al campo de la moral,  por lo que urgiría atender en las comisiones de moral de los  partidos, cada falla que tengamos en materia de opresión y exclusión desde nuestras filas contra mujeres, homosexuales y lesbianas, tanto militantes como simpatizantes, y de cara al movimiento de masas. 

 

Además, debe analizarse críticamente la cita de Clara Zetkin a la que recurre la LIT-CI,  referente a ser madre y ama de casa (ambas labores impagas, desprovistas de valor de cambio). Indica Zetkin que no es tarea de los revolucionarios tratar de alejar a la mujer proletaria de sus responsabilidades como madre y ama de casa (ergo: de la esclavitud doméstica), por el contrario, ella debe ser incentivada a cumplir esas tareas lo mejor posible, pero en interés de la liberación del proletariado. Cuando mejores fueran las condiciones dentro de la familia, cuanto más efectiva ella es dentro de la casa, ella será más capaz de luchar. Tanto mejor ella podrá servir como educadora y orientadora para sus hijos, tanto mejor ella será capaz de mostrarles que es necesario continuar la lucha por la liberación del proletariado”.

 

Contrario a este planteamiento de Zetkin, a nuestro juicio muy equivocado, no se trata de apelar a que la mujer sea mejor madre y ama de casa (redoblando, suponemos, su sacrifico individual), por el contrario, es preciso que los partidos revolucionarios trabajen en concreto para alejar y liberar a la mujer del trabajo doméstico impago y embrutecedor, proponiendo colectivizarlo en nuestro programa y haciendo día a día el esfuerzo por asumirlo con equidad entre hombres y mujeres en una perspectiva transformadora, ello supone desmitificar el mandato de la maternidad y la crianza de las y los hijos como un destino manifiesto o una condición “natural” o “divina”, y por ejemplo, apoyar con firmeza el derecho de la mujer a la interrupción voluntaria del embarazo (aborto).

 

Es necesario que exista una estrategia para acercar a las mujeres, pero no será indicándoles que deben cargar el pesado fardo de las tareas familiares lo mejor posible, aceptando resignadamente la opresión. Será preciso hacer estas mismas discusiones con las mujeres que cotidianamente no logran cuestionar esta realidad que las oprime (y no ceder a su atraso ideológico, muy conveniente para los hombres), de la misma forma como lo hacemos con los obreros y obreras, que por su enajenación, no captan las raíces de su explotación.

 

Es preciso levantar con decisión las reivindicaciones de las mujeres en todos los espacios de intervención de los partidos, reconstruyendo las relaciones a lo interno del partido entre camaradas: hombres, mujeres, parejas, pares, entre otros y otras. También es urgente asumir desde el partido un espacio de empoderamiento de la mujer, en búsqueda del combate concreto y cotidiano  de la opresión doble y sus múltiples manifestaciones, tales como el enfrentamiento  consecuente y firme de la violencia doméstica, la lucha por liberarse de la cárcel de la familia nuclear tradicional y por el derecho de las mujeres a decidir sobre su sexualidad, su maternidad y el control sobre su cuerpo, así como asegurar condiciones para que en el partido se socialicen las tareas domésticas en la medida de lo posible.

 

Programa democrático etapista o programa feminista socialista

 

Ante la pregunta sobre si “existen cuestiones específicamente femeninas”, aclara la LIT-CI: “(…) que no existe problema que afecte a la mujer que no sea también una cuestión social más amplia”.

 

Esta es de nuevo una afirmación muy general que se presta para confusiones. En primer lugar, nos parece que  es una aclaración innecesaria desde el marxismo, ya que todo es social en la sociedad humana (¿qué cosa no es social?). En lugar de diluir la cuestión con esa fórmula abstracta, nos parece que  más bien es necesario subrayar  que sí existen cuestiones de incumbencia directa para la mujer,  temas que le afectan cotidianamente y sobre los cuáles el patriarcado  le niega sistemáticamente su derecho a decidir libremente, le impide asumirlos y empoderarse, mediante la opresión del marido, la empresa y el Estado.

 

No son demandas “especiales” para las mujeres lo que se busca, sino levantar las reivindicaciones propias de las mujeres desde el conjunto de la clase obrera, como la apropiación y conocimiento de su cuerpo, sus derechos sexuales y reproductivos, el aborto, el derecho a decidir el número de hijas-os que procrea, la  abolición del derecho de herencia, la valorización del trabajo doméstico, el combate a la lesbohomofobia y el cuestionamiento de la familia nuclear y la monogamia compulsiva, entre muchos otros.  Esta lucha debe darse desde todos los frentes en los que intervenimos, priorizando la participación de las mujeres en los mismos.

 

En la LIT-CI debemos empezar por reconocer modestamente que nuestra corriente ha elaborado y actualizado muy poco sobre la cuestión de la mujer (reflejando el contexto latinoamericano en el que se ha desenvuelto históricamente); lejos de asumir una postura autoproclamatoria y sectaria. La LIT-CI señala que “(…) feminismo significa la lucha de todas las mujeres por derechos iguales y, por lo tanto, no hace distinción de clase; es un término que se refiere a una lucha democrática, que envuelve a todas las mujeres, de todas las clases sociales.”

 

Aquí se termina de rematar un grave error sectario, primeramente al determinar la lucha por la abolición del patriarcado como una tarea meramente democrática, y en segundo lugar, al no reconocer siquiera que el movimiento feminista, en su gran diversidad, contradicciones  y debates, ha contribuido y puede contribuir, desde sus sectores más radicales y clasistas, a  enriquecer y actualizar la teoría y el programa marxista revolucionario hoy.

 

Más grave,  no reconoce en la lucha feminista ni un ápice de progresiva.  Pero no solo esto, sino que hecha en un solo saco las diferentes tendencias del feminismo; esto es tan grave, como creer que existe “un solo marxismo”, cuando en nombre del marxismo se encubren una gran variedad de corrientes, desde el trotskismo revolucionario y el revisionista, hasta el  castrochavismo .  Termina indicando incluso que  es probable que no exista un movimiento feminista sino que existen organizaciones, más o menos influyentes, lo que es un menosprecio absoluto al movimiento de las mujeres por su liberación, y sobre todo a su vertiente feminista socialista

 

Otro elemento que nos parece completamente  incongruente en el documento  de la LIT-CI, reside en plantearse si en verdad ¿”no exista ningún impedimento absoluto para que el capitalismo otorgue la plena igualdad jurídica para las mujeres”? (resaltado nuestro).  Veamos: como antes ocurrió con el derecho al voto, en el caso de guarderías, la legalización del aborto y el divorcio, entre otras,  puede que estas garantías se alcancen dentro del capitalismo, claro está, no por medio de graciosas concesiones. Estos derechos se han alcanzado en algunas latitudes, porque las mujeres hemos luchado hasta el cansancio por el reclamo de los mismos.

 

Plantear que se trata de mero “otorgamiento” pareciera disimular la lucha férrea que media para conquistar esos derechos, y segundo, no es igualdad formal lo que buscamos es equidad, que,  a pesar de parecer un juego de palabras, no lo es.

 

Esa equidad dentro del capitalismo no la alcanzaremos, ni nadie nos la dará, porque esta exigiría el tema de la igualdad de salarios (lo cual conspira contra la maximización de las tasas de ganancia del capital).  Pero para ir más a fondo, de seguro no conquistaremos nuestra emancipación las mujeres sino  es mediante la revolución, pues se requiere atacar directamente al capitalismo: nos referimos a la eliminación del trabajo doméstico impago y el derecho burgués a la herencia.

 

Es oportuno señalar, que no negamos que en algunos países, más o menos desarrollados que otros, se consigan algunos de los derechos que reclaman las mujeres, a partir de luchas o incluso por meras concesiones del gobierno de turno; esto siempre se ha dado y se dará, inclusive en las luchas obreras.  Mas esta situación para nada significa que dentro del capitalismo se podrá abolir la opresión de la mujer. Todo lo contrario, en  su descomposición, el capitalismo arrebata cada vez más derechos a las mujeres, mientras se incrementa la misoginia y la violencia social, económica, política y cultural contra las mujeres.

 

Necesitamos una dirección feminista y socialista

 

Ciertamente la enorme mayoría de las direcciones feministas son enemigas de la clase obrera revolucionaria y del programa y el método de la revolución permanente, atando el movimiento a las academias universitarias, a la influencia de la pequeña burguesía reformista y de las ONG’s.  Sin embargo no se debe olvidar que  este fenómeno debe ser comprendido como expresión particular del problema de la crisis de dirección que no  es exclusivo del movimiento de mujeres, sino que afecta al conjunto del movimiento de masas y a la propia clase obrera.

 

Comprendiendo el problema de la dirección, también en las luchas feministas, podríamos entonces apostar por una dirección feminista socialista y obrera, que no se limite únicamente a declararse por un  “mundo mejor para las mujeres”, al estilo de la retórica de “domingo” de la socialdemocracia, y relegando la aspiración de emancipación de las mujeres para “el programa máximo” en un fututo indeterminado.   En esa vía, también debemos comprender y asumir las necesidades y reivindicaciones de las mujeres hoy, en sus trabajos, en la atención a su salud, en el entorno familiar y de pareja, en el acceso a servicios.

 

En cuanto a la crítica a los métodos de los movimientos feministas coincidimos parcialmente, pero el tono satírico utilizado al respecto por la LIT (2010)[34], no es propicio para crear un debate serio.  Los encuentros feministas sin duda pueden tener y tienen una serie de limitaciones, sin embargo, hay momentos donde pueden ser necesarios, como cuando el movimiento es incipiente, y se necesita merodear el tema para concienciar.  Es cierto, sin embargo, que estancarse en estas formas consensuales y declarativas de organización, no permite crecer al movimiento, salirse del guetto y mucho menos le da un carácter combativo en unidad con la clase obrera.

 

Un método utilizado con frecuencia por los movimientos feministas es la de buscar el consenso; en este sentido se coincide con la LIT-CI en  que este método fortalece los aparatos en los que no se aplica la democracia, y que se usurpa así el nombre de la unidad para impedir el debate y la resolución a fondo.

 

Trotsky y la emancipación de la mujer

 

A nuestro juicio, Trotsky hace honor a la tradición feminista socialista del marxismo, que surge desde Engles. En el Programa de Transición, con el que se funda la IV Internacional, Trotsky  plantea con suma claridad: “La marcha de las cosas lleva a todas las organizaciones oportunistas a concentrar su interés en las capas superiores de la clase obrera, y, en consecuencia, ignoran tanto a la juventud como a las mujeres trabajadoras. Ahora bien, la época de la declinación del capitalismo asesta a la mujer sus más duros golpes tanto en su condición de trabajadora como de ama de casa. Las secciones de la IV Internacional deben buscar apoyo en los sectores más oprimidos de la clase trabajadora, y por tanto, entre las mujeres que trabajan. En ellas encontrarán fuentes inagotables de devoción, abnegación y espíritu de sacrificio”.[35]

 

Asimismo reivindicamos lo que planteamos en nuestra polémica con el MAS sobre este tema:No por casualidad tampoco los primeros choques de Trotsky con la naciente burocracia estalinista a partir de 1923 y la detección de los primeros signos de degeneración, surgen combatiendo el discurso y la política estalinista tendiente a anular las conquistas  de las mujeres que datan de la Revolución de Octubre, y a recluirlas y reducirlas a su rol de maternidad, así como a fortalecer la familia nuclear”.[36]

 

La LIT-CI trae a cuenta que Trotsky planteaba que en el estado obrero soviético las garantías obtenidas para las mujeres no se logran sostener en el estalinismo, porque existe una miseria socializada y no se han alcanzado condiciones socio productivas (el desarrollo de las fuerzas productivas) que permitan generar la abundancia necesaria para sustentar esas garantías. Cierto. Ese es el aspecto material indiscutible, pero el factor esencial que explica ese retroceso es esencialmente político, y es el  decisivo, porque hace al hilo rojo de la lucha de clases mundial, nos referimos al efecto que la sangrienta contrarrevolución estalinista tiene sobre esa tarea decisiva de la construcción socialista (la emancipación de la mujer), y sobre la construcción socialista en su conjunto, futo de la derrota de la revolución europea y de la subsiguiente degeneración burocrática del estado soviético y su nefasta política de coexistencia pacífica con el imperialismo

 

O sea, para Trotsky, en el estado obrero soviético transicional, se requieren asegurar condiciones materiales que logren socializar el trabajo doméstico, por ejemplo: guarderías, comedores, lavanderías, salario al trabajo doméstico, que son base esencial de la agenda de lucha de las mujeres. De manera que Trotsky no hace más que confirmar que la emancipación de la mujer tiene un contenido directamente anticapitalista y su desarrollo esté íntimamente relacionado a la revolución socialista internacional.

 

Cuando Trotsky plantea que “la posición de la mujer es el indicador más claro y elocuente para evaluar un régimen social y la política del Estado”, establece un elemento de análisis fundamental, y como somos trotskistas, ese análisis debe estar al servicio de la acción y la organización. Esta premisa es muy importante para la construcción de los programas y las prácticas de los partidos y organizaciones revolucionarias.

 

La naturaleza de la opresión y la explotación de las mujeres

 

Tenemos una diferencia central con el análisis de la LIT-CI, cuando señalan que “(…) a pesar de ser ideológica y cultural, la opresión contra las mujeres no encuentra su solución en la sociedad burguesa justamente porque el capitalismo se aprovecha de esa ideología para mantener millones de personas sojuzgadas, dispuestas a dar todo de sí por un plato de comida”. (Resaltado nuestro)

 

Desde luego la opresión de la mujer se expresa ideológica y culturalmente, como todo en la sociedad, en tanto en la realidad hay una dialéctica entre la superestructura y la estructura social, pero la ideología y la cultura no “caen del cielo”, el materialismo histórico nos enseña que el “ser social determina la conciencia social”. Lo ideológico no es una nube que se posa sobre el resto de la estructura de la sociedad.  Como se ha expuesto claramente, con el papel que el sistema patriarcal-capitalista le impone a la mujer para la maximización de la tasa de ganancia del capital, en dos sentidos: con su trabajo productivo remunerado por debajo de sus pares masculinos, pero más aún,  con su esclavitud doméstica; tenemos entonces que la opresión de la mujer se imbrica y tiene un papel preponderante para coadyuvar en la configuración de las relaciones de producción capitalistas.

 

Entonces, plantear que la opresión de las mujeres es un asunto ideológico y cultural, es muy peligroso, porque permitiría suponer que se resuelve en el terreno ideológico y cultural. Incluso esta postura idealista, justifica el sesgo del feminismo burgués y pequeñoburgués,  que oculta la cuestión de clase como decisiva para orientar la lucha de la mujer junto a  la clase trabajadora, y remite el asunto a garantías jurídicas y de “educación”, con la nefasta ilusión de poder alcanzar la emancipación (que se supone es “ideológica o cultural”) dentro del capitalismo.

 

Claramente la lucha de las mujeres no se reduce a  banderas democráticas, como muy convenientemente los entienden  las tendencias feministas reformistas.  La lucha de las mujeres es un problema que solo se resuelve destruyendo la división sexual del trabajo, alienante y opresora, que es la base de los roles culturales de género, liberando así a la mujer del eje esencial de la reproducción del capital: la reproducción de la mano de obra. Es decir, la revolución feminista a la que apelamos, es feminista y socialista, en un nexo dialéctico e ininterrumpido, en consonancia con  la teoría de la revolución permanente.

 

La lucha de las mujeres no puede ser reducida a banderas democráticas, sino intrínsecamente ligada a la transformación de conjunto de la sociedad. Es preciso una revolución que destruya la propiedad privada sobre los medios de producción, pero ello incluye la erradicación de todo dominio privado y patriarcal sobre el cuerpo de la mujer, la abolición del trabajo domestico como un asunto privado y desvalorizado,  la abolición del derecho burgués de la herencia.  Estas son las bases que pueden permitir desarrollar un programa revolucionario sobre la cuestión decisiva de la mujer.

 

El Partido Revolucionario y la organización de las mujeres

 

En cuanto al trabajo organizativo de la mujer a nivel partidario, la LIT-CI cita a Lenin: “Nosotros deducimos nuestras ideas organizativas de nuestras concepciones ideológicas. No queremos organizaciones separadas de mujeres comunistas. La comunista es miembro del partido tanto como el comunista. Tiene los mismos derechos y deberes. Sin embargo, no debemos cerrar los ojos a los hechos. El partido debe contar con organismos –grupos de trabajo, comisiones, comités, secciones o como se quiera llamar- con el objetivo de despertar a las amplias masas de mujeres”. (1925).

 

Esta cita de Lenin debe entenderse en su contexto, pero tal postura debe ser examinada hoy, actualizada  y mejorada, como nos enseña el marxismo, que jamás se debe asumir como dogma. Esa preocupación de Lenin referida a que “no queremos organizaciones separadas de mujeres comunistas” hoy debería formularse de manera  distinta: “no queremos organizaciones de hombres comunistas que nos siguen separando”. 

 

La mayoría de organizaciones están compuestas en gran mayoría de hombres y son hombres los que abrumadoramente ocupan las posiciones de dirección, en muchos casos esto ha sido así por años. De tal modo,  parece que no se han hecho esfuerzos para que las mujeres puedan involucrarse, especialmente desde posiciones de liderazgo.  Por ello, en vez de estar pendiente de la forma en que se organizan o no las mujeres, (que son las oprimidas), y advertir que no deben separarse de sus hermanos de clase (lo cual compartimos),  hay que estar muy pendiente de la organización que se ha promovido desde los espacios masculinizados, machistas y patriarcales compuestos por hombres.

 

Y la mujer que ha luchado y lucha por organizarse, debe seguir haciéndolo, involucrándose en todos los espacios. Reivindicamos los de la clase trabajadora, que son los fundamentales, pero también la mujer puede crecer en espacios propios de lucha feminista, sin perder el eje de clase, concentrando su atención en toda la problemática que le atañe como mujer y que ha sido históricamente relegada, para llevarla al centro de la mesa de discusión de las organizaciones obreras y revolucionarias. Nuestra preocupación más bien es empoderar y potenciar la acción y el liderazgo revolucionario de las mujeres.

 

Las mujeres que militamos bien lo sabemos: se hacen reuniones de los equipos en donde se discute de todo, pero los temas relacionados a la mujer y que más le afectan, tienden a ser opacados por las cuestiones y prioridades  que imponen los compañeros hombres.  Por ello, la preocupación por “controlar” los espacios de organización de las mujeres no debe ser lo esencial, sino más bien debemos contribuir, sin cortapisas, a la disputa de las mujeres empoderadas por dirigir los espacios desde la postura de la clase trabajadora y el feminismo socialista.

 

Asimismo, preocuparse en este momento, de buenas a primeras, por “ganar” a las mujeres para el partido y la revolución, no puede ser vista como una tarea más.  Las mujeres han estado desde siempre al pie de la revolución, pero han sido prácticamente relegadas  en las filas de las organizaciones de izquierda. Es hora de promover como mujeres, nuestros espacios de organización clasista, de estudiar a fondo el tema de la mujer; es hora de que la Internacional tenga una política para acabar con los sesgos machistas y patriarcales de compañeros que dicen ser revolucionarios, pero que no renuncian a sus privilegios sociales.

 

Las mujeres somos parte decisiva de la revolución, siempre lo hemos sido y lo seremos. Pero, las mujeres solemos  estar en los propios  partidos revolucionarios en franca minoría y frente a un espacio adverso.  Es hora también de sumar a los hombres a una perspectiva feminista socialista; es hora de que las mujeres podamos organizarnos y conformarnos en una organización de la clase trabajadora, trotskista y feminista socialista que nos permita desarrollar todo el potencial que ha sido obstaculizado, burlado y menospreciado. Es hora de construir con equidad la unidad de la clase trabajadora, para avanzar en el camino hacia la revolución socialista mundial.


 

BOLETIN DE DISCUSIÓN INTERNACIONAL Nº 18

NOVIEMBRE 2011

 

Minuta para puntualizar  el debate sobre la cuestión de la mujer y nuestras propuestas

 

Presentado por el Comité Ejecutivo del PRT(CR)  al X Congreso Mundial de la LIT-CI

 

En el PRT de Costa Rica, desde hace rato hemos venido asumiendo tareas de estudio,  elaboración y organización sobre la cuestión de la mujer. Esto se evidencia desde nuestros aportes para el pasado IX Congreso Mundial, donde ya se perfilan algunas bases para la presente polémica.

 

Con esta nota queremos señalar algunas pautas para precisar y orientar el debate. Optamos por presentar esta minuta, recogiendo los puntos principales de la discusión (tanto a nivel teórico-programático y algunos elementos de balance) y procurando dilucidar las posibles confusiones que todo este material podría generar. Invitando a leer y debatir el conjunto de nuestras  elaboraciones en la materia[37], nos motiva  evitar discusiones falsas, como es el caso de la reincidente y falsa polémica sobre nuestro supuesto acuerdo con el policlasismo del SWP y Mary Alice Waters, cosa que no es, ni ha sido, nuestra postura en ningún momento. Asimismo, procuramos sintetizar los alcances de nuestros planteamientos y nuestra crítica a los documentos presentados hasta ahora por la dirección de nuestra internacional.

 

En el marco de este X Congreso Mundial, reafirmamos nuestra batalla política con el eje fundamental de la mujer, lo cual concretizamos en nuestro XX Congreso del 2009 y con la política votada en nuestra pasada Conferencia Nacional del 31 de julio 2011: la importancia de nuestros planteamientos feministas socialistas y la batalla para que la LIT-CI asuma como suya esta bandera.

 

Hemos leído con detenimiento el aporte del SI contenido en el BDI 13, elaborado por el Secretariado Internacional, en conjunto con Alicia Sagra, la responsable de la secretaría de la Mujer de la LIT-CI, y reivindicamos algunas líneas de este documento con las que concordamos, por ejemplo las siguientes: “Este es un debate muy importante para nuestra Internacional, ya que tiene que ver con nuestra construcción en el seno de uno de los sectores más explotados del proletariado y con la lucha contra la opresión de la mujeres…

 

Por otra parte,  seguimos sin conocer a fondo cuáles son las diferencias entre la posición del SI y la Comisión de Mujeres del PSTU de Brasil, que vienen reseñándose desde el pasado Congreso Mundial, y de las cuáles en esta ocasión solo se registra la sucinta referencia que hace el SI. Sería muy provechoso para toda la Internacional que se conociera a fondo el contenido de esas discusiones.

 

Algunos elementos de balance implicados en este debate

Lo que estamos esbozando es una elaboración ambiciosa, pero impostergable: un debate teórico sobre la relación entre el patriarcado y el capitalismo. Sin embargo, creemos que además hay algunos elementos de balance que pueden servir de base para colocar las tareas de producción teórica que estamos proponiendo. En el documento de balance de actividades de la LIT se lee:

6.4. Mujeres En el último Congreso iniciamos una discusión sobre el tema de la opresión de la mujer. Fue correcto e importante haber empezado esta discusión y haber votado una Comisión Internacional de la Mujer. Sin embargo, creemos que no fuimos hasta el final al tomar este tema. Pensamos que dar una mayor jerarquía a la cuestión de la opresión de la mujer tenía que haberse expresado en votar una política científica y sistemática para captar a las mujeres trabajadoras a nuestros partidos. Para disputar para el partido ese sector clave de la clase, nuestra política actual es insuficiente, necesitamos una política especial para poder traer a nuestros partidos a este sector de la clase trabajadora y necesitamos un programa que dé respuesta a los problemas de las mujeres trabajadoras.” BDI 2 Balance de actividades

 

Encontramos en el documento de balance una perspectiva negativa e imprecisa sobre la cuestión de la mujer. Esto genera cierto malestar en nuestra militancia, y un ejemplo bastante representativo de este malestar es lo planteado en el Aporte para la discusión del BDI 2 presentado por la camarada Graciela Lapoya del PSTU (Argentina) y publicado en el BDI 14. La compañera hace aseveraciones con las que concordamos plenamente. “El mejor ejemplo de los problemas de machismo en la LIT es el propio balance. Le dedican un párrafo sin aportar mucho al respecto. Ni que hablar del documento político donde ni siquiera una línea le dedican al tema.

 

Desde ya vemos que este debate y esta “política científica y sistemática” no se van a cerrar en el Congreso Mundial, pero creemos que desde este espacio se podrá impulsar y planificar una política, a fin de generar un estudio riguroso y un debate amplio con toda nuestra corriente sobre la cuestión de la mujer.

 

Con esa perspectiva, sumamos al balance nuestra preocupación en el sentido de que debemos dejar de “patear la pelota hacia al frente” y no seguir posponiendo más un trabajo sistemático de elaboración y acción con el eje de la mujer trabajadora. En el 2008, ante nuestra expresa solicitud, la dirección de la LIT-CI argumentó que Patricia Ramos “Beatriz” (que escribió “La revolución socialista será feminista o no séra…” cuadro del Comité Central del PRT) no podía formar parte del equipo de la Secretaría de la Mujer, porque nuestro partido hace planteamientos ajenos a las posiciones oficiales de la LIT-CI. Nos pareció y nos parece muy equivocado, porque una de las tareas fundamentales de la Comisión de Mujeres de la LIT-CI es profundizar el debate democrático más amplio, tomando en cuenta todas las posiciones que hay en el seno de la Internacional al respecto.

 

Los problemas por falta de consistencia teórica

Como ya lo han señalado compañeros de la dirección y la compañera Alicia Sagra, desde el PRT sostenemos una visión muy diferente a la que históricamente ha defendido nuestra corriente. Esto es totalmente cierto. Nuestra propuesta implica una innovación y actualización teórica, programática y política. Por eso hemos tomado la iniciativa de esta nota que en breve plantea un eje transversal de nuestras tres elaboraciones para este X Congreso Mundial.

 

Debemos preguntarnos: ¿Qué es el machismo? ¿Simplemente una falsa ideología? ¿De dónde se origina? ¿Con qué mecanismos se traduce la carga combinada de explotación más opresión para la mujer? Creemos que desde la dirección de la LIT-CI se ha levantado una concepción completamente inconsistente alrededor de este tema.

 

En el BDI-13 se afirma que “…la opresión de la mujer es sustentada por el machismo, el cual es una falsa ideología.” Esto se traduce en que el machismo (superestructura) afecta la esfera productiva (estructura), oprimiendo particularmente a la mujer trabajadora. Sin embargo desde el PRT no compartimos esta concepción porque omite el problema fundamental: las bases estructurales de la opresión sobre las mujeres (a partir de la trípode: monogamia compulsiva, derecho de herencia, trabajo doméstico impago) íntimamente vinculadas a la supremacía de la propiedad privada,  lo que hace al funcionamiento integral de  la dupla Capitalismo-Patriarcado.

 

En el mismo documento los compañeros de la dirección de la LIT-CI y Alicia Sagra nos dan la respuesta:

“I- La opresión de las mujeres no empezó con el capitalismo, sino con el surgimiento de la propiedad privada y la explotación que le quitó el carácter social a su trabajo, encerrándolo en la esfera doméstica y bajo la dominación del marido.” (Resaltado nuestro)

Pero esta clara afirmación choca con otro planteamiento que se hace en el mismo documento:

“Es decir, a diferencia de lo que plantea el PRT de Costa Rica, para Moreno, las opresiones (de las mujeres, de los negros, de los homosexuales) son problemas culturales que tienen que ver con la superestructura y no tienen que ver con la esencia del capitalismo.” (Resaltado nuestro)

 

Como se observa, la argumentación de los compañeros y la compañera es presa de contradicciones irresolubles.

 

Otro aspecto central que aportamos es la dialéctica y complejidad entre las relaciones sociales productivas y reproductivas para comprender el maridaje entre el capitalismo y el patriarcado: “La división del trabajo de acuerdo a los patrones patriarcales sexo/género permite divisar la desigualdad en el acceso a los medios de producción y en la valorización de la fuerza de trabajo, pero también en la esfera de la reproducción social, que es tan importante como la primera para el funcionamiento del sistema de explotación-opresión capitalista patriarcal. No otra explicación tiene el hecho de que,  a pesar de la creciente feminización de la fuerza de trabajo en el capitalismo, con el ingreso masivo de las mujeres a la producción, persiste y se profundiza la desigualdad salarial por sexo en las distintas categorías ocupacionales.

Podemos a esta altura agregar además que hay un grave problema de concepción teórica en el fondo de este debate. Las y los camaradas de la dirección del MAS (de la misma forma que el SI de al LIT-CI- Nota nuestra)  tienden a entender la sociedad únicamente en cuanto a sus relaciones sociales de producción y el antagonismo de clases que de éste se deriva, elemento fundante del marxismo que desde luego compartimos, pero olvidan que la vida del obrero y la obrera no solo ocurre  en la fábrica o el establecimiento laboral (en la esfera de la producción), sino que además en parte se realiza en la esfera de la reproducción social, dónde es vital comprender como opera la opresión que acompaña al modelo de familia nuclear capitalista y sus tensiones internas y contradicciones. En fin, las y los camaradas obvian que en la sociedad operan no solo relaciones sociales para la producción, sino también son indispensables las relaciones para la reproducción social, relaciones estas últimas igualmente estructurales, que coadyuvan y garantizan el funcionamiento del sistema económico-social”. [38]

 

Nuestro planteamiento central concibe entonces la opresión de la mujer no como fenómeno meramente superestructural, pues  se asienta sobre bases materiales, estructurales, de origen milenario: la división sexual del trabajo, que existe desde el origen mismo de la propiedad privada y la sociedad dividida en clases, lo que en última instancia  moldea la superestructura y la ideología de la sociedad, dando pie al machismo y el sexismo. Esto lo explicamos comprendiendo cómo opera una estructura que desde las elaboraciones de nuestra corriente, no podemos captar en su amplia dimensión,  por la sencilla razón de  que nunca fue estudiado por Nahuel Moreno u otras y otros camaradas: nos referimos al patriarcado.

 

De este debate sobre los orígenes y los alcances de la opresión sobre las mujeres  y la naturaleza del patriarcado, se desprende toda la polémica que venimos haciendo. Y de ahí mismo se derivan otros debates. ¿Debe ser el tema de la mujer un eje fundamental en nuestra construcción? Parece que desde la dirección se camina en ese sentido, lo cuál es muy positivo, pero: ¿Debemos reivindicar la experiencia feminista? ¿En todo caso, qué feminismo reivindicamos? ¿Qué conclusiones programáticas y político-organizativas se desprenden?

 

La izquierda históricamente ha reproducido actitudes patriarcales. Y combatir esas rémoras es una de nuestras batallas. Así como hemos utilizado términos para diferenciarnos y reivindicar nuestra tradición por lo que hoy nos autodenominamos trotskistas morenistas, y no marxistas a secas. Pues, desde el PRT queremos ir más allá, escribiendo, organizándonos y luchando, reivindicándonos también feministas socialistas.

Orientemos la discusión hacia una LIT-CI Feminista Socialista

Según Lenin, “de nuestra concepción ideológica se desprenden asimismo medidas de organización” por tanto insistimos en que la cuestión de la mujer debe ser un tema de primer orden para la construcción de nuestra internacional. Cabe ahora preguntarse ¿Plantean estas diferencias entre el PRT y la dirección de la LIT choques en cuanto a los principios? ¿Los planteamientos feministas socialistas cuestionan la dictadura del proletariado?  ¿La revolución permanente? ¿La democracia obrera? ¿El centralismo democrático? ¿El internacionalismo proletario? No… pero ¿Choca con la concepción y el programa que levantamos desde la LIT-CI? Sí, en algunas cosas.

 

La discusión es rica, y desde el SI y la Secretaría de la Mujer vemos aportes muy importantes a nivel de programa, sobre la proletarización, por ejemplo y sobre nuestra moral revolucionaria relacionado  al tema de la mujer. Pero faltan políticas y medidas concretas para potenciar la participación de las mujeres en nuestras filas, y particularmente, en el liderazgo de nuestros partidos y las organizaciones de masas.

 

De tal manera reiteramos en su conjunto las tareas  que propusimos en nuestro aporte al IX Congreso Mundial de la LIT-CI DEL 2008, mediante el documento titulado: “El feminismo socialista y la revolución permanente. Orientaciones y propuestas del PRT de Costa Rica, en torno a la lucha por la emancipación de la mujer y el movimiento lésbico-gay”: 

 

“Nuestro interés no es la discusión teórica únicamente, sino hacer de la bandera del feminismo socialista una lucha central y de principios en nuestros partidos, con el fin de acercar a las trabajadoras y organizarlas. Se nos abren enormes oportunidades y debemos aprovecharlas, porque estamos convencidos/as de que si no es con el feminismo socialista, es imposible la lucha victoriosa por derribar el capitalismo. Para ello planteamos en lo inmediato algunas orientaciones concretas y políticas muy sencillas:

  • Si estamos de acuerdo en revalorar y colocar en un primer plano la cuestión de la mujer trabajadora en nuestro programa y política, consecuentemente eso debe expresarse también en materia de organización. Por ello proponemos aprobar la conformación inmediata de comisiones permanentes de mujeres y/o de diversidad sexual en todas nuestras secciones, que elaboren un programa y una política en la materia, que se exprese regularmente en los periódicos y en la actividad cotidiana de la organización, especialmente volcadas a organizar el trabajo prioritariamente sobre las mujeres trabajadoras, en los sindicatos, organizaciones barriales y campesinas, empalmando con las mujeres más oprimidas y explotadas.
  • Orientar a nuestras camaradas para que intervengan activamente en las secretarías o comisiones de mujeres de los sindicatos y otras organizaciones de masas, para potenciar la participación y captación de la mujer trabajadora en la movilización y en la organización sindical y revolucionaria.
  • Organizar frentes de lucha común con todas las agrupaciones clasistas que compartimos esa visión por la defensa de los derechos de las mujeres, gays,

lesbianas, transexuales, transgéneros, etc.

  •  Como materialistas y leninistas, al igual que procuramos profesionalizar a los elementos más avanzados de la vanguardia obrera, debemos dotar a la mujer trabajadora de condiciones materiales para que se puedan incorporar al liderazgo de las organizaciones de masas y de nuestros propios partidos. Lo anterior pasa por organizar el cuido de las niñas y los niños de manera cooperativa, para que las compañeras (alienadas  en la fábrica y sometidas a la esclavitud doméstica) tengan el espacio libre y puedan participar y asistir a las reuniones de las organizaciones de masas, del Partido y a los cursos de formación, sin las terribles limitaciones que se les imponen. Se trata de promover guarderías dónde sea posible, y de manera más “amateur”, según sea el caso, al interior de nuestros propios partidos, por más escasez de recursos que tengamos, optar por el trabajo voluntario y cooperativo de militantes varones y mujeres, especialmente jóvenes, para encargarse del cuido de las y los niños, cuando se requiera para garantizar la participación de las mujeres trabajadoras en las instancias orgánicas.”

 

Comité Ejecutivo PRT Costa Rica, 16 de octubre del 2011







[1]En una fase superior de la sociedad comunista, después de que haya desaparecido la esclava subordinación del individuo a la división del trabajo, y con ella también la antítesis entre la división intelectual y física del trabajo; una vez que el trabajo se haya convertido no sólo en un medio de vida sino en un primer deseo vital; una vez que las fuerzas productivas se hayan incrementado también con el desarrollo completo del individuo, y las fuentes de la riqueza social fluyan con mayor abundancia, sólo entonces se podrá cruzar completamente el estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad inscribirá en sus banderas: de cada cual según su capacidad, a cada cual según sus necesidades” (KM-CPG). En cuanto a la primera, señalamos que la economía mundial es una totalidad dominada por el imperialismo; que la economía de los estados obreros está supeditada a la misma y que no existen dos economías. También demostramos cómo se confirma y enriquece uno de los postulados esenciales del programa —las fuerzas productivas de la humanidad han cesado de crecer—ya que el boom de la economía imperialista desarrolla las fuerzas destructivas y somete a la inmensa mayoría de la humanidad a la miseria y la superexplotación crecientes.(APT) (…)  “las fuerzas productivas de la humanidad habían dejado de crecer bajo el imperialismo y que, como consecuencia de ello, todo desarrollo técnico no mejoraba el nivel de vida de las masas sino que, por el contrario, provocaba miseria creciente y nuevas guerras. Las fuerzas productivas, por otra parte, habían entrado en contradicción no sólo con la propiedad privada capitalista e imperialista sino también con la existencia de los estados nacionales.” (APT)

 


[2]“En la economía de los estados obreros burocratizados, el papel de la burocracia stalinista es tanto más funesto que el que desempeña en los países capitalistas. El boom económico imperialista, la reconstrucción de una economía devastada por la guerra en la URSS y en los primeros estados obreros de esta postguerra, así como las colosales ventajas derivadas de la expropiación de la burguesía y la nacionalización de la industria y el comercio exterior, le permitieron a la burocracia cumplir un rol coyuntural y relativamente progresivo durante un cierto periodo. Pero a medida que la economía del estado obrero burocratizado comienza a desarrollarse, los privilegios y la conducción totalitaria de la burocracia se volvieron cada vez más una traba absoluta, junta con “su” estado nacional, al desarrollo de las fuerzas productivas y al aumento del bienestar de los trabajadores. Llegado ese punto, que se comenzó a dar a partir del año 1974, la burocracia comienza a elaborar y a intentar aplicar planes de austeridad para superexplotar a los trabajadores. Aumentó la producción armamentista para defender sus privilegios del ataque posible del imperialismo o de otros estados obreros burocratizados, pero principalmente para defenderse de la movilización de los trabajadores. Son las únicas soluciones que encara la burocracia para superar la crisis sin salida de su economía. A este nivel, salvando coyunturas excepcionales, la burocracia es parte indisoluble de la contrarrevolución mundial como freno absoluto al desarrollo de las fuerzas productivas y como expoliador cada vez más terrible de los trabajadores.” (APT)


[3] “Empecemos por notar ingenuamente que la expresión ―ciencia social burguesa‖ (o, alternativamente, ―proletaria‖ o aun ―marxista‖) habría asombrado a Marx. La idea misma de que la investigación científico-social estuviera inevitablemente polarizada conforme a barreras de clase (o de género, o de etnia) era completamente ajena a este estupendo hijo de la Ilustración, a quien no se le ocurrió crítica más despiadada del clérigo reaccionario que fue Malthus que la de acusarle de deshonrar la ciencia:”. Puedes ver también Consideraciones sobre el marxismo occidental de Perry Anderson, pag. 101 y 102 y el video de Zizek, Examined Life.


[4] En cuanto a Lenin y el "taylorismo", basta citar estos párrafos de Las tareas inmediatas del poder soviético, de abril de 1818. "Se debe plantear en la orden del día la aplicación práctica y la experimentación del trabajo a destajo, la utilización de lo mucho que hay de científico y progresista en el sistema Taylor, la coordinación del salario con el balance general de la producción ( . . . ) Aprender a trabajar, he aquí la tarea que el poder soviético debe plantear en toda su envergadura ante el pueblo. La última palabra del capitalismo en este terreno -el sistema Taylor- al igual que todos los progresos del capitalismo, reúne en sí toda la refinada ferocidad de la explotación burguesa y muchas valiosísimas conquistas científicas concernientes al estudio de los movimientos mecánicos durante el trabajo, la supresión de movimientos superfluos y torpes, la elaboración de los métodos de trabajo más racionales, la implantación de los mejores sistemas de contabilidad y control, etc. La República Soviética debe adoptar, a toda costa, las conquistas más valiosas de la ciencia y de la técnica en este dominio. La posibilidad de realizar el socialismo quedará precisamente determinada por el grado en que logremos combinar el poder soviético y la forma soviética de administración con los últimos progresos del capitalismo. Hay que organizar en Rusia el estudio y la enseñanza del sistema Taylor, su experimentación y adaptación sistemáticas."


[5] El feminismo socialista y la revolución permanente.


[6] Documento presentado por la compañera Patricia Ramos Con, con ocasión de la Conferencia de Mujeres Radicales


[7] "Tomemos la religión o la falta de derechos de la mujer o la opresión y la desigualdad de derechos de las nacionalidades rusas. Todos estos son problemas de la revolución democrático burguesa. Los agentes vulgares de la democracia pequeño-burguesa pasaron ocho meses hablando de ellos; ninguno de los países más avanzados del mundo resolvió, hasta el fin, estos problemas en el sentido democrático burgués. En nuestro país, la legislación de la Revolución de Octubre los resolvió hasta el final." Lenin, V.I. En ocasión del cuarto aniversario de la Revolución de Octubre, publicado en Pravda, el 18 de octubre de 1921.


[8] Mujeres Trabajadoras y Marxismo. P. 44.


[9] Mujeres trabajadoras y Marxismo. P. 45.


[10] Entendemos  el término género como la construcción social alrededor de la diferencia sexual, lo que impone roles sociales que implican poder, dominación y-o subordinación, según sea el caso en la jerarquía patriarcal.  La opresión patriarcal opera en múltiples determinaciones, opera contra las mujeres en virtud de su sexo, como opresión hetárea contra las y los niños y jóvenes, contra las personas que no aceptan los roles de género impuestos por el patriarcado (macho dominante versus  hembra sumisa, por ejemplo), y contra las personas que no se ajustan al heterosexismo compulsivo: lesbianas, gays, bisexuales, transexuales. 


[11] Engels, Federico. El origen de la familia, la propiedad privada y el estado.  Disponible en: http://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/index.htm


[12] La exclusión progresiva, primero de los parientes cercanos, después de los lejanos  y, finalmente, de las personas meramente vinculadas por alianza, hace imposible en la práctica todo matrimonio por grupos; en último término no queda sino la pareja, unida por vínculos frágiles aún, esa molécula con cuya disociación concluye el matrimonio en general. Esto prueba cuán poco tiene que ver el origen de la monogamia con el amor sexual individual, en la actual concepción de la palabra. ( Engels, op.cit.)

[13] El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuñó también las riendas en la casa; la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción (Ibíd).


[14] Ramos Patricia “La revolución socialista será feminista... o no será”, 11-10-2008. Edición digital: http://www.aporrea.org/ideologia/a65444.html

[15] Es preciso advertir que Engels afirma que la “igualdad” de la mujer  con respecto al hombre son y seguirán siendo imposibles mientras permanezca excluida del trabajo productivo social y confinada dentro del trabajo domestico, que es un trabajo privado . Y aunque el autor señala que el ingreso de la mujer al mundo laboral es una condición para su liberación,  ciertamente ese paso es progresivo, pero también muy relativo, pues obvia  elementos tales como la forma en que el trabajo domestico impago permite la extracción de plusvalía, obvia la generación de la doble jornada de trabajo de la mujer y otras condiciones, que como analiza Patricia Ramos al ingresar a la esfera productiva, lejos de resolver o siquiera aliviar su opresión, la mujer trabajadora sufre aún más, por partida doble la opresión y la explotación : “(…) el capitalismo es un sistema terriblemente contradictorio, con tendencias cada vez más destructivas, en el marco de la decadencia imperialista. La lógica de hierro del capitalismo es simple: obtener la mayor ganancia posible para los capitalistas. De manera que los grandes avances del capitalismo en la producción de riquezas, en el desarrollo de la ciencia y la técnica, que podrían llevar a la emancipación total de las mujeres y acabar con todas las desigualdades, están al servicio de una minoría  de grandes capitalistas y trasnacionales que concentran cada vez más los enormes recursos, que son fruto de la producción social. Así las cosas, paradójicamente, la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, implica más bien nuevas y más pesadas cadenas sobre las mujeres trabajadoras, sometidas a una explotación cada vez más brutal como asalariadas, siendo los contingentes más mal pagados y sometidos a condiciones de trabajo deplorables en todo el orbe, al mismo tiempo que siguen atadas a la esclavitud del trabajo doméstico impago” (Ramos, op. cit.).


[16] Young, Iris.  Marxismo y feminismo, más allá del "matrimonio infeliz" (una crítica al sistema dual) En: El cielo por asalto, Año II, Nº4, Ot/Inv. 1992.  Disponible en: http://www.cnm.gov.ar/generarigualdad/attachments/article/196/Marxismo_y_feminismo_Mas_alla_del_matrimonio_infeliz.pdf

 


[17] Trotsky, Leon. El nuevo curso: Problemas de la vida cotidiana. Edición digital: http://grupgerminal.org/?q=node/184


[18] Carta de la dirección del MAS al PRT del 12 de junio del 2011: Sobre el debate teórico programático.


[19]  Carmen Carrasco y Mercedes Petit, Mujeres Trabajadoras y Marxismo, trabajo realizado bajo la conducción de Nahuel Moreno


[20]  Respuesta del PRT al MAS sobre el ecosocialismo y el feminismo socialista


[21] Carmen Carrasco, y Mercedes Petit, Mujeres Trabajadores y Marxismo, Ediciones Marxismo Vivo, pag 88, texto elaborado bajo la conducción de Nahuel Moreno.


[22] idem


[23] Intervención de Nahuel Moreno en la instalación del congreso de la FB (1980), citado en Mujeres Trabajadoras y MArxismo, pag 131


[24] Respuesta del PRT al MAS sobre el ecosocialismo y el feminismo socialista


[25] Las tareas del trotskismo entre las mujeres.


[26] Clara Zetkin, Discusiones con Lenin


[27] Tesis para la propaganda entre las mujeres, Tercer Congreso de la III Internacional


[28] Las tareas del trotskismo entre las mujeres.


[29] Clara Ztkin, Conversaciones con Lenin


[30]  Mujeres trabajadoras y marxismo, pag 106


[31] Métodos de acción sobre las mujeres, Tercer Congreso, Tercera Internacional


[32] Tesis XXIX, Actualización del Programa de Transición


[33] Esta situación ha de reflejar la situación de otros países, en el caso de Costa Rica, muchas de las empleadas domésticas son migrantes nicaragüenses.


[34] “Se forman grupos de discusión sobre los diversos temas relacionados a la mujer y, al final, hay una gran marcha por las calles de la ciudad y se leen las conclusiones, que son la suma de todas las propuestas, porque no se vota nada. Y, por fin, se decide –nadie sabe mucho cómo se hace- dónde será el próximo Encuentro”.


[35] Trotsky. “PROGRAMA DE TRANSICIÓN: LA AGONÍA DEL CAPITALISMO Y LAS TAREAS DE LA IV INTERNACIONAL. Edición digital M.I.A.: http://www.marxists.org/espanol/trotsky/1938/prog-trans.htm


[36] Comité Ejecutivo del Partido Revolucionario de las Trabajadoras y los Trabajadores (PRT) de Costa Rica: “Nuestra definición feminista socialista: La relación de interdependencia entre el capitalismo y el patriarcado exige un programa obrero, feminista socialista”, agosto 2011


[37] En el BDI 9 con la 1) La revolución socialista será feminista o no será…, y en el BDI 16 con la 2) Crítica al documento del IX Congreso Mundial de la LIT-CI sobre la cuestión de la mujer “Ganar a las mujeres para el partido y la revolución…” Acabando con las rémoras patriarcales en nuestra Internacional y 3) Nuestra definición feminista socialista: La relación de interdependencia entre el capitalismo y el patriarcado exige un programa obrero, feminista socialista”


[38] BDI Nº 16. “Nuestra definición feminista socialista: La relación de interdependencia entre el capitalismo y el patriarcado exige un programa obrero, feminista socialista” PRT Costa Rica